Desde que el inigualable presidente, Andrés Manuel López Obrador tomó posesión del gobierno de la república, mucho antes de la aparición de la contingencia sanitaria que azota a los mexicanos, ocupando el deshonroso cuarto lugar con más de 78 mil muertos, a pesar de que desde mayo, el Presidente y López-Gatell empezaron a "domar el pico" y "a ver la luz al final del túnel", ya manejaban el plan de desaparecer 109 fideicomisos financiados con recursos públicos con el multicitado argumento de la "austeridad republicana" y para evitar "posibles" actos de corrupción sin aportar más elementos que su sospecha.
Después de varios intentos de discutir en la Cámara de Diputados, la desaparición de los fideicomisos como el Consejo Nacional de ciencia y Tecnología (CONACYT), Fondo Nacional de Desastres Naturales (FONDEN), Fondo de Inversión y Estímulos al Cine (Fidecine), Centro de Investigación y Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav), Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), Fondo para el Deporte de Alto Rendimiento, etcétera, López Obrador mediante un decreto en el mes de mayo, ordenó terminar con todos ellos, porque, dijo: "Así lo demanda su ley, la Ley de Austeridad Republicana, y el dinero será entregado para su gasto, a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
"Se instruye a las dependencias y entidades de la Administración Pública Federal, a la Oficina de la Presidencia de la República y a los Tribunales Agrarios, para que a la entrada en vigor del presente decreto y en términos de la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria y su Reglamento, lleven a cabo los procesos para dar por terminados todos los fideicomisos públicos sin estructura orgánica, mandatos o análogos de carácter federal en los que funjan como unidades responsables o mandantes", dice el documento publicado en el Diario Oficial de la Federación."El propósito es que la Administración Pública Federal se conduzca con Austeridad Republicana, combatir el despilfarro de bienes y recursos nacionales y administrar los recursos con eficacia, economía, transparencia y honradez", agrega.
Recibida la orden de López Obrador, los 34 diputados morenistas integrantes de la Comisión de Presupuesto y sus aliados del PT, PES y PVEM, de un total de 53, se aseguran una cantidad superior a 300 mil millones de pesos que supuestamente invertirán en los programas sociales para proteger a los pobres; ayudar a la reactivación económica, como créditos productivos; apoyar a la industria de la construcción y generar empleos; apuntalar a Pemex por la caída en los precios del petróleo y pagar deuda, y últimamente agregó, para pagar el primer anticipo del proyecto COVAX, que garantiza el acceso de México a las vacunas contra el SARS-CoV-2 que han demostrado su efectividad.
Pero mientras los diputados morenistas discuten el decreto sobre la desaparición de los fideicomisos, el Gobierno federal sorpresivamente reportó un alza en los ingresos presupuestarios de 14.6% desde el mes de agosto con recursos del Fondo de Estabilización y fideicomisos, pues, según un Informe de las Finanzas Públicas y la Deuda de la Secretaría de Hacienda, los ingresos petroleros cayeron como se esperaba 28.1%, compensado por otros ingresos con el 21.8 por ciento, obtenidos, obviamente, de estos fondos y fideicomisos.
Hasta agosto, el Gobierno ya echó mano de 119.1 mil millones de pesos del Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios (FEIP), 21.6 mil millones de pesos del Fideicomiso del Nuevo Aeropuerto Internacional de México y 33.6 mil millones de pesos de otros fideicomisos, además de 8.8 mil millones de pesos de entidades paraestatales, para un total de 183.1 mil mdp.
A reserva de lo que opinen el Gobierno morenista y los seguidores que le quedan, yo propongo que en lugar de desaparecer los fideicomisos y gastar el Fondo de Estabilización, dejando de invertir en educación, ciencia, tecnología, deporte y cine, entre muchos otros importantes rubros, para adelantar el pago de vacunas y las campañas de división y odio que promueve López Obrador por todo el país, bien alcanzarían, las ganancias de la rifa del avión presidencial, el dinero ahorrado por el combate del huachicol de gasolina y gas, el dinero y las joyas que aún quedan en el Instituto para devolverle al pueblo lo robado, incluido el Lamborghini extraviado, los miles de millones de dólares confiscados a Emilio Lozoya, los moches por contratos directos a proveedores de ventiladores para enfermos de covid y obras como el aeropuerto y tren maya, de las "aportaciones" que acostumbra recoger Pío López Obrador, etcétera.¡Digo yo!
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