En los últimos años, el capitalismo ha jugado con la idea de humanizar a sus máximos representantes, para ello, sólo basta ver la inmensa maquinaria mediática y de entretenimiento; dígase películas, libros, series que narran la difícil travesía de los involucrados para llegar a la cima, con un trasfondo bastante edulcorado que omite las injusticias, trampas o hasta delitos que estos hayan cometido.
Con la llegada de las redes sociales, esto se ha facilitado en demasía, ya que, por medio de estas, el público puede pensar que conoce a los multimillonarios porque los ve diariamente, los admira y hasta los puede considerar sus amigos, sin pensar, en ningún momento en el verdadero origen de su riqueza.
Por medio de plataformas de Instagram o TikTok, es común ver a multimillonarios presumir sus mansiones, sus autos, pertenencias valiosas y demás, mientras millones de personas los alaban porque creen que, si trabajan duro, posiblemente, algún día llegarán a ser como ellos.
Las redes sociales han sido aprovechadas por personajes como Carlos Salinas Pliego, el tercer hombre más rico de México, quien ha hecho de Twitter, su patio de juegos; por medio de esta plataforma esparce el odio, ataca al que se atreva a contradecirlo y se burla de todo aquel que critique a sus empresas: “Este es de los típicos pendejos a los que les ofrezco gratis una pelea que costaba 80 usd en PPV, todo nos sale perfecto, ah, pero hubo un detalle con un micrófono y eso es lo que critica. Si no le gusta y le parece fatal nuestro error, pague sus 80 usd o cállese y agradezca!!! (sic)”, escribió el fino empresario en noviembre de 2021.
Con esta actitud, Salinas Pliego claramente ha tenido detractores, pero le ha servido para hacerse de una base de fanáticos que intentan imitar sus acciones.
Salinas Pliego solamente está replicando esta fórmula del bad boy original de Twitter, quien, en esta semana, se ha transformado en el hombre más rico del mundo, Elon Musk, con una fortuna de aproximadamente 219.000 millones de dólares, sobrepasando al fundador de Amazon, Jeff Bezos.
A Musk, que es fundador de un sinfín de compañías (PayPal, SpaceX, Hyperloop, SolarCity, The Boring Company, Neuralink, OpenAI y Tesla Motors,), se le ha atribuido una historia de superación inigualable: un genio salido de Sudáfrica, que se mudó a América para estudiar, convertirse en un emprendedor y millonario de la noche a la mañana. Esta historia omite, claramente, el hecho de que es hijo del empresario Errol Musk, quien hizo su fortuna gracias a la administración de minas de esmeraldas: “Errol regresó a Sudáfrica con una media participación en una mina de esmeraldas de Zambia, que ayudaría a financiar el lujoso estilo de vida de su familia, con yates, vacaciones de esquí y ordenadores caros…” (businessinsider.co, febrero 2018).
No es de extrañarse que esto le haya permitido estudiar en importantes universidades como Stanford o Pensilvania, o financiar sus decenas de empresas, aunque él se niegue a reconocerlo públicamente.
No obstante, la vida de Musk resulta ser bastante pública gracias a su interacción en redes sociales, en los cuales muestra sus ataques de autoritarismo y verdaderas intenciones detrás de sus decisiones financieras y filantrópicas, de las cuales, por más masivas que parezcan, nunca se reporta cuáles son las instituciones beneficiadas.
Otro punto más a destacar es su dura faceta de jefe, que se caracteriza por presentar ataques de ira en contra de sus colaboradores cercanos y maltrato hacia los trabajadores de sus fábricas. “Lesnik y Papes acusan a la empresa (Tesla) de haber experimentado turnos regulares de 12 horas diarias de trabajo –nunca menos de 10 horas–, sumando hasta 80 horas de trabajo semanales y de tener únicamente un día libre cada dos semanas. Cuando estos no podían ir a trabajar por enfermedad o por haber sufrido algún daño, se les amenaza con la deportación o retención de salario, han asegurado” (hipertextual.com 3 de octubre de 2018). Este maltrato se ha hecho sistemático en sus empresas, incrementándose notablemente en minorías y grupos vulnerables “Tesla Inc somete a las trabajadoras a condiciones “de pesadilla” de acoso sexual desenfrenado en su fábrica principal, y los supervisores miran para otro lado cuando se presentan quejas, según una nueva demanda” (vanguardia.com 19 de noviembre de 2021).
Uno de los puntos más álgidos llegó durante la pandemia por la covid-19, a pesar de que “entre el 2020 y los primeros días del 2022 las fortunas combinadas de las diez personas más adineradas del mundo aumentaron casi 2.4 veces, según la lista de Forbes (eleconomista.com 5 de enero de 2022), Musk, desde el principio, se resistió a reconocer la enfermedad como algo de importancia y la calificó como “cosas tontas”, se negó, incluso, a ponerse la vacuna en primera instancia, todo ello, para justificar que sus fábricas y empresas dejaran de trabajar durante la cuarentena de 2020.
“Tesla ha reabierto su única planta de vehículos eléctricos en Estados Unidos situada en Fremont, California, ignorando las órdenes de cierre de las autoridades locales por la pandemia de coronavirus. Este lunes, el director ejecutivo de la empresa, Elon Musk, tuiteó que la fábrica había reanudado la producción. «Estaré en la línea con todos los demás. Si alguien es arrestado, pido que solo sea yo", escribió en la red social (Twitter)» (bbc.com 12 de mayo de 2020). Esto, en un país que ya superaba su millón de casos positivos, no obstante, ni Musk, ni ningún ejecutivo de Tesla se vio afectado de ninguna manera.
En los últimos días, Musk también se hizo con un 9.2 por ciento de las acciones de Twitter, lo que lo convierte en su accionista mayoritario, por lo que la mayoría de las decisiones tendrán que pasar necesariamente, por su autorización. Además de que, se dice, muchos empleados están inconformes y asustados, por la inestabilidad en su carácter y las prácticas anteriormente citadas contra sus empleados y lo que pueda representar para esta red social, que estará al servicio de los intereses del hombre más rico del mundo, cuya filosofía se puede resumir en un tuit publicado durante el intento de golpe de estado en Bolivia: “El motivo se debe a su manera de hablar sobre el golpe de Estado en Bolivia, uno de los países más ricos del mundo en cuanto a litio, producto básico para los aparatos tecnológicos. We will coup whoever we want! Deal with it. «Daremos un golpe de Estado a quien queramos. Lidiad con eso», fueron las palabras de Musk al respecto del golpe de Estado en Bolivia (publico.es 30 de junio 2020).
Musk no es amigo de sus millones de seguidores, ni es culpable absoluto del sistema imperante, que permite a pocos hombres como él, que pueden acaparar la riqueza del mundo. Sin embargo, es necesario que todos seamos conscientes de su objetivo fundamental, mantenerse a él y a los suyos en el mismo lugar, a costa de lo que sea y el que sea.
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