Ya más de un año que a nivel mundial se vive una situación complicada en muchos sectores debido a la pandemia de covid-19, pero lo que sí ha quedado claro es que a más de una familia mexicana le ha pegado en el bolsillo, pues tener un enfermo de covid en casa significa comprar medicamento y tener ciertos cuidados.
Algo que ha llamado la atención es que, ante la emergencia sanitaria, donde el eje de salud debería ser prioridad en los tres niveles de gobierno (federal, estatal y municipal), nos encontramos con una realidad totalmente diferente, pues en el informe más reciente del Coneval informan que en el 2018 el 20.8% de los poblanos no tenían acceso a los servicios de salud, o sea 1.3 millones de poblanos, y en el año 2020 pasó al 32%, o sea 2.1 millones de poblanos, una gran diferencia para estar en plena pandemia, ¿cierto?
Esto es lo que nos dicen los informes, pero la cruda realidad es la que nos hace palpar estas cifras. En Puebla hemos visto en diferentes medios de comunicación locales testimonios de familiares pidiendo apoyo para poder brindarles los servicios de salud a sus familiares contagiados de covid o veíamos las grandes filas para poder adquirir tanques de oxígeno o a través de redes sociales daban testimonio del calvario que era vivir con el “mal de moda”, pero todo apuntaba a que no se contaba ni con el conocimiento, ni con el medicamento, ni con el recurso económico para poder abatir el mal.
Hoy nos encontramos en un repunte, pese a que un porcentaje de población ya se encuentra vacunada, han sido más rápido los contagios que la gran herramienta que representa la vacuna, pues el gobierno federal se ha quedado corto ya que en México lamentablemente se habla y se vive de un tercer repunte de contagios con diferentes características, una cepa que no en todos los países se esta viviendo, pues en otros países vecinos ya se vive en una normalidad que en México aún se ve lejos.
Es aquí cuando cuestionamos al gobierno, los recursos se deben de ocupar en el sector salud, en equipar hospitales, comprar más vacunas, que se tenga médicos o al menos se cuente con el medicamento básico y no mal gastar un recurso en realizar encuestas que desde el principio se ven fracasar, pues no estamos en la circunstancias de poner en juicio la democracia.
Es lamentable ver cómo el estado de Puebla se está desboronando, ya que la pobreza pasó del año 2018 al 2020 del 58 al 62.4%; es decir, que de 3.7 pasamos a 4.1 millones de personas en pobreza, esto según el Coneval, tal vez un detonante sea la cepa que a todos nos tomó por sorpresa, o tal vez sean las malas políticas que se vive a nivel nacional y estatal; sin embargo, los más afectados somos todos los que vivimos los males.
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