Para cambiar verdaderamente las condiciones materiales y espirituales en las que vive, el pueblo mexicano necesita tomar consciencia de ello, y para eso, debe unirse, educarse y como un solo hombre tomar las riendas de este país, tan rico en recursos naturales, pero en el que millones de ciudadanos se encuentran sumidos en la pobreza. Esto no es nuevo, pero cada día esta situación se vuelve insoportable para las familias en las que prácticamente todos los elementos que las componen, tienen que trabajar para apenas sobrevivir.
Ahora bien, importantes organismos estudiosos de la pobreza como la OXFAM sostienen que esta se incrementa, como consecuencia de la injusta repartición de la riqueza, en su más reciente informe, esta confederación dio a conocer que ocho millonarios tienen tanta riqueza, como la mitad más pobre, es decir unas 3 mil 500 millones de personas; por tanto, que no es que no haya riqueza suficiente para que todos los seres humanos puedan tener una vida digna, sino que la riqueza se encuentra concentrada en un número minoritario de hombres multimillonarios, dejando en la orfandad de bienestar social a quienes participan en la creación de esa riqueza, por lo que se hace necesario un nuevo modelo económico.
La situación a nivel mundial es grave, situación a la que México no escapa. De acuerdo a investigaciones serias a cargo de economistas e investigadores respetables como el Dr. Julio Boltvinik y la Dra. Araceli Damián, Consejera presidenta del consejo de Evaluación de la Ciudad de México, las cifras de pobreza en nuestro país, superan los 90 millones de personas, de un total de 132; además, debemos considerar que la tasa de informalidad laboral alcanzó el último trimestre el 51.4 por ciento y que el empleo informal sigue creciendo por lo que los empresarios, así como los gobiernos de las ciudades ven a quienes se emplean en este sector como enemigos a los que hay que combatir sin importar los medios.
Otro de los males que agudiza la terrible situación que vive el país, es la violencia que día a día se incrementa; tan solo en el mes que corre, las cifras muestran que 92 personas fueron asesinadas durante el primer día de octubre y en los primeros cinco días, la cifra se incrementó a 351 muertes, que equivale a 70.2 crímenes diarios según el reporte de las fiscalías estatales y dependencias federales. A poco más de un año de que termine la administración federal de Andrés Manuel López Obrador, suman ya 167 mil 400 homicidios dolosos; muy por encima de los 156 mil 66 del sexenio de Enrique Peña Nieto y los 123 mil 463 que registrados en el de Felipe Calderón.
Abona también a los males que agobian a los mexicanos pobres, la falta de seguridad social que, según datos del CONEVAL, el 50.2 por ciento carecen de esta. Recientemente López Obrador echó a andar su proyecto para reformar por segunda ocasión el debilitado y precario sistema de salud mexicano con la centralización de poderes en el modelo IMSS-Bienestar, que tiene como objetivo “consolidar la operación de un sistema de atención médica único, universal, público, gratuito y preventivo”, así el gobierno federal pretende atender el 80.2 por ciento de los mexicanos que no cuentan con seguridad social, es decir, 53.3 millones de personas de 66.4.
Sin embargo, falta mucho por hacer para que esta nueva buena intención gubernamental funcione como se proyecta, ya que se sabe que el IMSS, es la institución que tiene los mayores problemas de desabasto con un promedio trianual de 14.3 millones de recetas no surtidas de forma efectiva por año; no olvidemos que el primer intento por mejorar en este rubro con la creación del Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), quedó mucho a deber y agudizó el problema de salud de los mexicanos.
Ante estos y otros males sociales derivados de la pobreza, al pueblo mexicano no tiene otra opción que organizarse, educarse y luchar unido para cambiar el modelo económico existente, que permite que unos cuantos tengan de sobra, mientras la inmensa mayoría carece de lo indispensable.
En el Movimiento Antorchista, consideramos que la solución está en que el pueblo pobre tome el poder político y que gobierne este país, que la solución no es cambiar de partido en el poder, de eso ya se ha experimentado suficiente, lo que se necesitan son gobernantes nacidos del pueblo, que vean por los intereses de los más pobres del país, y cuya acción principal sea repartir la riqueza a través de buenos servicios de salud, educación, obra pública, vivienda, empleo, mejores salarios, deporte y cultura.
Hoy la realidad social muestra al pueblo y a las grandes masas trabajadoras que lo componen, que debe tener confianza en sí mismo, en su número y organización para mejorar su suerte y combatir los males que le aquejan, porque esto no sucederá voluntaristamente ni cada quien por su lado, debe de cobrar conciencia de sí mismo, saber cómo hacer efectivo su número y cómo convertirlo en una verdadera fuerza política transformadora, para lograr esto, el pueblo debe hacerse de una teoría política científica que lo eduque para tener una visión de país próspero y mejor para todos, debe saber por qué la riqueza del país no llega a todos los hogares y cómo tiene que hacerle para que, finalmente, la riqueza que hay en México que creamos con nuestras manos, sea para todos los mexicanos.
Es el tiempo de que el pueblo tome en sus manos la solución de los gravísimos problemas que laceran su vida, y el camino, es su unidad orgánica acorazada con una ideología política a prueba de huracanes sociales, que lo pondrán a prueba una y otra vez. Si el pueblo se cohesiona, toma valor y confianza en sí mismo podrá hacerse prácticamente invulnerable a los ataques, a los fracasos, a la corrupción, a la compra de conciencias y podrá, por fin, transformar las condiciones de miseria en las que vive. Urge poner manos a la obra.
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