En plenas campañas para la elección de presidente municipal en Carmen, Campeche partidos y candidatos van a decir muchas cosas, pero los resultados son los que hablan claro y definen la voluntad del pueblo. Esto no sería posible para quien participe en la elección sin haber tenido antes la oportunidad para demostrar sus capacidades y/o voluntad para gobernar. No es el caso en Carmen, pues los contendientes, por lo menos el candidato de Morena, Pablo Gutiérrez Lazarus, quien ya fue presidente municipal por el PAN, al que renunció para irse a Morena; y el de la alianza Va por México, doctor Óscar Rosas González, quien lo era hasta hace unos días, tuvieron la manera de demostrar lo que pueden hacer al frente de la administración municipal. La gente los conoce y sabrá decidir quién merece gobernar nuevamente a los carmelitas.
Esto lo menciono porque los candidatos, los que mencioné, los otros, y los que están por venir, deben empezar a entender que los tiempos en que las campañas huecas, sin propuestas claras y resultados tangibles, basadas solamente en la habilidad del político, de su equipo de campaña y de su partido para denostar a los oponentes con guerras de lodo, engañar a los electores y capitalizar su voto solamente mediante la manipulación y la promesa aviesa, o, peor aún, el regalo o la dádiva malévola, están quedando en el pasado, en un proceso que parece irreversible y en ascenso, tal vez para ya no volver nunca más, hoy los ciudadanos exigen con justa razón y con cada vez mayor insistencia resultados contantes y sonantes.
No puede ser de otro modo, al pueblo se le ha engañado una y otra vez y el trabajador humilde ha sabido soportar y resistir, levantarse y seguir adelante, sencillamente porque no puede quedarse en el camino, pero no olvida y solamente espera una oportunidad para corregir y, de ser posible, escarmentar a los que lo han engañado.
Así se explica el contundente triunfo que logró capitalizar el hoy presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, quien prometió hacer justicia a los más pobres y combatir a los malos políticos, englobados todos en el fetiche de “la mafia del poder”, otro engaño que sí logró atraer esta “sed de justicia”, pero que muy temprano demostró que nació y está imposibilitado e indispuesto a satisfacerla y, por ello, está también destinado fatalmente a resquebrajarse escandalosamente. En un principio, logró lo que los candidatos de cada tres o seis años ya no conseguían desde la malograda candidatura de Luis Donaldo Colosio Murrieta (QEPD), encender la llama de la esperanza en el pueblo mexicano. Pero la palabra del tabasqueño resultó ser un engaño más, igual y hasta peor que los de los que le antecedieron, para escarmiento de los electores quienes, como ya dije, aguantan, pero no olvidan.
Y menos ahora que este experimento les ha enseñado dos cosas incontestables que antes no podían ver: 1) si unen sus fuerzas en un solo fin, pueden lograr el cambio; ya vieron y probaron su fuerza y lo pueden volver a repetir las veces que sean necesarias. 2) la prueba irrefutable de la honestidad de un político son los resultados y son estos los que los van a hacer apoyar al líder político; ya no se van a contentar con el aire caliente de un discurso, por muy incendiario que sea, ni se van a conformar con una despensa o un programita, ahora quieren el poder de la nación para llevar al país al desarrollo verdadero y con justicia social. Sin hacer demagogia, el pueblo SÍ está despertando y adquiriendo consciencia de su poder como clase organizada.
A todo esto, que todos podemos atestiguar y comprobar, le añado yo algo que, esto sí no está tan a la vista de todos, aunque tampoco es un secreto inalcanzable para el más inexperto: el pueblo ya gobierna en muchos municipios del país, y ha demostrado con resultados tangibles, con hechos contantes y sonantes como gobernar en favor de las grandes mayorías trabajadoras, generando bienestar y desarrollo que se sienten en la vida cotidiana de los ciudadanos, incluidos los más pobres, y no solamente para favorecer a determinados grupos de poder. En semejantes proezas del pueblo convertido en poder, los hechos hablan y alimentan ya no solamente la esperanza, sino la seguridad de que están en el camino correcto, seguridad contra la cual no pude nada la demagogia por muy perfeccionada que parezca.
De este modo, cuando los presidentes municipales responden a las humildes peticiones de nosotros los antorchistas con pretextos tales como: “no hay dinero”, “es que las reglas de operación”, o “los anteriores nos dejaron puras deudas”, o “ustedes no saben lo que es gobernar un municipio” o, peor aún, “nosotros no tratamos con intermediarios sino directamente con la gente” ya no nos pueden engañar, nosotros los antorchistas ya sabemos cómo se administra un municipio y lo que realmente se puede hacer (y muchos políticos dejan de hacer) al frente de un Ayuntamiento para realmente llevarlo al progreso y ayudar a todos sus gobernados.
Todo esto lo menciono a los actuales contendientes en las elecciones a presidente municipal en Carmen (y los de todos lados) para hacerles ver que a los ciudadanos lo que les importa son los resultados y de nada sirven las promesas incumplidas o la mentira o la demagogia para convencer al pueblo a que les otorgue su confianza; lo que cuenta son los resultados.
Y viene a cuento porque apenas el pasado 13 de abril los antorchistas carmelitas realizaron una pacífica manifestación, marchando por las calles de Ciudad del Carmen para arribar a las afueras de Palacio Municipal, realizar un mitin, y solicitar audiencia con él en ese momento todavía alcalde doctor Óscar Rosas González, y pedirle solución a diferentes demandas y compromisos. Fue un acierto, opino modesta y respetuosamente, que el Presidente recibiera a nuestros compañeros ese día y mayor lo sería si la Administración municipal cumple con los compromisos adquiridos en ese momento, entre ellos el de apoyar como maquinaria para la reparación de calles, programas sociales de vivienda y otros servicios para diversas colonias, y la vigilancia policiaca necesaria para garantizar la seguridad de los colonos de la colonia La Antorcha y para disuadir a los delincuentes que han agredido y causado lesiones a los colonos, y siguen amenazando con nuevas incursiones violentas, quedando por definirse la respuesta a la solicitud de un terreno para una planta desalinizadora que permitiría a esa población tener por fin agua potable; todo los cual está aún por verse si se convierte en realidad. Esperamos sinceramente que no haya sido una promesa que después se olvide en el fragor de las otras actividades del candidato, pues el Ayuntamiento sí puede y debe cumplir esos compromisos.
Hoy el doctor es alcalde con licencia, otorgada, para poder dedicarse a su campaña, en la que pretende convencer a los carmelitas que lo reelijan para quedarse al frente de la administración municipal. Esperemos que eso no sea motivo para que los compromisos con los antorchistas carmelitas se echen en saco roto y que, por el contrario, sí se conviertan en resultados contantes y sonantes.
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