A diferencia de lo que algunos pensaban, de que la lucha de la mayoría de los pobladores de Coyomeapan iba a ir de más a menos, el movimiento de resistencia contra el cacicazgo de los Celestino y por la liberación de sus presos políticos, que encabeza el grupo de unidad, ha dado muestras de una gran vitalidad, de una fuerza realmente sorprendente.
Tal es el caso de las diferentes concentraciones pacíficas que los mismos pobladores inconformes han organizado y financiado mediante cooperaciones y aportaciones en especie. El 15 de octubre pasado, mientras que el presidente municipal, Rodolfo García, tomaba posesión en el CIS de Ajalpan, más de 4 mil indígenas realizaban una marcha en Coyomeapan en protesta por más de 11 años de cacicazgo. Este 28 de febrero, tras una misa en honor a los presos políticos y por la paz, se realizó una de las movilizaciones más grandes y combativas que jamás se haya visto en Coyomeapan, en la que se reunieron, entre 5 a 6 mil almas; incluso hubo quienes señalaron la participación de 7 mil inconformes. Es de resaltar que, en la actualidad, de 44 comunidades solo una parte de San Juan Cuautla sigue atemorizada y, por tanto, tiene el compromiso de seguir apoyando al cacicazgo en cuestión.
Esta resistencia popular masiva de la mayoría de los pobladores de Coyomeapan, enérgica, valiente, que lleva ya casi 10 meses, nadando contra corriente, ya por el simple hecho de existir, de ser, de manifestarse, es meritoria del reconocimiento público, yo me uno, aunque resulte insignificante mi suma, a quienes sostienen que es digno de admiración ese gran levantamiento popular, al cual desde esta publicación saludo fraternalmente.
Porque, además, este movimiento ha servido para que la mayoría del pueblo de Coyomeapan haya decidido valientemente rebelarse contra la oprobiosa política caciquil de los Celestino; que hayan constatado que el poder de un cacicazgo se puede enfrentar, por muy poderoso que sea, con la unidad del pueblo. El movimiento de resistencia ha ayudado a evidenciar al gobierno de Barbosa, no como un gobierno que trabaja para los pobres, que es aliado de los indígenas pobres, sino como un gobierno que protege a los cacicazgos y que incluso está dispuesto a atentar contra indefensos ciudadanos alevosamente como ocurrió con la detención injusta de Basilisa Montaño Gutiérrez, Eruviel Aguilar Gómez, Adán Anastasio González y Gonzalo Martínez Herrera.
El movimiento ha servido, finalmente, para que los ciudadanos de Coyomeapan y me atrevo a decir de la región de Ajalpan y Tehuacán enteros, se den cuenta que, entre los medios de comunicación, también los hay que se prestan a replicar las mentiras y calumnias del cacicazgo. Dos ejemplos: El gobernador, Araceli Celestino y Rodolfo García, dicen: “Son los antorchistas delincuentes los que están ejerciendo la violencia en Coyomeapan”, y más de un medio informativo, renunciando a la elemental ética e investigación periodísticas, lo replican y lo avalan; pero ni Antorcha es delincuente, ni el movimiento de resistencia es Antorcha, es la inmensa mayoría del pueblo de Coyomeapan. El otro ejemplo: recientemente ante el asesinato de Margarita Palafox Ochoa, por el rumbo de Xochiapa, otra vez, sin la más mínima investigación en el lugar de los hechos, varios medios difundieron ampliamente la versión de que los familiares sepultarían a la persona finada en Tehuacán, puesto que no coinciden con la ideología del grupo denominado Unidos por Coyomeapan, el cual mantiene bloqueado El Quitapón y decide quién puede entrar a la comunidad, que en su familia de la finada hay quienes participaron activamente en apoyo del presidente municipal, Rodolfo García López, a quien el grupo inconforme desconoce, por lo cual temen que eso pueda provocar alguna agresión hacia ellos. Versión total y absolutamente falsa como lo revela la declaración de uno de los hijos de Margarita, el ciudadano José María Bolaños Palafox quien en una entrevista concedida al periódico El Monumental en el paraje conocido como “El Quitapón”, lugar en el que se halla uno de los puestos de vigilancia ciudadana, dijo: “No iba en transporte público, iba en una camioneta que contrataron para un viaje (la difunta); …levantaron el cuerpo y se lo llevaron para allá abajo… dicen que aquí en el Quitapón no la dejaban pasar, pero eso es mentira, no es cierto, en cuanto yo sé que aquí hasta nos ofrecieron apoyo para que pase el cuerpo porque es triste lo que pasó, nos ofrecieron apoyo para que mi mamá se enterrara aquí en el panteón…”.
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