Estudiantes de la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionaria “Rafael Ramírez” (FNERRR) en Puebla se sumaron a la protesta nacional de no regresar el 30 de agosto a clases presenciales hasta que todos los alumnos y docentes estén vacunados en su totalidad. El presidente de la República ha expresado que el regreso a las clases presenciales se hará “pase lo que tenga que pasar”, y ésta es una postura además de inconsciente e irracional, muy peligrosa. Pues hasta el día de hoy, no se ha solucionado el desabasto de vacunas para cada ciudadano en nuestro país y nos estamos enfrentando a una tercera ola de covid, que es más infecciosa con la variante Delta y más agresiva para niños y jóvenes.
En esta ocasión, los estudiantes expresaron el rechazo a la política de la 4T, calificándola de inhumana e irresponsable, además se tomarán las escuelas de forma simbólica para refrendar su postura de no volver a clases presenciales, hasta que todos los estudiantes y docentes, cuenten con sus vacunas y las instituciones cuenten con las condiciones adecuadas para garantizar, un regreso a clases “seguro y sin riesgo de contagios”.
Desde que tomó protesta como presidente de los Estados Unidos Mexicanos, López Obrador se ha dedicado a una cacería de brujas en contra de mandatarios anteriores, acusando a cada uno de ellos de ser los responsables de la situación actual en nuestro país. Sin embargo se olvidó por completo de gobernar con cordura y sensatez, porque si bien es cierto que cada gobierno anterior cometió errores que seguimos pagando todos los mexicanos, también es cierto que las acciones que ha tomado el primer mandatario dejan mucho que desear en todos los sectores políticos y sociales en nuestro país.
Pero a mi parecer de lo más grave ha sido la falta de seriedad con la que se atendió y enfrentó la pandemia, minimizando desde un principio las dimensiones del problema de salud que se veía venir y dejando desprotegido al sector salud. Que desde la primera ola de contagios fue quien más sufrió las consecuencias del mal manejo de la información y de las medidas que se debieron tomar desde el inicio. Ahora el nepotismo sigue cobrando vidas humanas al colocar en cargos públicos de suma importancia, a personas que no cubren el perfil requerido para la toma de decisiones y el mejor desempeño en los mismos.
Aunque es comprensible que rodeándote de gente sin experiencia cubre al mismo tiempo sus espaldas, como lo hizo hace algunos días con la secretaria de Educación Pública, la maestra Delfina Gómez, a quien sin misericordia le endosó absolutamente la responsabilidad de la “carta compromiso” que los padres de familia deberían firmar para que sus hijos fueran aceptados en las aulas el próximo 30 de agosto.
Y pareciera un sketch cómico, porque en innumerables ocasiones el mismo Andrés Manuel ha dicho en sus conferencias mañaneras, que el presidente conoce cada uno de los movimientos, de todos sus subordinados y que haciendo alusión a esa cita universal que reza así: “la hoja no se mueve, si dios no lo dispone” y como él, en alguna ocasión, se autonombró “el mesías”, resulta hasta cómico que él no haya estado enterado de dicha disposición. En fin, las cifras estadísticas no mienten, aunque es de comprender que no sean del todo fidedignas por la misma razón. Pero si contagios de más de 20,000 personas diarios, ya es en sí alarmante.
Podemos fácilmente imaginar lo que sucederá si las clases presenciales se reinician a finales de éste mes. Sin el 100% de alumnos y docentes vacunados, con toda certeza, será una verdadera catástrofe para México. Aunque cabe mencionar que ninguna vacuna hasta el día de hoy evita el contagio. Con la mayoría de los estados en semáforo naranja y Monterrey, Tamaulipas y meseta central con semáforo en rojo, la disposición oficial del regreso a clases presenciales es un verdadero «crimen de lesa humanidad» en contra de nuestras futuras generaciones.
Por tanto, el señor presidente López Obrador debe entender que nuestra postura no es un capricho absurdo o un juego de llevarle la contraria sólo por diversión, sino una protesta justa y razonable, porque lo que está en riesgo es nuestra salud, la salud de nuestra familia y por consiguiente nuestra vida.
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