El 30 de enero de 1933, el presidente Paul von Hindenburg nombró a Adolfo Hitler canciller de Alemania. El cargo de canciller equivalía y equivale todavía en Alemania, poco más menos, al cargo de Primer Ministro que existe en otros países en los que el rey o reina o el presidente, sólo representan al Estado, pero el que desempeña las labores y toma las decisiones del gobierno, es el primer ministro o, en el caso que comento, el canciller. Ese día empezó la dictadura del Partido Nacionalsocialista y de Hitler que sólo terminaría con la entrada del victorioso Ejército rojo a Berlín en abril de 1945.
Las aterradoras acciones de gobierno de Hitler y su partido que costarían 60 millones de vidas, iniciaron pronto. En el mes de marzo, menos de un mes después del ascenso de Hitler al poder, la denominada Unión Estudiantil Nacionalsocialista inició una campaña denominada “Acción contra el espíritu antialemán” en contra de los que ellos consideraban escritores judíos, pacifistas y marxistas y que, según el criterio de los ideólogos de los estudiantes, atacaban lo que consideraban sagrado que era el “espíritu alemán”. ¿Era eso el ideario de Hegel o el de Feuerbach? ¿Las obras completas de Adolfo Hitler que empiezan y terminan en “Mi lucha”? Nadie lo sabe a ciencia cierta ya que los militarotes fascistas lo diseñaron a su criterio y conveniencia, bastaba con que a un libro o a una persona la acusaran de atacar el “espíritu alemán” para que su obra y su vida corrieran peligro y, en no pocos casos, se le destruyera a la una y se asesinara al otro.
La campaña de “limpieza” de conocimientos tuvo su inicio más sonado el 10 de mayo de ese año de 1933 en la plaza conocida como Opernplatz, que está frente a la famosa Universidad Humboldt de Berlín, se hizo una pira con libros, un escalofriante evento que detonó la quema de libros de los autores censurados en 21 universidades alemanas. A partir de ese momento, el pueblo alemán sólo podía tener conocimiento de lo que autorizaran los fascistas. Ya un hombre genial, varios siglos antes, había denunciado ante el mundo de su época y ante el mundo futuro, la peligrosa amenaza de los censores del conocimiento, cuando el ama y el cura, la superstición y el poder, tiraron al fuego muchos de los libros del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha.
Aunque estos sucesos conmovieron al mundo de 1933, la opinión pública estaba lejos de concluir que ellos conducirían en final de cuentas a la muerte de 60 millones de seres humanos. La gente no calibró debidamente el peligro que significaban Hitler y el fascismo. Con seguridad que a ello contribuyeron las élites del Reino Unido y Francia que encabezaron la llamada “política de apaciguamiento” mediante la cual hacían creer a los trabajadores de Europa y el mundo que permitiendo que los hitlerianos se engulleran a Austria y a Checoslovaquia, se saciarían las ambiciones expansionistas del fascismo alemán. Los pueblos de Europa y del mundo no imaginaron que esas quemas de libros eran el huevo de la serpiente que invadiría Francia, los Países bajos, Europa Oriental y la Unión Soviética hasta llegar a las puertas de Moscú.
Los grandes problemas siempre empiezan pequeños. Es, por tanto, de fundamental importancia advertir al pueblo sobre las consecuencias previsibles. Julius Fucik, el héroe Checoslovaco de la lucha popular contra el fascismo, escribió: “Hombres, os he amado. ¡Estad alerta!”. En efecto, estemos. En Chimalhuacán acaba de tener lugar un atentado del gobierno contra quienes hacen cultura. No le quitaron a Xóchitl Flores Jiménez, la presidenta municipal morenista, el sueño, los que roban su dinero y sus pertenencias a los hombres y mujeres que van a trabajar oscuro todavía, ni los violadores, ni los que piden dinero a los policías para conservar su puesto, le interesó prioritariamente agredir a unos pacíficos estudiantes y maestros que intentan hacer cultura, es decir, la comunidad de la Escuela de Bellas Artes, de Chimalhuacán. Curiosa la prioridad ¿no cree usted?
El pasado miércoles 22 de junio un comando de policías municipales armados se presentó en el domicilio de la Escuela de Bellas Artes “Víctor Puebla” acompañado de varios funcionarios del Ayuntamiento de Chimalhuacán y amenazó con desalojar por la fuerza a profesores y estudiantes que ahí se encontraban laborando si no abandonaban el inmueble de inmediato. Los diligentes servidores públicos que acompañaban a los policías son el director de Desarrollo Urbano, el secretario técnico, el primer síndico, el director de gobernación, el contralor, el director jurídico “Consultivo” y el director de la escuela “Taller del Cantero”.
Los uniformados y sus acompañantes morenistas con cargo administrativo no llevaban y, por tanto, no presentaron ninguna orden de desalojo firmada por algún juez competente como lo estipula claramente la ley que todavía nos gobierna, ni siquiera, para taparle el ojo al macho, los acompañaba algún empleado de algún juzgado. Nada. Se trató, simple y llanamente de un acto de fuerza que configura claramente un delito de despojo. Afortunadamente existen numerosos videos y fotografías que dan cuenta puntual del indignante hecho.
Es muy importante agregar que la comunidad estudiantil y magisterial de la Escuela de Bellas Artes “Víctor Puebla” no llegó a apoderarse del inmueble en el que se encontraban trabajando, un día antes, ni la semana pasada, ni siquiera el año pasado, ocupaban el inmueble y le daban resultados a la población de Chimalhuacán desde hace más de diez años y no entraron a ocuparlo mediante algún acto de fuerza o sigilosamente en horas de la noche; estaban ahí porque contaban con un permiso de la autoridad municipal.
¿Cómo no acordarse ahora de uno de los grandes humanistas que en el mundo han sido? de Heinrich Heine quien, allá por 1820, escribió en su gran tragedia “Almansor”: “Sólo fue un preludio. Allí donde se queman libros, se queman también personas”. Pero así como los nazis no tenían como meta última los anaqueles vacíos de las bibliotecas, sino los brazos y la energía creadora de miles de millones de seres humanos y el aprovechamiento de los inmensos recursos naturales del mundo entero, así los morenistas del ayuntamiento de Chimalhuacán que encabeza Xóchitl Flores Jiménez, van en pos de algo más material y redituable que la represión a la cultura. Es un secreto a voces en el municipio que poco más de mil metros cuadrados de un área de donación en Acuitlapilco, ya fueron convertidos en lotes urbanos y vendidos al mejor postor. Ítem más, se dice que ese destino tendrán en fecha próxima lotes baldíos o que han dejado de pagar sus impuestos, porque los morenistas husmean cuidadosamente en catastro y en las oficinas recaudadoras para localizar terrenos de los que puedan apoderarse. Chimalhuacanos, ¡estad alerta!
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