Apenas la semana pasada recordábamos a Lampedusa (“Que todo cambie para que siga como está”) y el ayuntamiento de Tijuana, Baja California encabezado por Montserrat Caballero exhibe ya que esa es la línea de “su 4T”. Cambian los colores, cambian los discursos, pero el autoritarismo, la soberbia, la intolerancia y la antidemocracia permanecen y se profundizan. Y como para muestra basta un botón o, como dicen en el rancho, luego, luego se le ve la zanca al pollo, hablaremos de las elecciones para renovar los consejos ciudadanos delegacionales. Veamos.
El 27 de noviembre de 2013, el XX Ayuntamiento de Tijuana presidido por el priista Carlos Bustamante Anchondo, acordó la creación del Instituto Municipal de Participación Ciudadana (IMPAC) que entre otras tareas tiene la de “Promover la participación activa de la ciudadanía organizada y no organizada” (Art. 21, Fracc. III. del Reglamento del IMPAC, para la elección democrática de los consejos ya mencionados, de donde se eligen más adelante los representantes ciudadanos al Consejo de Desarrollo Municipal (Condemun), que a su vez determina la obra comunitaria en la ejecución de los recursos federales en material social y es el responsable de supervisar la correcta aplicación del Fondo de Aportaciones para la infraestructura Social Municipal, asimismo del control y evaluación en la aplicación de estos recursos. Es decir que, siguiendo la letra del reglamento y del acuerdo que lo creó, el IMPAC, los consejos delegacionales y el Condemun deberían de ser desde su creación, entidades para facilitar y fortalecer la participación popular en la determinación de cuáles son las obras y acciones más urgentes para mejorar la calidad de vida los tijuanenses y, por tanto, la asignación de los recursos de origen federal que se les destinarán. Pero como ocurre con los derechos a la vivienda, al salario digno, al empleo, a la salud o a la educación, solo sirven de taparrabo para esconder las vergüenzas de los políticos impositores con pretensiones de autócratas que por el ayuntamiento han pasado.
En efecto, las dichosas elecciones pasan de noche prácticamente para todos los vecinos de las diecisiete delegaciones y subdelegaciones en las que se eligen a los integrantes de los consejos: las convocatorias se publican en espacios que sólo sirven para justificar el requisito de ley, pero nunca para informar y alentar la participación de los tijuanenses. Tradicionalmente, se informa de estos procesos solo a los “cercanos”, a los correligionarios y aliados, a los incondicionales del partido y gobernante en turno. En el mejor de los casos se filtra dicha información a los sectores y personajes más politizados. De tal manera que las famosas elecciones han concluido un ayuntamiento tras otro, casi al cien por ciento, en que solo se registra una planilla (curiosamente la que se palomea desde Palacio Municipal), por lo que, con pocos o menos votos, resulta la indiscutible vencedora. Es decir que en esta democracia municipal se vale jugar al toro, pero sentados. Lo increíble y trágico es que la farsa se ha superado en el XXIV Ayuntamiento de Montserrat Caballero, parecía imposible pero los que pueden presumir de una amplia votación que les permitió llegar a sus cargos y que, por tanto, debieran pensar que con ese respaldo popular podían -¡ahora sí!- promover un amplio, lo más masivo posible, ejercicio de participación ciudadano que legitimara a los consejos ciudadanos y al Condemun, que permitiera que la programación de obras pasara -otra vez ahora sí- por auténticos representantes ciudadanos, estos supermanes, o mejor dicho truchimanes, de la democracia prefirieron la casi total clandestinidad para la formalización de las personas que ellos, es decir la alcaldesa y sus funcionarios, eligieron para formar parte de los organismo mencionados. Apenas había pasado una semana y el IMPAC ya estaba convocando, en lo oscurito, a estas elecciones, cuanto tradicionalmente se realizaban al inicio del año civil siguiente al arranque del cabildo, es decir que lo esperable es que se convocaran entre enero y febrero de 2022 y después de haberse realizado foros de información y participación ciudadanos en cada delegación tijuanense. Nada de eso, los funcionarios del ayuntamiento de la 4T le tuvieron miedo a la participación y prefirieron la oscuridad, la simulación y la impostura; aunque con ello solo conseguirán incrementar en número y -ahora sí- en participación las movilizaciones populares para exigir al ayuntamiento las obras que, por utilizando al consejo como coartada, seguramente se les negarán o al menos se les regatearán. Todo, entonces, sigue igual, es el mismo sistema, en el que, como dijo el maestro Eduardo Galeano:
Los funcionarios no funcionan.
Los políticos hablan pero no dicen.
Los votantes votan pero no eligen.
Los medios de información desinforman.
Los centros de enseñanza enseñan a ignorar.
Los jueces condenan a las víctimas.
Los militares están en guerra contra sus compatriotas.
Los policías no combaten los crímenes, porque están ocupados en cometerlos.
Las bancarrotas se socializan, las ganancias se privatizan.
Es más libre el dinero que la gente.
La gente está al servicio de las cosas.
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