Entre tantos problemas económicos y sociales que padecen los mexicanos, la 4T y Morena están abocados a la promoción de la conflictiva y baladí Revocación de Mandato. Lo hacen hasta el punto de trastrocar leyes que ellos mismos promulgaron hace unos cuantos meses. El 17 de marzo de 2022 se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el “DECRETO por el que se interpreta el concepto de propaganda gubernamental, principio de imparcialidad y aplicación de sanciones … de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales … y de la Ley Federal de Revocación de Mandato”.
Este decreto refiere a la Ley Federal de Revocación de Mandato (LFRM) publicada en el DOF el 14 de septiembre de 2021 (habiendo mayoría de diputados afines a la 4T y al presidente Andrés Manuel López Obrador), específicamente al Artículo 33 que estipula que “…deberá suspenderse la difusión en los medios de comunicación de toda propaganda gubernamental de cualquier orden de gobierno”, enseguida la misma ley especifica las excepciones “…sólo podrán difundir las campañas de información relativas a los servicios educativos y de salud o las necesarias para la protección civil.” El nuevo DECRETO dice que: 1. “no constituyen propaganda gubernamental las expresiones de las personas servidoras públicas”; 2. “Tampoco constituye propaganda gubernamental la información de interés público … que deba ser difundida bajo cualquier formato por las personas servidoras públicas” 3. el principio de imparcialidad en el uso de recursos públicos se reduce a las actividades “reuniones públicas, asambleas, marchas y, … actos que impliquen apoyo…” y 4. “Las sanciones aplicables a las autoridades o personas servidoras públicas deberán ser aplicadas bajo el principio de estricto derecho.” Es decir, que los funcionarios del gobierno pueden hacer proselitismo a favor del presidente en el proceso de Revocación del Mandato con los programas gubernamentales y no serán sancionados por ello.
El abuso de la fuerza y el poder del estado para inducir el voto a fin de retener el poder político en México ha sido un problema. El presidencialismo mexicano implicó una concentración de poder tan grande en el ejecutivo, que ha sido necesario acotarlo con regulaciones e instituciones que sirvan de contrapeso para poder hablar de un estado democrático en México, aunque sea en la forma. Si la tentación de retener el poder político por la fuerza es de por sí grande porque conlleva privilegios, en México esta tentación es mayor porque la enorme desigualdad económica conlleva, de un lado, mayores privilegios para los poderosos y, de otro, halla en la pobreza un sustrato inmejorable para la manipulación electoral.
Por eso, el decreto citado representa un retroceso pues permite dar rienda suelta al uso electoral de los programas gubernamentales y de todo el poder del estado para manipular a los votantes de manera legal. Aunque siempre han estado presentes, con la Revocación de Mandato, se ha puesto en marcha de un modo escandaloso las peores prácticas de manipulación electoral desde el mismo gobierno. Y ahora lo hacen con el respaldo de la ley. Las prácticas que antes señalaba buena parte de los integrantes de Morena con dedo flamígero, hoy las reproduce el gobierno de la 4T sin ambages. Así hacen gala de la doble moral de los peores demagogos.
Pero estas acciones están logrando quitar el velo y mostrando el verdadero rostro de Morena. La grotesca propaganda que los secuaces a sueldo de AMLO hacen de este proceso, revela la concepción que tienen y el papel que le reservan al pueblo en su mal llamada transformación de la sociedad mexicana. Dice la propaganda de AMLO que hay que salir a votar porque si él se va, ya no habrá ni becas ni apoyos ni pensiones ni nada; que regresarán los corruptos de siempre (¡que mejor se queden los nuevos!); etc. La propaganda insinúa que las mayorías son una masa incapaz de conocer y defender sus derechos, que requiere de un mesías que nos ha de redimir. A AMLO, a Morena y a la 4T hay que exigirles respeto y trato digno para los mexicanos; hay que repetirles que las becas, apoyos y pensiones son derecho de los mexicanos porque son quienes han producido esas riquezas; que no son dádivas de nadie, mucho menos del gobierno en turno que no los ha creado. Los mexicanos debemos unirnos, organizarnos, con la conciencia de que es ahí donde radica la fuerza con que podamos exigir una verdadera transformación.
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