Los precios de las mercancías dependen del valor de la fuerza de trabajo que se invierte en su producción, esto lo demuestra ampliamente Carlos Marx en su grandiosa obra El Capital. Por otra parte, la riqueza de un país no es obra de autoridad alguna, sino del trabajo conjunto de todos sus ciudadanos, por eso, cuando se disminuye por decreto el precio de un producto por órdenes de las autoridades, significa que estas los están subsidiando y la diferencia será pagada con recursos del pueblo.
Pongamos por ejemplo el gas LP, tema que ahora está de moda por lo caro que es y por el anuncio del Presidente de México de vender el “Gas Bienestar”.
Si el tanque de 30 kilogramos de gas cuesta normalmente 800 pesos y las autoridades reducen ese precio a 500, entonces la diferencia que es de 300 pesos que será cubierta con el erario público. Esto es así porque el valor de los objetos no cambia por una decisión política, en consecuencia, si el estado interviene para disminuirlo gastará dinero público en cubrir esa diferencia, teniendo como fuente los impuestos en el que contribuimos todos los mexicanos.
Según el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), su gasera dará un precio más bajo al del mercado nacional, pero a los gaseros no les preocupa mucho declarando que “no es competencia desleal”, lo que significa que habrá diferencia tan sólo de unos cuantos pesos, demostrando por enésima ocasión el populismo del gobierno de Morena al que no le importa la hacienda pública con tal de elevar su rating, (muy en picada, por cierto), que acude a cualquier argumento para seguir engañando al pueblo como sucederá con esta iniciativa y desde el poder seguir procurando su capital político-económico a través de las trapacerías muy utilizadas por los gobiernos anteriores a quien dice combatir.
Así, la 4T resultó ser un fraude, puesto que no ha acabado con la corrupción, no bajó la gasolina, no tenemos un mejor sistema de salud (como el noruego), sigue el crimen organizado haciendo de las suyas (pues no se han cambiado las armas por tractores), no ha disminuido el huachicol (muy al contrario, se registra un muy notable incremento), no hizo valer su autoridad de presidente de México ante sus homólogos de Estados Unidos, principalmente contra Trump, etc.
Ahora tenemos que el presidente resultó ser todo lo contrario al candidato, porque a tres años del ejercicio del poder federal nada ha cambiado y se empecina en mantenerse en el poder a como dé lugar; mientras el pueblo sigue tolerando abusos y violaciones sistemáticas de las leyes del país.
Por esto, los mexicanos debemos ser críticos, analíticos y evaluar en sus justos términos el desempeño de López Obrador como jefe máximo de nuestro país y que entendamos que la economía nacional no se maneja con ocurrencias, como la del Gas del Bienestar, sino que es urgente se implemente un proyecto distinto de nación que contemple empleo para todos, con salarios que alcancen para cubrir las necesidades de las familias, con el cobro de impuestos progresivos, donde paguen más los que más ganan y con la creación de obras de alcance social que detonen el desarrollo en las localidades; es decir, con acciones razonadas que detengan al populismo de AMLO.
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