El Movimiento Antorchista Nacional, desde su nacimiento, es decir, desde hace 46 años, ha emprendido una dura batalla para luchar en contra de la pobreza lacerante que lastima a millones de mexicanos, siempre buscando el bienestar de las clases trabajadoras, pues creemos firmemente que las condiciones materiales del pueblo pueden cambiar, siempre y cuando estos se organicen y se eduquen políticamente para entender cómo funciona la sociedad y así poder transformarla.
Sin embargo, en el transcurso de los años, la pobreza en vez de disminuir va en aumento. A pesar de los ingentes esfuerzos de todos los que hacen posible la organización popular mejor estructurada del país, activistas y dirigentes que han dedicado prácticamente su vida en enseñar al pueblo a gestionar ante los gobiernos para que se resuelvan sus demandas más apremiantes. Pero a pesar de todo el esfuerzo realizado, nos dimos cuenta de que los principales promotores de esta pobreza son los mismos gobiernos que, a pesar de que el pueblo los ha elegido a través del voto popular, confiando en que así ellos puedan intervenir para crear las condiciones que favorezcan a las clases trabajadoras, parece que llegando al poder todo se les olvida, pues, después de eso, hacen caso omiso a las necesidades del pueblo, como agua potable para sus colonias, introducción de la electrificación, mejoramientos de vivienda, fertilizante, por lo que han tenido que hacer uso de sus derechos constitucionales para manifestarse ante los gobiernos insensibles y sordos.
Esto que digo ahora, resulta relevante a 46 años de lucha incansable de los antorchistas, en la que hemos sido objetos de calumnias, injurias y ataque mediáticos inmerecidos, sencillamente porque en todo este tiempo, ningún presidente, que yo recuerde, con las circunstancias actuales de una pandemia que ha dejado alrededor de 20 mil muertos y 170 mil contagiados, se ha referido a la pobreza como lo hace hoy el presidente Andrés Manuel López Obrador, cuando dice que “a los pobres no los secuestran”; y que para curar la pandemia del coronavirus solo es necesario “no mentir, no engañar y no traicionar”. Decir esto significa afirmar que el pueblo está bien así, con su pobreza, es hacer que los mexicanos se conformen con su pobreza y el atraso social en el que viven.
Afirmar como lo hace López Obrador que “los pobres deben enfrentar esta pandemia que está azotando el país, con buenos hábitos alimenticios, y no se trata de comer cosas exóticas, extravagantes, caras, no, es recuperar en mucho lo que es la comida tradicional, el arroz el frijol, el maíz que es alimento de primero, sin maíz no hay país,”, es condenar a los pobres, de una u otra manera, a conformarse con la pobreza y el hambre. Y ya ni hablar si quiera, de las aspiraciones que tenga la clase trabajadora para mejorar y cambiar sus condiciones de vida y darles un futuro mejor a sus hijos. Esa pobreza que Antorcha ha venido combatiendo desde hace 46 años.
Alguien debería explicarle al señor presidente, que para tener un buen desarrollo biológico desde que estamos en el vientre de la madre, debemos tener una buena alimentación para que él bebé pueda nacer en buen estado de salud, pueda desarrollarse y no tenga problemas en su desarrollo motriz y cognitivo, y es muy seguro que esto no se logra sólo consumiendo maíz. Pero veamos algunos datos que nos pueden ayudar a entender bien la situación.
Según datos del portal electrónico Guía Infantil, “una buena alimentación es vital para que el niño crezca sano y fuerte. Comer bien no sólo afecta a su crecimiento físico, sino también a su desarrollo intelectual. Una correcta alimentación del niño durante los primeros años de vida puede repercutir positivamente en su estado de salud, así como en su habilidad para aprender, comunicarse con los demás, pensar y racionalizar, socializarse, adaptarse a nuevos ambientes y personas y, sobre todo, en su rendimiento escolar. Una buena alimentación puede influir notablemente en su futuro”. Es decir que una buena alimentación puede crear mejores hombres y mujeres, sanos y fuertes.
Pero veamos cómo está la situación en México. La reconocida Revista Buzos de la Noticia, afirma que 45 millones de mexicanos no tienen acceso completo a la canasta básica, es decir, al conjunto de productos de primera necesidad y servicios que necesita una familia promedio para subsistir durante un determinado periodo de tiempo (por lo general por un mes), ya sean alimentos, higiene, salud y transporte, entre otros. La canasta básica es una referencia para fijar el sueldo mínimo, así como una herramienta para monitorear los precios de los principales productos.
Además, informa que, en México, el 35.7 porciento de la población vive en situación de pobreza laboral, es decir, 45 millones 238 mil 747 personas no pueden comprar la canasta básica completa debido a su reducido ingreso.
Una de las razones de la reducción porcentual del ingreso de las familias se debe a que, en mayo, el empleo formal se redujo en 344 mil 536 puestos de trabajo. Pero la cifra crece, según datos oficiales, de enero a mayo, se perdieron 838 mil 272 puestos. La pobreza laboral es una situación que repercute en el ingreso, y en consecuencia no es suficiente para alimentar a todos los miembros de las familias.
Por lo tanto, decirnos que es mejor ser pobre “para que no te secuestren”, o tratar de hacernos pensar que es mejor sólo comer frijol, arroz y maíz, es una vil hipocresía para quién asegura que en su gobierno “por el bien de todos, primero los pobres”. Es por esto que los pobres necesitamos organizarnos y luchar para reclamar un verdadero cambio en el país. Los pobres debemos sumarnos con Antorcha. Los olvidados y menospreciados por el Presidente, debemos salir a la calle y protestar, hay que salir a pedir apoyo alimenticio que sea de calidad, empleo para todos y mejores salarios. Que salgan los familiares de los muertos por la covid-19, por el narcotráfico, por la inseguridad, y que todos exijamos justicia.
Eso y mucho más necesita nuestro país, y como dijera acertadamente el maestro Aquiles Córdova Morán: “Nosotros nos proponemos ser los que alumbremos al pueblo el camino del progreso, del trabajo, un camino constructivo para el bienestar del pueblo pobre de México lo más pronto que se pueda”, el momento ha llegado, es ahora o nunca.
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