Apoyar a Morena en los próximos comicios electorales después de lo que hemos visto en poco más de dos años de la administración de Andrés Manuel López Obrador, sería sin duda el aceleramiento a un desplome más hondo del país en prácticamente todas las aristas sociales, económicas y políticas.
El pronóstico hecho por antorcha se cumple tal vez más pronto de lo esperado por los efectos de la pandemia: desempleo, inseguridad, corrupción, baja inversión extranjera directa, sistema de salud deficiente. Los fracasos de la administración se fundan en un mal diagnóstico de las causas de la pobreza, la madre de todos los malos.
Entre una de sus principales promesas de AMLO fue terminar con la corrupción, mismo que le permitiría recabar alrededor de 500 mil millones de pesos que usaría para reforzar el presupuesto federal y entregarlo de forma directa a los pobres. Por una lógica razón esto no ha sucedido. Por el contrario los organismos encargados de medir los índices de corrupción afirman que la corrupción ha crecido.
e-consulta Tlaxcala, en su edición del 2 de marzo, Miguel Ángel Meléndez Nava titula un artículo “Se cae la credibilidad de AMLO y la 4T aumentos en cascada” en el cual dice: “La Auditoria Superior de la Federación, saco a la luz pública que el gobierno que no roba y no miente tubo una alteración del costo de la cancelación de la obra de lo que iba a ser el nuevo aeropuerto internacional de México por más de 3.3 veces (…) traducido en pesos son miles de millones de pesos que regalaron o desaparecieron…” . Una perla más respecto a la corrupción del gobierno de la no corrupción. Dice Meléndez Nava: “los famosos ciervos de la nación, esos angelitos del gobierno federal, se embolsaron muy calladamente y a la discreción 561 millones de pesos, solo que su contratación, su registro y comprobación en 2019, no está justificado, y Hacienda no hace, ni dice nada lo que ha creado muchas dudas, y un gran desfalco en el erario público, de ahí que la pregunta es, ¿son necesarios estos, promotores del voto, camuflajeados como servidores de la nación?” Que le parece querido lector.
No es difícil encontrar los múltiples actos de corrupción en los que se ve inmiscuido el actual gobierno. Ante tal realidad es necesario preguntarnos ¿Por qué no puede el gobierno actual terminar con la corrupción? ¿Cómo se puede realmente debilitar la corrupción gradualmente hasta reducirla al mínimo? En primer lugar es importante definir en su concepto exacto lo que es la corrupción. Según el ingeniero Aquiles Córdova Morán, secretario general del Movimiento Antorchista Nacional, considerado uno de los hombres más cultos de México y América Latina dice en su artículo de fecha del 17 de febrero: “la corrupción es, siempre y en todas partes, desplazamiento, redistribución ilegitima de la riqueza previamente creada, nunca, por ningún lado se ve que la corrupción reparta o redistribuya riqueza creada por ella misma. Para que exista corrupción tiene que haber primero riqueza. La mordida y el moche trasladan riqueza del bolsillo de los ciudadanos a los del policía y del funcionario corruptos; el peculado traslada dinero del erario, delos impuestos pagados por los ciudadanos, a manos de los funcionarios que lo hurtan; las ayudas de los gobiernos a la empresa privada para engordar sus rentas, reparte empresas nacionales que ya existían, recursos naturales que existían miles de años antes o formas virtuales de extraer rentas del público para entregarlas a los buscadores de rentas.
Al mismo tiempo ACM expone muy claramente la solución del problema: La corrupción, pues, no es una variable independiente sino derivada de la preexistencia y acumulación de la riqueza creada por los obreros en las fábricas del capitalista y por los campesinos. Nace de la exagerada e irracional concentración de la riqueza así producida en unas cuantas manos, mientras la inmensa mayoría de la población apenas tiene o indispensable para no morir de inacción. De aquí, el afán de acumulación y de lucro que el sistema misma inocua en el alma de todos, nace la tentación de abusar del cargo o del prójimo para hacerse rico a como dé lugar, para igualarse con los millonetas, que son el modelo de éxito y de ciudadano en el mundo capital. El remedio está a la vista: reparto equitativo de la renta nacional, o como dice Stiglitz, hacer funcionar correctamente la productividad marginal. No luchar anticorrupción, que es luchar contra molinos de viento, sino por la redistribución de la riqueza social en bien de todos.
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