Todos tenemos conocimiento de que el presidente de México dio la orden de regresar a clases presenciales este 30 de agosto, como una necesidad urgente para reactivar la economía que sigue hundiéndose por malos manejos en este gobierno. La justificación mediática es el deterioro mental de los estudiantes que han perdido el interés por estudiar en línea, así como los daños psicológicos que causan el encierro y la violencia intrafamiliar en los niños y adolescentes. Obviamente nada de esto está demostrado pues a este gobierno poco le importa la salud de sus ciudadanos y solo basta con revisar las altas tasas de mortalidad que ha generado la covid-19 en nuestro país en comparación con Rusia, Japón o China, por el mal manejo de la pandemia. No se quiere reconocer en el discurso trillado del presidente Andrés Manuel López Obrador la presión que ejercen las grandes empresas transnacionales que para aumentar sus ventas precisan un regreso inmediato a clases presenciales. Los medios masivos de comunicación al servicio de la clase en el poder intentan convencer a su audiencia de que el regreso a clases mejoraría enormemente la situación económica en los hogares y evitaría el colapso del Sistema Educativo Nacional, culpando a padres de familia y maestros del enorme rezago que tienen nuestros estudiantes. La realidad es aterradora cuando nos enteramos que en México al día de hoy la covid-19 ha generado 254,000 decesos y que en esta tercera oleada el pico máximo de contagios sigue superando en las últimas 24 horas las 20,000 personas y 700 defunciones. Quizás en un principio esta enfermedad cobraba victimas mortales en personas de edad avanzada, pero la variante Delta, está afectando a niños y jóvenes principalmente, esto debido a que no han sido vacunados. El gobierno de la cuarta transformación en lugar de diseñar un plan efectivo de vacunación le apostó a la austeridad y no se preocupó por equipar hospitales ni de vacunar a tiempo a la población y en consecuencia dejó a su suerte a miles de mexicanos que por la necesidad de comer se contagiaron del virus. El regreso a clases presenciales obligadas por este gobierno es una contradicción más en la improvisación del presidente, pues había dicho que las clases se reanudarían hasta que el semáforo epidemiológico estuviera en verde y como ya llevamos más de 15 meses sin clases presenciales, pues hoy no le importó que estemos en el punto más álgido de la crisis sanitaria y ordenó el regreso sin consultar a la ciudadanía. Al día de hoy según la Secretaría de Salud, un 5.2% de niños y adolescentes han sido contagiados y 600 menores de edad han fallecido a pesar del confinamiento y las restricciones. Ahora imaginemos el escenario donde todos regresamos a la normalidad y los estudiantes vuelven a sus escuelas en donde interactuarán con sus compañeros y maestros en un espacio que según la SEP está listo para recibirlos. La propia SEP se había comprometido en realizar visitas a las escuelas para levantar un censo de daños y necesidades prioritarias en los planteles para ayudar a mejorar las condiciones de higiene e infraestructura para un retorno seguro, pero no se hizo. Los maestros tienen hoy la tarea de presentarse en la escuela a esperar a sus alumnos, solicitando milagros para que no se vayan a enfermar, haciendo colectas con los padres de familia para adquirir gel, alcohol, cubrebocas, agua potable, detergente y limpiadores.
El Sistema Educativo Nacional en México es el tercero más grande en América y del mundo. De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Evaluación el ciclo escolar 2020-2021 matriculó a 36.5 millones de niños, niñas y jóvenes a través de 255,000 planteles y casi dos millones de docentes. Esto, en un país en el que al menos 43.6% de la población en México es considerada por Coneval en condición de pobreza.
Con esta decisión unilateral de sacar a los menores de sus casas para enviarlos a la escuela exponiéndolos a altos niveles de contagios puede terminar en una hecatombe de la cual no queremos ser cómplices los maestros de Antorcha Magisterial y señalamos al Sr. Presidente como responsable de esta tragedia. Sí nos presentaremos a laborar obligados y en la mayoría de los estados, bajo amenaza de una sanción administrativa, pero no estamos de acuerdo con el capricho del Ejecutivo que no toma en cuenta las opiniones de expertos en ciencia y salud. La variante Delta está atacando a niños y jóvenes y las escuelas no están preparadas para recibir a los estudiantes. El Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) menciona que la infraestructura de las escuelas, principalmente en localidades rurales y municipios considerados con alto rezago social, el 45% carece de drenaje y el 20% no tiene una red de agua potable. A marchas forzadas con los padres de familia se limpiaron esta semana las aulas, los patios, sanitarios y áreas de esparcimiento
Necesitamos que el gobierno envíe a las escuelas el material necesario para mantener día a día las condiciones óptimas para garantizar la salud de los alumnos y cumplir con los 3 filtros que señala la SEP: agua potable, gel antibacterial, alcohol, cubrebocas, desinfectantes y jabón, entre otros. Exigimos que se mejore la infraestructura de las escuelas; reparación de sanitarios, bebederos, aulas de medios, sillas y mesas, laboratorios, etc. Y lo más importante, que vacunen a todos los estudiantes haciendo valer su derecho como centro principal del sistema educativo nacional, velando por su integridad física y emocional.
Los maestros en Antorcha Magisterial estamos preocupados también por nuestra salud, pues hace 5 meses nos pusieron la vacuna CanSino de baja reputación internacional y que según los expertos es necesaria una segunda y tercera dosis para tener un esquema completo de protección, porque en su defecto quedamos indefensos ante las nuevas variantes del virus. Por esta razón también exigimos a la Secretaría de Salud atienda a todos los maestros en lo inmediato y continúe el proceso de vacunación con toda la población faltante.
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