La historia como tal y todo lo que incluye es considerada una ciencia, es aceptada como tal. Cada ciencia tiene su objeto de estudio; la Historia estudia al hombre y lo que en el pasado ha dejado documentado. El tiempo pasó desde que se creó uno de los medios para difundir de manera impresa las ideas, la imprenta, quien ha sufrido importantes cambios; ya no es la que inventó en el siglo XV Johannes Gutenberg. Pero más que su desarrollo tecnológico importa ver el uso que se le ha dado.
En los siglos XVIII y XIX, los líderes políticos tomaron conciencia del gran poder que podían tener las gacetas para influir en la población y proliferaron los periódicos de facciones y partidos políticos. Hacia finales del siglo XIX, los empresarios descubrieron el potencial comercial del periodismo y surgieron las primeras publicaciones parecidas a los diarios actuales. Estos han sido aprovechados desde entonces hasta nuestra actualidad, y se han desarrollado hasta convertirse en verdaderas empresas, de las que se fueron desprendiendo diferentes ramas que son parte esencial de la imprenta actual, y es en este contexto que surge lo que hoy denominamos como periodismo. El desarrollo del periodismo a lo largo de la historia es entendido como una actividad regular y continua de recogida, elaboración y difusión de noticias sobre los principales acontecimientos que ocurren en el mundo. Y los que se encargan de hacer esa labor se les denomina, por consiguiente, periodistas.
Aunque la televisión, el internet, la radio, por mencionar algunos, han ido reemplazando las formas tradicionales de informar al mundo de lo que sucede a diario, la labor para recabar la información que los medios de comunicación pueden “informar”, sean cuales sean, sigue siendo del periodista. Y hoy estos trabajadores originarios que se encuentran en la base de toda la cadena de información, sufren el acoso de las fuerzas reales que se ven afectadas con su labor; pues no son pocos los que se sienten perjudicados cuando la verdad sale a flote y se quiere dar a conocer al público. Año con año la violencia hacia la libertad de expresión ha ido en aumento, teniendo Estados donde en sexenios anteriores se ha generado mucha violencia, amenazas, intimidaciones y homicidios hacia muchos periodistas, que sólo por dar a conocer temas de mucha magnitud son perseguidos.
El periodismo cubre una infinidad de temas, pero corren mayor riesgo de sufrir el acoso por su labor los que se dedica a los temas políticos, económicos, narcotráfico, etc. México, es considerado el país más peligroso para ejercer esta labor en el mundo. De 2000 a la fecha, se ha documentado 148 asesinatos de periodistas en el país, en posible relación con su labor; más del 90 por ciento de los asesinatos han quedado impunes; 43 por ciento de los agresores estuvieron vinculados a servidores públicos, seguido por la delincuencia organizada (33.5 por ciento). En tanto, los patrones de agresión que más predominan son las amenazas, agresiones físicas y robo. El crimen organizado ha logrado filtrar a los gobiernos en muchas partes del país y muchos periodistas son amenazados y asesinados, asestando un golpe a la libertad de expresión, por el hecho de exponer a políticos corruptos coludidos en el crimen organizado, o al narcotráfico y la forma en que trabajan.
En Veracruz, el estado con más violencia y asesinatos del país, durante el Gobierno de Javier Duarte que comenzó en diciembre de 2010 y finalizó el 30 de noviembre de 2016, ha sido el más letal para los comunicadores: 18 periodistas asesinados. E iniciando este año, van las primeras tres muertes, dos en Tijuana, Baja California; y uno más en Veracruz, la entidad que más homicidios a periodistas ha reportado (con más de 30 casos). Desde el 2000, 20 han desaparecido en ese mismo periodo, según la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. La cifra de homicidios en el Gobierno morenista aumentaría a 50, convirtiéndolo en el que más periodistas asesinados ha tenido en comparación con los últimos dos sexenios.
El caso más reciente es el de la periodista Lourdes Maldonado, asesinada el 23 de enero en Tijuana, Baja California. En el 2019, la periodista se presentó en una de las famosas “mañaneras” para pedirle protección al presidente Andrés Manuel López Obrador, mismo que se comprometió a dársela. Hoy vemos que la protección no llegó y el Gobierno de la 4T queda a deber mucho a la libertad de expresión, pues el mismo mandatario federal, ha mostrado esa indiferencia o hasta aversión en contra de muchos periodistas; ahí comienza la violencia y ahora es más que notorio con este caso que ha dado la vuelta al mundo. Lo que ha surgido, en consecuencia, son manifestaciones pidiendo justicia para la comunicadora. Esto seguirá pasando, y como lo ha querido el presidente, la 4T pasará a la historia, pero por el mal desempeño que ha tenido al no brindar apoyo y protección a la libertad de expresión mexicana que se ve asediada en esta ola de atentados.
Nosotros, en uso de nuestro derecho de manifestación, y a pesar de saber que vuestras voces serán como un grito en medio del desierto, exigimos que se haga justicia en el caso de Lourdes Maldonado, pero, sobre todo, nos pronunciamos en favor de la libertad de expresión, y exigimos que se brinde verdadera protección a los periodistas y se respete su labor como heraldos de la verdad.
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