Conmemorar el 8 de marzo es hacer un reconocimiento público a la lucha de las mujeres, a lo largo de la historia, y que los logros alcanzados en el mundo no han sido en vano, sino al contrario, sus luchas han hecho grandes aportes a la humanidad; así como sus derechos que le son reconocidos y pueden tener una vida más justa e igualitaria.
Aparte de conmemorar este día, es necesario poner de relieve la inseguridad y zozobra que viven miles de mujeres por la violencia que se ha desencadenado, así como los problemas de desigualdad a los que las mujeres siguen enfrentando en la actualidad, debido al desarrollo del capitalismo y a la falta de un cambio verdadero para acabar con la desigualdad social.
De acuerdo con los tan sonados artículos internacionales y nacionales, donde manifiestan que todas las personas del mundo deberían estar sujetas a los mismos derechos y deberes, sin importar raza, género, religión o país de residencia, esto sólo queda en el papel, porque desde antaño, la mujer sigue siendo víctima de los gobiernos, principalmente capitalistas, que la ven como un instrumento de trabajo para explotarla y no como un ser humano capaz de transformar su país.
Las luchas de muchas de ellas han sido en circunstancias difíciles, pero eso no las hizo desistir, sino al contrario, tuvieron la entereza y fuerza de voluntad para continuar, a pesar de que muchas de ellas fueron reprimidas de manera injusta y de diversas formas.
Una de las luchadoras y pionera socialista fue Clara Zetkin, amiga de Rosa Luxemburgo, que propuso y logró, antes de la Segunda Guerra Mundial, el voto de la mujer que hoy es una realidad en todo el mundo. Así como ellas hubo grandes mujeres en la historia que destacaron por su lucha tenaz y decidida.
Desde entonces, la mujer en la sociedad ha tomado un papel importante, sin embargo, no siempre es reconocido, al contrario, menos valorado en este sistema capitalista que las oprime, siendo sus luchas, a lo largo de la historia, para denunciar las crisis económicas que hay en la sociedad, dado que son las más golpeadas.
Por su incansable papel durante la historia, ha ayudado a comprender y valorar su perseverante y grandiosa lucha, su ansia de libertad y de plena realización de la mujer, la ha empujado a llevar más allá de las fronteras económicas, para situarla en el centro de todas las actividades creadoras, tales como la política, el deporte, la ciencia y la cultura.
Por desgracia, el rol del hombre y de la mujer en la sociedad, se ha descompuesto, al grado de ser insensibles al dolor humano; sobre todo en México y en el gobierno actual que encabeza Andrés Manuel López Obrador, ya que, con su indiferencia, golpea a las mujeres, haciendo caso omiso a esta situación, llevándolas a vivir situaciones muy desagradables e injustas, relegando su estatus a un segundo plano, impidiendo alcanzar todo su potencial, y poniendo trabas para que no tengan salarios bien remunerados, acceso a la salud, educación, vivienda digna, cultura, deporte, por mencionar algunos.
En lo que respecta al salario, para las mujeres aún es bajo. De acuerdo con el Gobierno de México, el salario aumentaría a inicios de enero de 2023, con el 20 por ciento, pasando a seis mil 223 pesos; sin embargo, este aumento aún es insuficiente porque visto generalmente, el incremento es bueno para los trabajadores, sobre todo para las madres, pero si lo analizamos a detalle, el monto en el entorno social y económico, configuran un panorama poco alentador, dado que hay una crisis económica donde los productos de la canasta básica se encarecen. Sin dejar de lado que el aumento aplica sólo para aquellos que cuentan con un empleo fijo y que están inscritos en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Desde 2021, las mujeres comenzaron a recuperar con dinamismo la economía, incorporándose el 1.7 millones de trabajadoras a la población ocupada, en paralelo con los hombres en el mismo lapso de tiempo, 1.2 millones. Esta diferencia coloca a la participación femenina económicamente activa en el nivel más alto del que se tiene registro, de acuerdo a la información de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE).
A los bajos salarios y la falta de empleo para las mujeres, se suma la inseguridad que se vive en nuestro país, siendo nosotras las principales víctimas. Es lamentable la historia de opresión y discriminación a la que se han enfrentado las mujeres, debido a que el gobierno no está para servir al pobre, sino para mantenerlo sometido por sus apoyos clientelares y dejando de lado la seguridad social, teniendo así, lamentable, cien municipios que concentran el mayor número de feminicidios.
A esto le agregamos los abusos y agresiones que sufren las mujeres, centrada en esa violencia no mortal; de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), una de cada dos mexicanas, mayores de 15 años, ha sufrido violencia psicológica y el mismo porcentaje ha vivido algún ataque sexual. Los principales entornos de estas violencias son el ámbito comunitario (45.6%) y de la pareja (40%), según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) de 2021.
El silencio es abrumador, el 90 por ciento de las mujeres que sufrió violencia escolar, laboral, comunitaria, familiar o de su pareja, no presentó una denuncia. En números, hay 48 millones de mexicanas mayores de 15 años que sufrieron violencia física o sexual y no dijeron nada, según el Inegi.
Los antorchistas de México no nos limitamos a aplaudir, con entusiasmo sincero, los esfuerzos emancipadores de la mujer mexicana, sino que, a diario, miles de mujeres antorchistas construimos un nuevo país para que nuestros derechos no sólo se observen en un papel o nota periodística, sino en el trabajo diario y en cada rincón del país.
Esto no es pose ni oportunismo, Antorcha hace un llamado fraterno a todas las mujeres a sumarse a un frente amplio para luchar contra la indiferencia del gobierno de Andrés Manuel López Obrador y, permanentemente, en contra del sistema que oprime.
Porque considera a la mujer como un ser humano capaz de sumarse a la lucha contra la injusticia social, la marginación y la degradación. Las luchas que han dado mujeres valerosas, no pueden dejarse a la deriva; una de las formas de hacerles justicia, es que todas las mujeres de la tierra nos pongamos a trabajar en pos de que continuemos con la labor de organizar, educar a los humildes de la patria, seguir construyendo y fortaleciendo la vanguardia.
Ha llegado el momento de reiterar que Antorcha tiene razón, necesitamos darle el protagonismo que se merece el pueblo para que, más temprano que tarde, tome las riendas de este país y pueda construir un modelo nuevo de sociedad, donde se reparta la riqueza social más equitativa; sólo así se acabarán tantos males sociales que nos aquejan. No dejemos de trabajar por un país de nación mejor para todos y todas.
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