Desde los orígenes del Movimiento Antorchista Nacional, hace 47 años, nuestra organización ha tenido como firme propósito: organizar y concientizar al pueblo trabajador para juntos luchar contra la desigualdad social y contra la pobreza, que son los males que aquejan a nuestra sociedad. Con esta perspectiva, de lograr una repartición justa de la riqueza social y desarrollar trabajo para mejorar las condiciones del municipio de Jilotepec, e impulsar con ello el campo, la salud, la educación, el deporte, las vías de comunicación, además de brindar más apoyo para estudiantes, mujeres, personas con discapacidad, adultos mayores, surge dentro de las entrañas del pueblo, el clamor por participar en la contienda electoral, pues fue el mismo pueblo testigo de que aún sin tener puesto en la función pública, los activistas de Antorcha encabezaron múltiples luchas, que trajeron consigo desarrollo, tales como: ampliaciones de electrificación, apoyo a la vivienda y proyectos productivos. Es así que ante la solicitud de representantes de las congregaciones se definió participar en un proyecto de progreso que encabezó un equipo de trabajo que fijó como determinación continuar trabajando por las comunidades independientemente del resultado de la elección.
Como todos sabemos, en la pasada elección del 6 de junio, se hicieron presentes las prácticas a las que la clase política nos tienen tristemente acostumbrados: compra de votos, ya sea en especie o en efectivo, condicionamiento de recursos y programas públicos, por ejemplo, en el discurso de los “promotores” de estos programas, especialmente el que atiende a los adultos mayores se escucharon líneas como: “si no votan por Morena, les pueden quitar su apoyo”, estas prácticas llegaron hasta la llamada “guerra sucia”, que se manifestó desde injurias vertidas a través de redes sociales, hasta la violencia física y psicológica, en contra de integrantes de nuestro equipo de trabajo, misma acción que dejó entrever que existió un solo rival a vencer: el pueblo organizado.
No se puede perder de vista que previo a la elección, con el argumento de la falta de evaluaciones de confianza por parte del personal de la policía municipal, esta fue relevada por la fuerza pública del estado, misma policía que fue la que violentó a nuestros compañeros activistas de Antorcha, Anselmo Lara, Héctor López y Ernesto Hernández, un día antes de la votación.
Posterior a la jornada electoral y apegándonos a nuestra premisa de que es seguir luchando por mejores condiciones de vida para el pueblo, nos hemos dedicado a enarbolar las demandas más sentidas en las localidades, principalmente en aquellas en donde resultan apremiantes las soluciones, tal es el caso del puente San Martín que cada vez que llueve en la zona alta el arroyo deja incomunicada a esta localidad, lo mismo en Paso San Juan, Vista Hermosa 2ª manzana y Barrio San Juan en la cabecera, así como también la lucha de los pobladores de Cerro de la Gallina por el reencarpetado de la carretera que da acceso a su comunidad, que se encuentra muy deteriorada y a quienes sólo les ofrecen soluciones eventuales. Sin embargo, el listado de necesidades apremiantes para las comunidades es amplio y se refieren a servicios básicos, acceso al agua potable, drenaje sanitario, ampliaciones de red eléctrica, pavimentaciones, construcción de andadores, así como instalación de luminarias.
Nuestra lucha continúa y pese a que ha concluido el periodo de elecciones, la guerra sucia aún no concluye, pues en los últimos días los antorchistas de Jilotepec y en particular los integrantes de los comités de las distintas congregaciones, hemos sido víctimas de hostigamiento por parte de la fuerza pública y así también, ha sido evidente una forma sistemática de disipar rumores que tratan de opacar la actuación de los activistas de nuestra organización, con lo que queda manifiesta la pretensión de dividir la opinión de la ciudadanía y mal informarla para con ello persuadirla de no organizarse con nosotros.
No obstante, confiamos en la inteligencia del pueblo, en la perspicacia de la gente que se da cuenta de las mal intencionadas acciones de personas sin escrúpulos que intentan a toda costa evitar que el pueblo abra los ojos y se organice, pues aquellos que atentan contra nuestra Organización son sabedores de que un pueblo despierto es un pueblo que exige, que lucha y que no descansa hasta lograr su propósito colectivo, por eso para ellos el pueblo organizado es el rival a vencer.
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