Gran parte de los morelenses fuimos testigos de la manifestación y con ella el cierre por varias horas de dos arterias principales: la autopista del sol y la carretera que comunica al estado de Puebla (Amayuca), que realizaron los campesinos de diferentes municipios el pasado lunes y de la participación de diferentes actores políticos en dicho evento. También escuché con atención los comentarios de la opinión pública unos a favor y otros en contra e incluso la versión oficial de que dicha protesta no tenía sentido puesto que ya tenía tres meses la mesa de negociación.
Más allá de estos comentarios, la situación que vive el campesinado de nuestro país y particularmente el caso que me ocupa, verdaderamente es de abandono, pues aunque de palabra y en los discursos oficiales se dice que se destinan recursos para impulsar el desarrollo del agro, esto no lo perciben los campesinos que están en una situación de miseria y que se ahonda día con día. Pese a que existen programas federales éstos prácticamente no se conocen, los famosos proyectos productivos, en los hechos, vienen quedando entre los más allegados de los funcionarios de las dependencias encargadas ya que al común del campesinado se le ponen una y mil obstáculos para que pueda acceder a ellos. Ahora que, efectivamente, debido a las cambios en el temporal (escasez de lluvia en el momento preciso que lo necesitaba la planta) y a la plaga del pulgón amarillo, de la cual los agrónomos tienen conocimiento pero que poco se ha hecho para evitar su reproducción, los campesinos se vieron seriamente afectados y en no pocos casos, tienen pérdidas del 80 % y hasta del 100% de sus cosechas.
Dada esta situación, ya desde hace dos meses el movimiento Antorchista por su parte, hizo la petición a la SEDAGRO para solicitar el apoyo respectivo para los agricultores, desde este tiempo se nos daba esta respuesta como posible alternativa y que ahora, debido a la presión ejercida por un número muy importante de campesinos se pudo concretar; es decir, se publica en el diario oficial de la federación el que la SAGARPA destina recursos federales para desastres naturales, hasta 1500 pesos por hectárea afectada, por lo que es un programa abierto para todos los agricultores de maíz y sorgo, y podrán acceder a dicho programa para ser beneficiados. Esto es lo que se ha logrado con este movimiento; pero hay que agregar para el caso del maíz de temporal que el rendimiento por hectárea es de 3.2 toneladas más o menos según las condiciones; a su vez, el precio por tonelada es de tres mil quinientos pesos aproximadamente, comparado con los 1500 que ofrece el gobierno como alternativa, está claro que andamos muy lejos de la realidad y no deja de ser sólo un paliativo; por si fuera poco, quien va a determinar en qué medida hubo pérdida y con qué cantidad hay que indemnizar a los campesinos, es la aseguradora, pues en esta determinación ellos no tienen derecho a opinar. La respuesta mediática no parece muy halagüeña y si en cambio agudizará aún más los problemas del campo si no se toman medidas de fondo que resuelvan dicha problemática.
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