Ojos que no ven, corazón que no siente.Así reza el adagio popular y parece ser la filosofía con la que trabajan muchos funcionarios, desde el presidente de la república, gobernadores, presidentes municipales y funcionarios de las distintas dependencias del gobierno federal y de los gobiernos estatales; el país se está desmoronando y los señores, encerrados en sus casas o atrincherados en sus respectivos palacios; solo se constriñen a dar información a través de las redes sociales de cuántos contagios de Covid-19 aumentaron al día y cuántos fallecidos.Atrás de sus muros no se escuchan los lamentos, las exigencias y las protestas de la ciudadanía; no se ve la angustia de médicos y enfermeras desesperados por no contar con el equipo necesario para protegerse y proteger y atender a los enfermos; no perciben la zozobra de miles de mexicanos que, al quedarse sin trabajo, no saben cómo podrán alimentar a su familia en las próximas semanas; no descubren en sus rostros la rabia contenida ante tanta insensibilidad e ineptitud gubernamental.
Y precisamente esa incapacidad para gobernar y dar soluciones efectivas está poniendo en grave riesgo a toda la población; el coronavirus, aparte de la gran tragedia exterminadora que es, ha venido a sacar a flote, la frivolidad, la estulticia y los intereses más mezquinos de muchos gobernantes, empezando por el presidente López Obrador: todos conocíamos la situación desastrosa del sector salud en el país, padecimiento agravado en las últimas décadas, pero que recibió un golpe mortal de la actual administración federal al reducir su presupuesto y con ello personal y equipo médico; la incapacidad mortífera del gobierno también se ha visto reflejada en el gran desabasto de medicinas en todos los hospitales públicos y la desaparición del seguro popular; se ha dejado en total indefensión a la mayoría de la población.
Ahora con el coronavirus, el presidente López Obrador no sólo no entendió la gravedad del problema, que se trataba de una pandemia global, sino que, además, se comportó con tanta irresponsabilidad y puerilidad al mantener sus giras y dando abrazos y besos, contrario a las indicaciones de las autoridades de la OMS; al decir que él contaba con mecanismos más efectivos para detener el virus, como su escapulario y sus imágenes religiosas y, obviamente, lo más grave, sin tomar las medidas pertinentes ante una contingencia que ya estaban viviendo otros países, es decir, sin adquirir equipo médico y de protección, sin contratar y capacitar oportunamente al personal necesario, sin equipar o acondicionar hospitales; no adquirir y menos aplicar las pruebas de Covid-19, etc., etc.Igualmente insensato es no poner en marcha programas de asistencia y de supervivencia de la población y mantener su tozudez de llevar a cabo sus proyectos inviables de la refinería de "Dos bocas", "Tren Maya" y Aeropuerto de "Santa Lucía"; es decir, primero están los caprichos del señor que la vida de miles de mexicanos; pues con los recursos destinados a dichos proyectos se podrían resolver todos los requerimientos de los hospitales y del personal médico para hacer frente a la pandemia, se lograría solventar la alimentación, el pago de luz, de gas y proporcionar agua potable a millones de mexicanos.Por lo tanto, al no asumir su total responsabilidad y no proceder correctamente, y con ello no evitar la muerte de miles de inocentes, López Obrador debe ser juzgado por crimen de lesa humanidad, inmediatamente, antes de que miles mueran como moscas (se considera crímenes de lesa humanidad a aquellos delitos especialmente atroces y de carácter inhumano, que forman parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil, cometidos para aplicar las políticas de un Estado o una organización).Y, en lugar de apoyar a las pequeñas empresas ha iniciado un verdadero acoso para que realicen sus declaraciones ante el SAT y paguen los respectivos impuestos en medio de esta tragedia nacional.Asimismo, su partido Morena ha aprovechado la contingencia para hacer cambios en la Constitución y permitir la reelección; para que nos olvidemos de que López Obrador y sus gobernadores afines tampoco han cumplido con dar seguridad a la población, ahora el número de delitos y asesinatos se han incrementado como nunca antes en México, y también han aprovechado que la atención de la ciudadanía está mayoritariamente en cómo defenderse de morir por el Covid-19 o por inanición ante el desempleo, se cometen atropellos a la ley y a los derechos humanos, como el perpetrado por el Tribunal Electoral de Puebla, que a instancias del gobernador morenista niega el registro como partido a decenas de miles de poblanos unificados en el Movimiento Antorchista Poblano.
Y misma suerte deben correr aquellos gobernadores, como el de Hidalgo, que solo se dedicó a publicitarse en los primeros días de la pandemia, pero sin acciones efectivas para proteger a la población, y que aún sigue negándose a atender a los ciudadanos; que al igual que el presidente de la república se rehúsa a parar sus obras faraónicas, como los grandes puentes que se están construyendo en Pachuca, o como los ubicados en el cruce de "Las tres Huastecas", kilómetros antes de llegar a Huejutla; un verdadero agravio a los habitantes de toda esa región, tan urgidos de alimento, salud y servicios (en total el gobierno de Fayad destinará mil 264.3 millones de pesos para la modernización del bulevar Colosio, y la obra que levantará sobre el bulevar Felipe ángeles, a un costado del centro comercial plaza Galerías- Independiente por convicción-).En Hidalgo, como en todo el país, urge que se instrumente un verdadero programa alimentario para más del 50% de las familias y que se haga entrega de maíz en las zonas rurales.
E igualmente el presidente morenista de Jalapa, Veracruz, Hipólito Rodríguez Herrero, que está más preocupado en ampliar los panteones que en salvar vidas, como bien señaló el ingeniero Samuel Aguirre Ochoa, líder del antorchismo veracruzano: "Puede volverse muy difícil la situación… y necesitamos ampliar desde ahora nuestro cementerio, tenemos ahorita que meterle dinero a ampliar los cementerios ya, mañana mismo que se pongan a trabajar… sea por las buenas o sea por las malas tenemos que ampliar los cementerios ya".Obviamente que el señor no está considerando a su persona o a sus familiares como posibles usuarios de esa nueva "obra social".
Esta es la "calidad" de nuestros gobernantes, los cuales por su omisión ante esta grave contingencia de salud y por poner en riesgo la vida de sus gobernados y colocar en primer lugar sus intereses, deben ser, al menos, inmediatamente destituidos, dejar la conducción de la nación y de los respectivos estados y municipios en personas más capaces, más sensibles y que sepan gobernar con verdadero humanismo.
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