“[…]ven,
no sufras,
ven conmigo,
porque aunque no lo sepas,
eso yo sí lo sé:
yo sé hacia dónde vamos,
y es ésta la palabra:
no sufras
porque ganaremos,
ganaremos nosotros,
los más sencillos,
ganaremos,
aunque tú no lo creas,
ganaremos.”
A la luz de la angustiante realidad social del país y del mundo, bien vale la pena una reflexión sobre el mensaje de esperanza y aliento, en estos versos del poema Oda a los hombres sencillos de las Odas Elementales, que el poeta chileno Pablo Neruda, escribió entre 1954 y 1962, periodo en que se forjó una visión del mundo, por un lado, idílica de los países socialistas y, por otro, de empobrecimiento generado por el mundo burgués, en América y en algunas partes de Europa. Pongámonos en contexto.
Según el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), durante ocho meses la inflación superó ya el 7 por ciento, y en junio vimos la tasa anual más alta en 21 años, 7.99 por ciento. Aunque la realidad es más cruda de lo que estos datos dicen, pues en la canasta básica el aumento fue casi del doble, por ejemplo, en alimentos alcanzó 14.3 por ciento de tal forma que, actualmente, el 38.8 por ciento de la población percibe un ingreso insuficiente para adquirirla, mientras que antes de la pandemia, el porcentaje era de 36.6 por ciento.
Ante esto, la Cepal sostiene que, debido a los efectos de la inflación, este año la pobreza en México crecerá 2.3 por ciento, lo que representa 2.5 millones de personas; en cuanto a la violencia, las cifras crecen escandalosamente, pues de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), durante los tres años y medio de esta administración federal, se han rebasado los 120 mil asesinatos; y finalmente, la pandemia por covid-19 en su quinta ola, sigue rompiendo récord en cifras, tanto de contagios como de fallecimientos, pues el pasado miércoles 29 de junio, México superó los seis millones 300 mil contagios y 326 mil muertes a causa del virus, esto de acuerdo con las cifras de la Secretaría de Salud.
Resumiendo. La inflación afecta más a los pobres, quienes perciben un salario fijo que no se ajusta a ella, pues el salario mínimo, que aumentó 15 por ciento, pasando de 123 a 141 pesos, queda nulificado, en cambio los empresarios, cuyo ingreso es variable, se recuperan elevando los precios; en el caso de la violencia, hay un promedio de 2 mil 896 personas asesinadas cada día; y en el caso del Covid-19, estamos en la etapa más alta de la quinta ola, las muertes seguirán acumulandose y la crisis seguirá agravándose.
Estos fenomenos descritos nos dicen, desde mi modesto punto de vista, básicamente dos cosas; primero, que quienes sufren los efectos más graves y severos son los pobres de nuestro país, que desafortunadamente son la inmensa mayoría; segundo, que nuestros gobernantes y los grupos políticos en general, pudiendo hacerlo, no han implementado políticas públicas eficientes para constrarrestar los daños, o, cuando menos, disminuir los efectos.
En este sentido, importa poner los pies sobre la tierra. Si hubiera indicios de que el Gobierno federal intenta corregir las fallidas políticas públicas, emanadas a su vez de un análisis incorrecto de la realidad mexicana, con la aplicación de medidas serias de combate a estos problemas que se han agravado en este entorno de crisis mundial, podríamos esperar a que la experiencia, el tiempo y las condiciones internacionales y nacionales sean propicias, para que haya mejoría en el mediano y largo plazo.
Pero es evidente que no se vislumbra, por parte del gobierno ni de los políticos actuales, que, al perder su capital electoral, dieron espacio a que el morenismo esté destruyendo lo poco que funcionaba en nuestro país, sin que atinen a realizar una crítica valiente y decidida, pero sobre todo que estén proponiendo algo que pueda por lo menos combatir a la 4T dándole a los mexicanos indicios de que han decidido corregir y prensentar a nuestros pueblos un proyecto progresista.
En ese sentido, aunque pobre y humilde parezca y sea, la lucha del Movimiento Antorchista que durante 48 años ha combatido los males aquí descritos, ha marcado la ruta por la cual se debe formar a los nuevos políticos, que no es otra manera que coronando los resultados de varios años en que con gestiones, mítines y marchas, hemos ido formando líderes populares en pueblos y colonias de todo el país. Para muestra un botón: en días recientes, inauguramos el alumbrado público de las calles de la segunda sección en Santa María del Rosario y la construcción del techado de la explanada de la escuela primaria “Amado Nervo”, en Guadalupe Nuevo Tenochtitlán, Putla; ambos, producto única y exclusivamente, de la labor de conscientización que hemos hecho durante tantos años para que el pueblo pobre de la mixteca de Oaxaca, como del país, luche decididamente porque los gobiernos inviertan en obras que mejoren las condiciones de los más humildes.
Pero hoy se requiere un cambio radical del estados de cosas, lo cual solo es posible mediante una revolución social, pero no el sentido prágmatico de la palabra, sino, como dijera Marx: “toda revolución cancela la vieja sociedad; en este sentido, toda revolución es social. Toda revolución derroca el Poder antiguo, y al hacerlo, toda revolución es política”. Esto solo será posible con la unión de todas las fuerzas progresistas del país y el Movimiento Antorchista Nacional sigue invitando a todos los pobres de la patria a que hagamos consciencia de nuestra cruda realidad y, aunque los resultados nuestros sean humildes, la organización de los pobres de México será, tarde que temprano, un partido político y, entonces, ganaremos los más sencillos, aunque tú no lo creas, ganaremos.
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