“El obrero es mortal, pero vive del trabajo” …
Balada de los ojos del fogonero.
¿En qué momento el hombre se volvió un lobo con sus demás hermanos los hombres?
Hace miles de años de cuando surge el excedente económico, terminan las relaciones de colaboración recíproca que prevalecían en la comunidad primitiva, dando paso a la explotación del hombre por el hombre. Sin embargo, en el desarrollo de la sociedad, la lucha entre explotadores y explotados ha arrojado momentos históricos importantes que se vuelven un ejemplo a seguir para los que buscamos una patria más justa, más equitativa para el ejército de los pobres que hoy como hace miles de años se siguen revelando ante infames condiciones de vida que marcan la diferencia de clases en nuestra sociedad.
A un ejemplo me quiero referir, a un hombre que la historia registra como Espartaco. Nacido en III A.C. fue un esclavo de origen Tracio, de la tribu Maidoi, (región de influencia de Macedonia) que con innegables dotes organizativas formo un ejército de más de 70,000 esclavos que desafiando al entonces imperio romano lucharon por su libertad, escribiendo gloriosas páginas en la lucha de los esclavos contra los esclavistas.
Siendo Cónsul Publio Servilio Vatia Isaurico, designado por el dictador Lucio Cornelio Sila para el consulado del año 79 A.C. Junto a Apio Claudio Pulero como colega consular, se volvió un punto medular de su gobierno el espectáculo en el gran circo romano, donde el dolor y muerte de los gladiadores era la forma más repugnante de entretener a la muchedumbre de esa época, así a los aristócratas y ciudadanos romanos.
Una sociedad que goza con el dolor y muerte de sus hermanos, está condenada al fracaso. ¡Un gobierno que atenuaba la pobreza con mendrugos de pan y circo no puede ser eterno! Desde hace más de 2,000 años las proezas de Espartaco por conseguir la libertad de los esclavos siguen iluminando el camino de los oprimidos de los obreros modernos, que, aunque ya no portan cadenas, ni grilletes, viven una nueva esclavitud. La esclavitud laboral.
La contradicción entre el carácter social de la producción y el carácter privado de la propiedad., arroja una nueva esclavitud moderna, donde un inmenso ejército de obreros solo posee su fuerza de trabajo para sobrevivir, mientras un puñado de hombres disfruta de las riquezas producidas por el trabajo de los obreros.
Por ejemplo, vemos que en Tabasco desde el 2014 a la fecha, tiene la tasa de desempleo más alta en territorio mexicano. Donde la población en situación de pobreza. Es del 54.5 % y la taza de informalidad laboral es del 65.1 %. En un estado que pose inmensas riquezas petroleras, sin embargo vemos una inmensa cantidad de obreros viviendo en la pobreza.
Esta es la esclavitud del obrero, donde se le arranca hasta la última gota de fuerza de trabajo. Agréguenle a esta flageo la falta de vivienda digna y de alimentos. Esta es la situación que vive el proletariado en Tabasco, donde su riqueza natural, también está concentrada en unas cuantas manos.
Tamaleras, limpia parabrisas, vende chicles en los semáforos, carretoneros con vasijas de pozol, niños vendiendo malanga y castaña, ancianas ofreciendo palomitas y chicharrines, menesterosos suplicando una moneda y más, forman el enorme ejército de desempleados.
Hoy como hace más de 2,000 años, a los marginados, los pobres, no quieren mendrugos de pan ni circo. Exigen trabajo bien remunerado, porque ellos con su fuerza de trabajo desarrollan esta sociedad.
Al gobierno en turno le toca resolver esta problemática, en la que viven sus paisanos, ya que ni con encuestas amañanadas donde siempre exhiben “otros datos” pueden esconder al incontable ejército de desempleados que observamos. Aprendamos las lecciones de la historia, ya que de lo contrario surgirán miles de espartacos dispuestos a encabezar una nueva revolución, una verdadera transformación de nuestra patria en las principales calles de la capital.
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