Durante su larga campaña electoral, del presidente Andrés Manuel López Obrador, tómese en cuenta solo el periodo oficial y no los 18 años en que ha impulsado sus aspiraciones políticas, prometió un sinfín de mejoras para los mexicanos, como el tema de la salud; y ha declarado constantemente que para su gobierno será prioritario mejorar la atención médica y elevarla al nivel de los países escandinavos, concretamente como el de Dinamarca.
Desde el inicio de su administración, en 2018, pronosticó que el 01 de diciembre de 2020 México tendría un sistema de salud como el de los países del norte de Europa.
La cobertura en México aumentó significativamente en el país luego de la creación del Seguro Popular en 2004, pero estaba muy lejos de ser universal como en el caso de Reino Unido, Canadá o Dinamarca, utilizados como ejemplo por AMLO, por lo que el acceso efectivo de todos los mexicanos a servicios de calidad era uno de los retos del Sistema Nacional de Protección Social en Salud que el actual mandatario prometió reformar durante su larga campaña presidencial.
Pero, revisemos los datos recientes y con las estadísticas oficiales respecto al tema. El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) registra que a nivel nacional, entre 2018 y 2020, aumentó la población con carencia a acceso a los servicios de salud, al pasar de 16.2 por ciento a 28.2 por ciento, lo cual representó un aumento del 20.1 a 35.7 millones de personas en este periodo, lo que significa que en dos años hubo un incremento de 15.6 millones de personas que reportaron no estar afiliadas, inscritas o tener derecho a recibir servicios de salud en una institución pública o privada. El aumento en el porcentaje de la población sin acceso a servicios médicos se dio principalmente en la población de menores ingresos.
La organización México Evalúa señala que la garantía del derecho a la salud de las personas más pobres en México es peor ahora que hace tres años, desde que fue sustituido el Seguro Popular por el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi). El presupuesto gastado en atender a la población no deja de disminuir, por ejemplo, “En el primer trimestre del 2021, la Secretaría de Salud gastó 26.4 por ciento menos respecto al mismo periodo de 2020, de acuerdo con el informe sobre Finanzas Públicas de la Secretaría de Hacienda”, (El Heraldo de México 20 de mayo) es decir que, en medio de la crisis sanitaria, el sector salud estaba gastando menos. Lógicamente que debería estar aumentando el gasto en salud porque la pandemia ha generado más gastos, apenas en marzo, el Grupo Reforma informó que, en el primer bimestre del año, el gobierno no ejerció 32 mil 502 millones de pesos que tenía programados para la Secretaría de Salud, IMSS y el ISSSTE.
El presupuesto q la baja del Insabi, en enero pasado, es la antesala del cierre del programa. En ese mes, el gasto total del Insabi fue de sólo 34 millones de pesos, frente a los 579 millones de pesos que se tuvieron en el mismo mes del año pasado, y muy por debajo de los tres mil 520 millones de pesos que se tuvieron en 2019, cuando todavía operaba el Seguro Popular.
Las razones del colapso del sistema de salud pública se encuentran en el menosprecio a la vida de los mexicanos, de los hombres y mujeres que día a día salen a trabajar arriesgando su vida; está en el desabasto de medicamentos. No se tiene claro el papel que está jugando el Insabi. Nadie sabe cuál es su presupuesto, nadie sabe a ciencia cierta cómo maneja los recursos y en qué se está gastando.
El gasto en salud en general se esté reduciendo en términos reales, la infraestructura de los hospitales no es suficiente, el sistema de salud actual es un fracaso rotundo. Estamos viendo la extinción del Instituto de Salud para el Bienestar
La realidad mexicana es diferente al de aquellos países del norte de Europa. Bastan algunas comparaciones; por ejemplo, en recaudación tributaria, México recauda por impuestos el 17.2 por ciento del PIB; Suecia, el 44.12 por ciento; Finlandia, el 44.13 por ciento y Dinamarca, el 45.94 por ciento.
México invierte el 2.8 por ciento o menos de su PIB en salud; Finlandia, el 6.7 por ciento; Dinamarca, el 8.6 por ciento; Suecia, el 9.9 por ciento. Está tendencia no va a cambiar con el gobierno de la 4T ni con Morena porque Andrés Manuel López Obrador no tiene entre sus prioridades la salud de los mexicanos, todo lo ha destinado a sus obras faraónicas y ya no tiene nada, por eso se ha dedicado a ofrecer montajes como la polémica revocación de mandato.
Esto demuestra que por muy buenas intenciones que se tengan no se resolverán los problemas, si no se atacan el problema de raíz, es decir, a la pobreza. Acabar con la concentración de la riqueza, distribuyéndola de manera equitativa, por ello es indispensable cambiar de clase en el poder, que el pueblo tome el poder y una vez en el poder, generar empleo para todos, pagar un buen salario, cambiar la política fiscal por una progresiva, es decir, que los ricos paguen más impuestos y los pobres paguen lo justo, y redireccionar el gasto público para obras y servicios para el pueblo trabajador.
Ciertamente no es fácil lograrlo, que el camino está lleno de obstáculos, pero también, que no hay otra opción que la unidad y acción del pueblo que clama justicia, Solo el pueblo organizado podrá hacer que la justicia llegue a él.
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