Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), para el primer trimestre de este año, Tlaxcala se ubicó en los primeros lugares a nivel nacional en cuanto a desocupación de la Población Económicamente Activa (PEA) y la informalidad laboral.
Los números oficiales indican que la desocupación en la entidad, para el primer trimestre de 2022, se ubica en 4.4 por ciento, siendo sólo superada por la Ciudad de México que tiene el 5.8 por ciento, seguida del Estado de México, con 5.3 por ciento; Coahuila, con el 5 por ciento y Tabasco, con el 4.8 por ciento.
Con relación a la informalidad laboral, Tlaxcala también se posiciona entre los estados que menos empleo formal otorga a sus trabajadores, careciendo de las prestaciones de ley y seguridad social, situación que afecta a casi tres cuartas partes de la población en edad de trabajar.
El estado finalizó el primer trimestre del año con el 72.9 por ciento de la PEA en informalidad laboral, teniendo un porcentaje similar al de Hidalgo y siendo sólo superado por Oaxaca con el 81.3 por ciento, Guerrero con 78.1 por ciento y Chiapas con el 73.8 por ciento.
Estos números evidencian que Tlaxcala sufre los estragos de las restricciones que se vivieron derivadas de la pandemia que empezó en 2020 y que mantuvo a la población con ciertas restricciones hasta hace algunos meses.
Esperar una rápida mejoría en el empleo y los salarios depende del crecimiento sostenido de la actividad económica, una suma de tres grandes componentes, el gasto del capital privado en bienes y servicios; gasto del sector público en los mismos conceptos e inversión, sin embargo, nada de esto ocurre en la actual gestión federal.
“Las causas de esta huida de capitales son varias, pero destacan dos: la esperada elevación de la tasa de interés que paga la FED a los tenedores de bonos de EE. UU. y el clima de incertidumbre que se respira en México por la política tornadiza y caprichosa de López Obrador ante la empresa privada y sus respectivos convenios de inversión, sobre todo en el sector energético”, ACM.
Además, la caída de la producción a 8.3 por ciento durante 2020 a causa de la pandemia, la mala gestión del presidente AMLO ante el mercado laboral que registra una débil demanda de fuerza laboral y la economía, que no ha podido igualar, y menos rebasar el nivel de actividad que tenía antes de la pandemia, permite concluir que “no hay esperanza de que los ingresos familiares recuperen su valor real mediante un incremento salarial, como sería apenas lo estrictamente justo” en un país que históricamente ha tenido los salarios más bajos de América Latina, por lo que es urgente formar una fuerza social organizada que luche contra esta adversa realidad económica que amenaza a los mexicanos.
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