“Hay décadas donde nada ocurre; y hay semanas donde ocurren décadas”, esta frase de Lenin viene a cuenta por lo vertiginoso de los acontecimientos que están sucediendo en el mundo con la operación militar especial de Rusia en Ucrania, actividad centrada específicamente en la región del Donbás, lo que ha provocado que los acontecimientos del mundo entero se aceleren en la esfera de lo político, económico y lo social.
Los temas que nos preocupan a todos es lo relacionado al alza de los precios de los alimentos, del fertilizante y de los combustibles; si bien es cierto que esta situación ya era grave con la pandemia se aceleró tras este conflicto internacional que ha empeorado con las sanciones hipócritas y racistas del país más invasor del mundo, que es Estados Unidos (EE. UU.) y con la participación de la Unión Europea (UE) a Rusia, nación que junto con Ucrania representan la cuarta parte de los cereales exportados, tal es el caso del trigo.
Para darnos una idea de la dimensión que Rusia representa en cuanto al surtimiento de materias primas para el mundo y cómo nos afecta la situación, puesto que vivimos en una economía “globalizada”, como dijeran los apologistas del capitalismo, porque como siempre que ocurren estos hechos quien paga los platos rotos son la inmensa mayoría de habitantes del planeta en condiciones de pobreza.
Los defensores a ultranza de las sanciones contra Rusia pretenden hacernos creer que sólo afectará a este país (Rusia), que está cuidando su soberanía; pero veamos lo que Rusia exporta al mundo y porque de las afectaciones globales: el 28.2% de níquel, 20.7% paladio, 19% de platino, materiales que se ocupan en el sector industrial; el trigo 18.4%, gas natural 18% y el 13.8% en fertilizantes potásicos y nitrogenados, así como el 80% del aceite de girasol (Fuente: Observatory of Economic Complexity (OEC 2021)).
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en su índice de precios mensual de febrero, compara el aumento de los precios en los alimentos básicos con respecto al año anterior, afirmando que los cereales aumentaron en 14.8%, los aceites vegetales de palma, soja y girasol en 8.5%, los lácteos en un 24.8% y en carne de bovino en 15.3%, esto es en cuanto a los precios de los alimentos, lo que desde luego estamos padeciendo en México.
Ahora vayamos al tema del empleo, ¿qué tanto poder adquisitivo tiene la población común y corriente que vive de su salario?, en caso de que lo tenga y los que no, ¿cómo es que sobreviven? En Europa la inflación anda por los cielos, esto hace que el poder adquisitivo de la gente se reduzca: en España la inflación ronda el 9.8%, Reino Unido 6.2%, Italia 5.7%, Alemania 7.3%; y en América Latina no cantamos tan mal las rancheras: en EE. UU. la inflación es de 7.9%, en México 7.29%.
Ante este panorama desalentador hay que agregar el tema del empleo, que de acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se prevé que para este año 2022 es baja la recuperación del mercado laboral; la OIT “advierte de una recuperación lenta e incierta debido a la persistencia de los efectos de la pandemia en los mercados del trabajo del mundo” y calcula que las horas trabajadas a escala mundial se mantendrá un 2 % por debajo de su nivel antes de la pandemia, porcentaje que corresponde a 52 millones de puestos de trabajo de tiempo completo.
Esto mientras que el desempleo mundial se sitúa en 207 millones, es decir, aumentará la pobreza y la desigualdad como ya lo vemos, pues cada día se vienen agudizando los problemas económico-sociales, asunto que se resiente más en los países pobres.
Por eso los mexicanos debemos organizarnos, porque sólo unidos y con una dirigencia que tenga clara la visión de lo que queremos para nuestra patria es como saldremos adelante, siendo que en la actualidad la inmensa mayoría sufre todas estas calamidades por culpa de unos cuantos que quieren seguir y seguir enriqueciéndose a costa de la sobreexplotación de los trabajadores y de los recursos naturales.
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