Los fenómenos meteorológicos son cada vez más extremos y los niveles del mar están subiendo. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la Organización de las Naciones Unidas, ha señalado que “entre 1880 y 2012, la temperatura media mundial aumentó 0,85 grados centígrados” y agrega la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) que la temperatura en México ha aumentado 1.4 grados en 2020, es decir, en el país se ha incrementado más rápido la temperatura que en el resto del planeta; las continuas emisiones de gases de efecto invernadero, provocarán que la temperatura mundial supere los 1,5 grados centígrados, incremento que provocaría como lo señalan los Expertos sobre el Cambio Climático que “los océanos se han calentado, la cantidad de nieve y de hielo ha disminuido, y ha subido el nivel del mar. Entre 1901 y 2010, el nivel medio del mar aumentó 19 cm y “Se prevé una elevación media del nivel del mar de entre 24 y 30 cm para 2065 y entre 40 y 63 cm para 2100”. Los países de todos los continentes están siendo afectados por el cambio climático; se está afectando a las economías nacionales y, por supuesto, también a la vida de millones de personas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), el 11 de marzo de 2020 declaró que la COVID-19 podía considerarse una pandemia; a casi un año de esta afirmación, el panorama ha sido devastador; la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ha registrado a diciembre de 2020, que del 8,4% de la población mundial que vive en estos países, “se concentraban en ella el 18,6% de los contagios acumulados de COVID-19 y el 27,8% de las muertes causadas por esta enfermedad”. La CEPAL afirma que en “América Latina y el Caribe, el 81% de la población vive en localidades clasificadas como urbana, lo que la convierte en la región en desarrollo más urbanizada del mundo”; las Naciones Unidas en 2019, destaca a la región por su “metropolización”, pues el 35% de la población vive en ciudades de 1 millón de habitantes o más, y existen cinco megalópolis con 10 millones de habitantes o más, (Buenos Aires, Ciudad de México, Lima, Río de Janeiro y São Paulo). A julio de 2020, se estimaba que más del 90% de los casos informados de coronavirus en el mundo, correspondían a zonas urbanas (Naciones Unidas, 2020). Esto constituye un importante factor de riesgo, pues el COVID-19 se transmite más rápidamente en contextos de alta densidad demográfica, como los urbanos y metropolitanos.
El cambio climático manifestado en los fenómenos meteorológicos extremos y la COVID-19, están impactando económicamente en las zonas urbanas pobres y densamente pobladas, colocando a la población en vulnerabilidad y con casi nula capacidad de respuesta ante cualquier evento que se manifieste por estos dos factores; la CEPAL explica esto dado a que en América Latina, el porcentaje de pobreza extrema había aumentado del 7,8% al 11,3% de la población y la pobreza, del 27,8% al 30,5% y ha estimado que el PIB del conjunto de las economías de América Latina y el Caribe caerá un 7,7%, y la tasa de desocupación aumentará 2,6 puntos porcentuales. Esta fuerte recesión económica supondrá un empeoramiento de las condiciones de vida, así como sustanciales aumentos de la desocupación laboral, la pobreza y la desigualdad.
En el estado de Veracruz la Secretaría de Protección Civil a través de la Dirección General de Prevención de Riesgos, ha declarado que “de acuerdo al Calendario de Temporadas y Fenómenos Meteorológicos, la temporada de estiaje en la entidad veracruzana inicia el 1º de Febrero y termina el 31 de mayo”, con posible riesgo a que se alargue, emitiendo a 18 municipios con 3 declaratorias de emergencia del centro y norte de la entidad, debido a la disminución de las precipitaciones (lluvias) y las altas temperaturas, se reduce el suministro de agua para los diferentes usos consuntivos como: uso doméstico, agrícola industrial, servicios, etc.; sorprende que el gobierno proponga que la población debe hacer un uso racional del vital líquido, si ellos no cuenta con tan importante servicio. Tan solo en la ciudad capital, Xalapa, de 169 mil 112 viviendas, solo 136 mil 573 cuentan con agua entubada, datos del INEGI 2020; y ¿así piden que se enfrente a la pandemia?
Xalapa pertenece a la región hidrológica del Papaloapan, donde se encuentran las cuencas de los ríos Jamapa, la Antigua y Actopan, los ríos que cruzan son el Carneros, Papas, Sordo y Sedeño, la mayoría reciben descargas de aguas residuales generalmente sin tratar y el grado de contaminación limita el aprovechamiento del recurso; en un estudio realizado por el Centro de Ciencias de la Tierra de la Universidad Veracruzana, titulado “Evaluación de peligro por inundación en Xalapa, Veracruz, México” en junio 2020, señala otro fenómeno que también agrava la situación de la ciudadanía de la capital:
“En las últimas tres décadas las inundaciones se han incrementado de manera considerable en la ciudad de Xalapa, los meses en los que se presentan estos eventos van de mayo a septiembre, en la zona norte de la ciudad… se localizan las colonias que con mayor frecuencia de inundaciones son: la Revolución con 29 inundaciones, la Salud con 11, y la Lagunilla con 10”, esto se explica como lo afirma el Consejo Nacional de Población (CONAPO), que las colonias que presentan un mayor número de inundaciones corresponden a las colonias con muy alta y alta marginación, agregándole que el sistema de drenaje pluvial está incompleto o inexistente, carente de estrategias para la prevención de desastres y la pobreza y la desigualdad social presentes.
Resulta claro que el panorama pareciera ser algo exagerado o catastrófico pero es lo que se vive hoy en día; es cierto que la población está sufriendo severamente los estragos del cambio climático que provoca fenómenos más intensos como inundaciones, sequias y climas extremosos. Y los índices de la hambruna, pobreza, pobreza extrema, falta de medicamento y el desempleo en aumento, provocan que a las familias afectadas por la pandemia se les deje a su suerte. Es necesario tomar medidas urgentes para abordar la emergencia climática con el fin de salvar vidas, pero no solo de reacción ante una emergencia, sino que el gobierno estatal y el municipal deben invertir en herramientas técnicas como los Observatorios Hidrológicos a nivel de cuencas como el del Instituto de Ingeniería de la UNAM que cuenta con 55 estaciones para monitorear en tiempo real la precipitación en la CDMX, para tener mapas de peligro con información a nivel local detallada, además de la actualización de datos con los principales eventos para distintos periodos; No basta con ello, lo más importante y que no debemos de olvidar es que los cambios profundos, claros y verdaderos en beneficio de todos, los debe realizar el pueblo consiente, educado políticamente y organizado, para que gobierne la nación, el estado o municipio y aplique verdaderas políticas como la justicia fiscal donde se paguen justos impuestos por los grandes capitales, reparto equitativo de la riqueza nacional para tener acceso a servicios básicos, crear empleos y bien remunerados, haciendo que se aporte a la cultura, al pensamiento y a la economía, en beneficio del pueblo mexicano. Eso es posible, necesario y conveniente.
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