A medida que se acerca el mes de agosto, se intensifica la propaganda oficial que llama a los mexicanos a votar a favor del enjuiciamiento a los expresidentes por presuntos actos delictivos. Pero no solo eso abunda en los medios de información digital, empieza a difundirse opiniones “explicando” el acierto del presidente al promover esta consulta.
El ayuno de información veraz de nuestro pueblo trabajador, el poco interés que tiene para involucrarse en las cuestiones sociales y administrativas, le hacen creer que esto es una novedad; que antes, a ningún otro presidente de la república se le había ocurrido llevar a juicio a los expresidentes. Un sector del pueblo mexicano se entusiasma y aplaude esta propuesta.
Llama la atención la opinión, ad hoc, de influencers conocidos metidos a políticos, tal opinión se quiere hacer que parezca como una opinión más del cansado pueblo que está harto de sufrir las consecuencias de las erróneas políticas públicas que hasta la fecha se aplican.
Es evidente que la finalidad que tiene todo este operativo mediático oficial es influir en el ánimo del electorado mexicano, para hacer que siga creyendo que las desgracias que padece, son resultado de todas las administraciones pasadas. Se insiste hasta el hartazgo que “esta administración es diferente”. Cualquier maroma mediática es buena para resaltar lo “acertado” de las decisiones de la 4T.
Recientemente escuchamos a uno de estos influencers argumentar que el señor presidente bien podría seguir haciendo lo que sus antecesores acostumbraban, según él, no darse cuenta o no querer aplicar la ley a todos los que de una u otra forma se aprovechaban de sus elevados puestos públicos para beneficiarse él, sus allegados, familiares e incondicionales y, acto seguido, menciona la lista de los programas de asistencia social promovidos desde el inicio de la administración de la 4T.
Todo está bien con tal de hacer creer a incautos que se está avanzando en el combate a la pobreza, en el mejoramiento de los servicios indispensables que toda familia necesita para vivir dignamente; se afirma “que vamos muy bien”. No olvidemos que López Obrador logró obtener la mayoría de los votos emitidos para presidente de la República en la elección del 2018, precisamente porque su campaña la basó en prometer toda una serie de medidas que beneficiarían a la gran mayoría del pueblo mexicano. Les hizo creer que “primero los pobres”. A tres años del triunfo de su candidatura, la realidad que padecemos no solamente es la misma, sino que esta se agravó gracias a las erróneas políticas económicas que se están aplicando y al mal manejo de la crisis sanitaria provocada por el coronavirus. El pueblo pobre padece no sólo los efectos devastadores de una economía dependiente, sino que además pone las víctimas mortales como consecuencia de la criminal gestión de la pandemia en México, así lo señaló puntualmente la Dra. Laurie Ann Ximénez-Fyvie en su libro: Un daño irreparable…
Prestigiados analistas demuestran que de lo que se prometió en la campaña presidencial, se está cumpliendo muy poco y, en los resultados de varios casos concretos, se miente descaradamente desde la tribuna oficial. Independientemente de la opinión de estos respetables analistas, la realidad ahí ha estado siempre; frente a nosotros.
Los recursos económicos que hacen posible la ejecución de cada uno de los programas de asistencia monetaria que impulsa la 4T, es resultado de la incondicionalidad de los legisladores federales al poder ejecutivo para aprobar leyes y medidas mesiánicas. La disposición de recursos para los programas sociales de López Obrador es posible gracias a la cancelación de programas sociales, de obras y servicios que ya disfrutaba la gente en años anteriores. Si se tiene duda sobre esto, preguntemos a los padres de los niños que padecen cáncer, a los familiares de los enfermos de VIH, a las madres trabajadoras que tienen la necesidad de una guardería, a los campesinos que cada año dependen del temporal y de insumos agrícolas para garantizar el sustento familiar, a las madres de familia que dependían del programa Oportunidades, etc. A todos ellos les queda perfectamente claro que no se ha generado más riqueza social para impulsar “nuevos y novedosos” programas de apoyo. Lo único que hizo el presidente, en contubernio con los legisladores morenistas, fue cancelar obras y fideicomisos estratégicos, cancelar programas sociales ya establecidos, recortar presupuestos a la salud y a la educación. Solo así es como pudo redireccionar recursos económicos a los programas de marca propia que caracterizarán a su sexenio.
Volvamos al circo. ¿Se hará constitucional el promover consultas públicas a modo para castigar delitos que cometa el ciudadano mexicano? No soy abogado, pero sé que, en la mayoría de los códigos penales, desde que México existe como país, ya está establecido el procedimiento para tratar a un delincuente; basta con probar la acusación que se le hace.
Esto dice el Código Federal de Procedimientos Penales en su Artículo 113. El Ministerio Público y sus auxiliares… están obligados a proceder de oficio la investigación de los delitos de que tengan noticia. Tratándose de delitos que deban perseguirse de oficio, bastará para el inicio de la averiguación, la comunicación o parte informativo… en el que se hagan del conocimiento de la autoridad investigadora hechos que pudieran ser delictivos, sin que deban reunirse los requisitos a que aluden los artículos 118, 119 y 120 de este ordenamiento. A la comunicación o parte informativo se acompañarán los elementos de que se dispongan y que sean conducentes para la investigación...
¿Para qué más circo? ¿Se quiere distraer al pueblo de los ingentes problemas que le aquejan y que se siguen agravando por la pésima administración federal? ¿Se están creando condiciones para predisponer al electorado mexicano para que vote por la ratificación de mandato del presidente a pesar de los pobres resultados que presenta a mitad de su administración?
Como sea, solo advertimos que cualquier autoridad no puede hacer lo que se le dé la gana; sino solo lo que la ley le permite. Al tiempo.
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