De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la inflación general en México se ubicó en 4,64 % a tasa anual en el mes de agosto. El Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), presentó una variación de 0.55 % respecto al mes septiembre. Se trata del aumento más alto a tasa mensual para el mes de agosto desde 2021, impulsado principalmente por los incrementos de precios de los alimentos, los energéticos y la educación.
En el caso del estado de Durango, llegaron a estar con una inflación del 15 %, debido a que se presentaron diferentes situaciones que influyeron en el incremento al presentarse cierre de carreteras, riesgos de operación y flujos de transporte elevo mucho más los costos. Los precios de los diferentes productos son casi inalcanzables para las familias. Los comerciantes siguen comprando mercancías a un alto precio debido a los altos costos que pagan por los fletes.
Ante los graves problemas que vive el país, los únicos culpables son el Gobierno de la república y su partido Morena. Son ya cinco años de tropiezos, la tragedia en salud, la educación atrapada por una pésima estrategia de contención de la pandemia, pérdida de empleos, falta de servicios, una economía estancada, poca inversión y por lo tanto cero desarrollo, y para acabar el conteo (o el sexenio) “bien”, ahora se suman los desastres naturales.
El presidente López Obrador, como es bien sabido, tiene magníficas relaciones con los grandes magnates y que a pesar del desastre económico que sufre México, las principales fortunas siguen creciendo; mientras los trabajadores buscan cómo sobrevivir, la alta burguesía tiene a salvo su riqueza y está en franco crecimiento.
AMLO tiene magníficas relaciones con los grandes magnates, y a pesar del desastre económico que sufre México, las principales fortunas siguen creciendo.
Los grandes industriales y financieros, presionan para que no aumenten los salarios y que los precios de los principales productos que consume la población no tengan control, ellos presionan para que disminuya el gasto público destinado a la clase trabajadora, menos apoyo para vivienda, salud, educación, etcétera.
La 4T es un Gobierno sometido a los intereses del gran capital, juega el mismo papel que los gobiernos anteriores, está obligado a despedir en masa a trabajadores de diversas Secretarías Federales, fideicomisos, adelgazar el aparato de gobierno hasta hacerlo inútil; a eso le llaman política de austeridad.
La austeridad es reducir el gasto público, sobre todo a los recursos que se destinan para beneficio social.
Las grandes decisiones políticas o de política económica no las toma el presidente de la república: intervienen los dueños de las principales fortunas del país; son ellos los que dictan el rumbo que debe seguir el gobierno en turno y por lo tanto el país entero.
A poco menos de un año para que se termine el sexenio actual, graves problemas se viven en el país; todos estos años son tropiezos tras tropiezos; las crisis se ahondaron aún más.
La inflación imperante pega directamente a la escasa economía de las familias trabajadoras; por ello es indispensable que se implementen medidas o programas urgentes en apoyo tanto de comerciantes y pequeñas empresas, como las familias menos favorecidas, pues son los principales afectados de los incrementos en los precios de la canasta básica, que empeoran aún más su economía y su calidad de vida.
A un país que ya padecía los estragos de la concentración de riqueza en pocas manos, se tienen que cambiar las políticas sociales, pero no será posible con un Gobierno como el de López Obrador que, aun en las peores tragedias como en el caso de Acapulco, ve una oportunidad para su discurso demagógico y electoral en vez de tomar una actitud de obligación; de construir una sociedad sin pobreza, justa, con riqueza compartida y por lo tanto pacífica. Llegar a un gobierno así, es una tarea aún pendiente y cada vez más urgente para todos los mexicanos.
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