Algunos irrespetuosos dicen que no ve. Pero no les creo. El señor no conoce la ceguera cuando repiquetea el dinero contante y sonante. Su ansia de fortuna fue su primer problema. Su absolutización del poder, el segundo. Y un rompimiento entre Puebla y el Palacio Nacional por “las sabidas intenciones del gobernador de entregar el estado en unos años a un candidato del PAN”, el tercero.
Con la derrota de Claudia Rivera, candidata de AMLO y Morena a la presidencia de la capital, orquestada por Miguel Barbosa, en la Ciudad de México se cortó el respaldo para el gobernador. Todo lo que huele a AMLO, Miguel Barbosa lo hace a un lado porque le estorba en su dictadura. Lo más claro: las peleas contra Ignacio Mier Velazco (líder de Morena en la Cámara de Diputados y candidato de AMLO a la gubernatura de Puebla en 2024). Y, desde luego, nadie desde la presidencia sale a defender a Barbosa en los complicados problemas a los que se enfrenta en el estado. De AMLO, ni un abrazo. Es más, dicen que el mismo presidente le mete sabor al caldo contra el góber poblano en el horrible caso del niño Tadeo y, ahora, de la UDLAP.
El 30 de enero, la revista Proceso publicó un texto titulado “Caso UDLAP. Al descubierto, la trama de Barbosa por una herencia de 720 mdd”. Tomemos parte del reportaje: <
Ahí había dos rectorías: la oficial y la impuesta por el gobierno morenista con un rector interino, Armando Ríos Piter, que acaba de renunciar. Al gobierno se le ha complicado el problema porque, desde hace dos semanas, los jóvenes de la UDLAP protestan en las calles para exigir que Barbosa les devuelva su escuela.
No es la primera vez que se acusa al gobernador poblano de sus afanes por hacer dinero de manera ilegal. El 27 de mayo de 2021, Mario Maldonado publicó en El Universal una columna titulada “Los fantasmas en el clóset de Barbosa” de la que tomo algunos párrafos: <
La lista no acaba. Los medios nacionales en 2018 revelaron que, durante su periodo como senador de la República, Barbosa gastó un millón 600 mil pesos en viajes al extranjero, entre ellos una gira de cuatro meses en 2015 en la que vacacionó por París, Roma, Corea, Beijing, Londres y Tokio. Además, que Barbosa Huerta tiene dinero para comprarse hasta seis residencias y mansiones valuadas en más de 45 millones de pesos, como la ubicada en Coyoacán de la CDMX, perteneció al expresidente Miguel de la Madrid Hurtado.
La revista buzos, en un texto de Karen Santos, denunció: “El último golpe a la credibilidad, austeridad y honestidad de que presume Barbosa se lo dio Emilio Lozoya, el exdirector de Petróleos Mexicanos (Pemex), quien denunció que en su época como senador recibió sobornos millonarios –al igual que otros seis legisladores y funcionarios públicos– a cambio de aprobar la reforma energética promovida por el gobierno del expresidente Enrique Peña Nieto. Lozoya denunció también que el morenista le pidió que trasladara a su hermano, trabajador de Pemex, de una terminal de almacenamiento en Guerrero a las oficinas centrales de la CDMX. Este hecho y la presunta entrega de 100 mil dólares se suscitaron cuando Barbosa era legislador militante del PRD”. Un columnista de El Financiero, el 21 de agosto de 2020, escribió: “Parece que Barbosa cumplió (lo comprometido a Lozoya). Circulan evidencias gráficas del multicitado viaje de Estado a Inglaterra, en el que el entonces senador perredista habría agradecido al exdirector de Pemex por los favores recibidos, esto en medio de una cena de gala y con presencia de la familia real”.
Los 720 millones de dólares de la Fundación Mary Street Jenkins que cegaron a Barbosa Huerta son solo parte de las últimas andanzas de un morenista en la lucha contra la corrupción. ¿Qué dice Morena? Nada. Igual que Andrés Manuel López Obrador sobre su hijo José Ramón López Beltrán.
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