MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El “egoísmo” y la repartición de culpas 

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El pasado 14 de octubre, en el marco de la Feria Internacional del Libro en el Zócalo de la capital, el subsecretario de Salud, doctor Hugo López Gatell, responsable de entre otras cosas, de la estrategia contra la pandemia de la covid-19 en nuestro país, dio declaraciones francamente aterradoras, que plasman a la perfección, la seriedad y narrativa que el proyecto de la Cuarta Transformación quiere contar, el egoísmo, la repartición de culpas entre la población y el lavado de manos del gobierno: “No quisiera enfatizar esto una vez más, pero la idea del cubrebocas se convirtió en el instrumento con que las personas egoístas y los grupos sociales egoístas, trataban de echarle la culpa a los demás…”. 

Las declaraciones serían menos alarmantes de no tratarse del que desde hace casi dos años es la figura visible del combate al coronavirus y que hace poco defendía el uso de esta herramienta para evitar los contagios, a pesar de nunca hacerlo de forma obligatoria -para no contradecir al presidente-; sin embargo, las declaraciones no terminan ahí: “(...) Que se ponga el cubrebocas porque si no, me contamina a mí y a mi familia y a mi pequeño universo, cuando en términos técnicos, si hubiéramos pensado en el cubrebocas como un instrumento de conexión social, para protegernos los unos a los otros, hubiéramos tenido mejores resultados". Si en esos términos estamos, para el Dr. Gatell, un egoísta es aquel que quiere vivir.

Esto sólo es el pináculo de una serie de desvaríos comenzados en marzo del año pasado, cuando se nos dijo que siguiéramos las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), mismas que el Gobierno federal ha desechado en cada ocasión posible por pura voluntad del presidente. “Todas las medidas son necesarias. Convierta el uso de la mascarilla en una parte normal de su interacción con otras personas” (who.in, marzo 2020).

Una de las tantas ocasiones en las que el presidente se refirió al cuestionamiento de hacer o no obligatorio el uso del cubrebocas, dijo: “En México no hay autoritarismo, está prohibido prohibir, todo es voluntario, lo más importante es la libertad y cada quien debe asumir su responsabilidad. En México no ha habido con la pandemia toque de queda como en otras partes ni se ha obligado a nada, es una decisión de cada persona” (aristeguinoticias.com, febrero 2021). Esto es un, sálvese quien pueda ¿dónde queda la “conexión social” que tanto pregona el Dr. Gatell, entonces?

Todos estos argumentos han sido rebatidos por verdaderos expertos, como lo muestra el estudio publicado el 28 de septiembre pasado por el New York Times, llamado “Las mascarillas funcionan. Las pruebas de nuestras investigaciones son contundentes” (por si no pudiera ser más claro), donde se realizaron diferentes pruebas de campo probando la eficacia de esta herramienta, dando como conclusión que el uso generalizado de cubrebocas en la comunidad reduce el riesgo de covid-19, en especial para las personas mayores. Siendo, un mejor que “por cada 600 personas que usan mascarillas quirúrgicas en áreas públicas previenen, en promedio, una muerte al año, dadas las tasas recientes de muertes en Estados Unidos”. 

Por si no fuera suficiente, la misma OMS, en voz de su director, Tedros Adhanom, ha `regañado´, a las autoridades de nuestro país: “La situación en México es muy preocupante. Los números muestran que el País está en mala situación. Cuando suben los casos y también las muertes es un problema muy serio y pediríamos a México que sea serio. Esperamos que todos los líderes den ejemplo”.

Ejemplo y responsabilidad son dos cosas que no hemos visto por parte del Gobierno federal durante la pandemia. Al 16 de octubre, 20 estados del país se encontraban en Semáforo verde, en el Semáforo Epidemiológico, esto quiere decir que a partir del lunes los centros nocturnos, bares, cantinas, discotecas, salones de eventos sociales podrán operar al 50% de aforo y con un horario de cierre hasta la 01:00 de la madrugada. Las medidas -si alguna vez se aplicaron-, están al mínimo, a pesar de tener casi 4 millones de contagios y casi 300 mil muertes.

Regresando a las declaraciones del doctor Gatell, está claro que el científico que se presumía ser al principio de la pandemia, pasó a ser un instrumento de justificación a las declaraciones del presidente, y no, el que usa cubrebocas no es “egoísta”; el pueblo mexicano no es egoísta, el pueblo se ha dado cuenta de la gravedad de la pandemia y que no puede contar con la ayuda del gobierno federal. Si se ha formado una cultura del uso del cubrebocas, ha sido porque la realidad misma -los millones de contagios y muertes-, lo ha indicado así, pero no por intervención de AMLO y de Gatell.

Otra de las contradicciones es la presunta solidaridad y libertad que se pregona, “nadie obliga a nadie”, o mejor dicho “que cada quién se cuide, si puede”. Esto sólo revela los verdaderos intereses de la 4T, defender los intereses del capitalismo, al evitar a toda costa los cierres o que los trabajadores bajen su producción o no produzcan lo suficiente para mantener las ganancias de los millonarios. La culpabilidad no se reparte igual y el proyecto del presidente sabe que no podrá evitar por mucho tiempo huir de ella.

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