El pasado 28 de febrero, la Secretaría de Educación Pública anunció la cancelación del programa de Escuelas de Tiempo Completo, con la excusa de que el recurso que se usaba para sustentarlo sería ocupado para mejorar las condiciones físicas de las escuelas, desde construir nuevas aulas, equipar laboratorios químicos, aulas de medios.
El 7 de marzo, el presidente, Andrés Manuel López Obrador mencionó que el recurso no llegaba de manera directa a las escuelas, debido a que existían intermediarios que lo obstaculizaban para que no llegara a las comunidades más pobres del país y que, en algunos casos, no se ocupaba para el beneficio de los estudiantes.
Esta situación expone al presidente en una más de sus incoherencias, ya que sus argumentos no son válidos, ni analíticos y son muy superficiales. Los estudiantes recibían el apoyo como ayuda para su desarrollo y aprendizaje. Estamos hablando de niños y jóvenes de entre 6 a 14 años que viven en medio de condiciones económicas de demasiada precariedad.
Es muy desesperante ver qué el gobierno, supuestamente transformador, le está dando un golpe por la espalda a 3 millones 600 mil niños y adolescentes. Esta decisión es una afrenta a los derechos humanos de niños, niñas y adolescentes. Es un desapego absoluto a su interés superior e implica una regresión gravísima e inconstitucional en sus derechos.
El Programa de las Escuelas de Tiempo Completo (PETC) era una estrategia educativa encaminada a generar ambientes educativos propicios para mejorar condiciones de aprendizaje y el desarrollo de competencias de alumnos de educación pública en el nivel básico.
En el contexto de regreso a clases presenciales, las Escuelas de Tiempo Completo son idóneas para revertir la desnutrición en los niños y para recuperar el ritmo académico y la salud emocional de los estudiantes.
Los padres y madres también se beneficiaban con este programa, ya que así podían acoplarse con horarios más amplios en su trabajo para generar más recursos para enfrentar la crisis económica que se vive en el país.
Cada vez es más notorio que hay más pobres y esto se nota en los niños que venden chicles, limpian parabrisas o tienen sus puestos ambulantes en cada crucero o semáforo.
El que tenga ojos para ver, deberían notar que el recurso no es para bienes educativos, como lo mencionó Delfina Gómez Álvarez, titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP). Este recurso que acaban de quitar, lo utilizarán para enriquecer su partido político de cara a las próximas elecciones, tal y como lo han venido haciendo con anterioridad con la cancelación de programas que beneficiaban al pueblo.
Por tal motivo, las Escuelas de Tiempo Completo deben permanecer, y estamos en el momento preciso de defender este programa. Que el presidente no nos quiera engañar que existía corrupción, cuando los principales corruptos son él y la secretaria de Educación.
Este programa había mostrado grandes beneficios documentados por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política del Desarrollo Social (CONEVAL) y el Fondo de las Naciones Unidas por la Infancia (UNICEF), una organización internacional.
De tal manera, me opongo a esta política errada de la 4T, puesto que dejará fuera la educación de generaciones por venir, y, además, esto es una supresión al Sistema Educativo Nacional.
Por tal motivo, estudiantes que integramos la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios Rafael Ramírez (FNERRR), ya estamos hartos de tantas payasadas de este gobierno tan nefasto, que no hace más que perjudicar a la educación mexicana.
Para finalizar con este escrito, cierro con esta pregunta: ¿Qué nos depara a los estudiantes mexicanos en estos últimos 3 años de gobierno?
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