Y sí… mi expresión es de enfado y disculpen por el desarreglo, pero a veces hay gente que con sus acciones hartan, enfadan dirían los sonorenses. Y uno de ellos es el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, que, como la Chole, ¡ya chole!
Mi sobresalto responde a que ayer estaba viendo las noticias en algunos portales poblanos y a nivel nacional sobre la visita que realizó el mandatario al municipio de Huauchinango, Puebla (por cierto hermosísimo poblado, ¿verdad, Dalis?), con motivo de las acciones emprendidas en favor de los afectados por la devastación del Huracán Grace y vi lo que apenó a todo México. Al recinto del evento presidencial no solo llegaron funcionarios y el gobernador poblano, también había mucha gente damnificada que no ha recibido ningún apoyo, haciendo uso de su facultad constitucional de manifestarse. Ante esa acción espontánea, la reacción del finísimo AMLO fue de encono, al grado de pedir, con coraje mal disimulado, a los manifestantes que lo dejaran hablar. ¿Y qué esperaba, que lo recibieran con un ramo de rosas? Al contrario, lo increparon por la falta de atención y apoyo de su gobierno ante la desgracia vivida.
Y, pues como sabrán ya, en su discurso arremetió contra nuestra organización, contra Antorcha, alegando que “estábamos acostumbrados a que se nos entregaran apoyos de manera directa” y que nos “quedábamos con los apoyos”. Se le olvida que las entregas de ayudas las hacen directamente los trabajadores del gobierno federal, estatal o municipal.
El presidente no presenta pruebas, ni una sola, al atacar a nuestra organización, nunca las ha presentado; le hemos pedido que demuestre sus dichos, porque a salivazos cualquiera hace mitote ¿o no? Inútilmente, no prueba nada, miente en todo. Sus rabietas contra nosotros son debido a que somos de los pocos que le exigimos que cumpla sus promesas de ayudar a los millones de mexicanos que siguen en la pobreza. Y lo que se vio en su visita fue claro: lo increparon por no ayudar realmente, por ser selectivo en la entrega de los apoyos, por quedarle mal al pueblo. Así nomás, diría Palma.
Yo aplaudo a esa gente que fue a increparlo, para exigir apoyos (y aquí cala la desaparición del FONDEN que nosotros tanto hemos criticado pues en algo era útil), exhibieron a los Siervos de la Nación que apuntan “casa por casa” solo a gente que votó por Morena en las elecciones y, obvio, solo a algunos cuantos les llegó la ayuda.
Que conste, nuestra organización no está en contra de que se realicen los censos, de que se visite casa por casa a los afectados. Estamos en contra de que los apoyos no le lleguen a la gente que lo requiere, que se haga demagogia barata con su desgracia. ¡Acaso no le duelen los estragos que pasaron muchos mexicanos afectados, casi lo perdieron todo! Se ve que no, pues quiere entretener al pueblo, según él, dándole de nalgadas a Antorcha.
¡Pues con nosotros no cuenta! Nuestra organización no se presta a su circo, nosotros no estábamos entre la gente que lo increpó, y no porque no lo requieran los antorchistas poblanos; nosotros estamos tocando las puertas con gestiones serias, presentando listas de gente afectada y sin apoyo. Como la que vamos a presentar el próximo miércoles 6 de octubre ante los gobiernos de Hermosillo y de Sonora, lista de peticiones que firmarán miles de damnificados sonorenses por la pobreza.
En cuanto al presidente, esperamos una respuesta también seria ante la necesidad de la gente damnificada que, de no cumplirse, nos manifestaremos no para callarlo —que por lo que se ve, la gente sola, de forma espontánea ya lo está callando—, sino para hacerlo cumplir con sus promesas.
¿Que no quieren organizaciones? ¡Pues, órale, cumplan con su cometido de primero los pobres!
Cuando eso suceda, nosotros mismos reconoceremos que las cosas han cambiado; por lo pronto, pido, exijo que pare esa embestida presidencial mediática contra Antorcha, que deje de abusar de su poder, que deje de acusar injustamente a los miles de mexicanos que militamos en esta organización.
También le exijo como mexicana, señor presidente, que se ponga usted a trabajar de manera seria por nuestro México, que si va a corregir la corrupción, órale, hasta donde tope; que voltee a ver cómo funciona su organismo de Servidores de la Nación, que sí sirvan a la nación y no solo sean sus soldados electorales; que vacune a niños y jóvenes para evitar desgracias con su forzado y poco pensado regreso a clases; que le meta cirugía a las escuelas para que estén en buenas condiciones y si se topa con algún delincuente sí lo meta a la cárcel… ¡luego los deja ir o los confunde con científicos! ¡Perdón, ésta se me fue sin querer!
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