Estamos viviendo una de las peores crisis educativas por el contexto actual, provocado por la pandemia donde no sabemos ni por dónde cuidarnos.
En México se registró el primer contagio en febrero de 2020, y las autoridades tomaron la decisión de cerrar las escuelas para disminuir las actividades escolares que implica una enorme movilidad social, económica y cultural, aun sin conocer los efectos de la pandemia, en ese momento era necesario tomar toda las medidas de prevención para evitar contagios que provocaría un colapso al sistema sanitario. Tras el encierro de más de un año y medio que ha causado un descontento social y económico en todos los sectores del país y las autoridades no han podido manejar adecuadamente.
Ahora, ante la urgencia de las autoridades al comenzar el ciclo escolar 2021-2022 en forma presencial como una necesidad sin retroceso marcada por la Secretaría de Educación Pública (SEP) a sabiendas que la movilidad aumentaría inevitablemente los contagios, causo polémicas, que distintas voces se alzaran y mostraran su informidad públicamente, entre ellas la voz del magisterio y hoy parece que de nada sirvieron las denuncias, pues las autoridades que encabeza Andrés Manuel López Obrador, poco les interesó, las demandas del magisterio y la SEP menos, la secretaría en lugar de proteger a sus docentes y alumnados, armo un Plan Nacional para el regreso a clases presenciales sin objetivos claros de proteger la vida escolar. Este gobierno poco les importó los argumentos, los reclamos, las evidencias de distinta naturaleza (pedagógica, administrativa o de salud) pues a toda costa las escuelas están abiertas a pesar de las condiciones precarias en las que se encontraban, que durante el encierro sufrieron actos de vandalismo, entre otros daños físicos, y tampoco importó que se exigieran la vacunación de los estudiantes antes del regreso de clases, este gobierno está jugando con el sufrimiento del pueblo, con la vida de los estudiantes, con la pandemia.
El día viernes 30 agosto algunos docentes expresaron su inconformidad y cito textualmente: “nuestra postura es que no hay condiciones para un regreso de clase seguro que garantice la integridad de los alumnos y estudiantes del SARS-CoV2 porque ya conocemos los efectos catastróficos de la pandemia y como si fuera poco no existen condiciones en las infraestructuras de las escuelas, faltan aguas limpia, drenajes, algunas de ellas sufrieron daños delincuenciales durante el tiempo de confinamiento, es necesario revisar esta y otras cuestiones igualmente relevantes”.
Cabe decir que en México estamos viviendo lo que los especialistas calificaron como el pico más alto de la tercera ola de contagios por la variante delta, que se caracteriza por ser altamente contagiosa, que afecta también a niños, niñas, adolescentes y jóvenes.
No, nada les importa este gobierno, más que solo recuperar la economía empresarial que se encarga de activar la economía nacional que se genera con la practica educativa presencial, sin importarles la vida de millones de estudiantes, claro como los hijos de empresarios no asisten a escuelas públicas, no les importa sacrificar los hijos del pueblo, así queda claro que la vida de los jóvenes no representan nada para la clases dominantes.
Ante la exigencia de las autoridades de reapertura a las aulas se les obligo a maestros, padres de familias y alumnos a realizar las jornadas de limpieza de los planteles escolares a las que fueron convocados. Las escuelas abrieron sus puestas obligatoriamente por decisión del presidente de la república.
Tras una semana de regreso a clase se eliminó la carta de corresponsabilidad que afirma que los padres de familia serían responsable de cualquier percance, dejando la SEP sin responsabilidad alguna y por supuesto que se eliminó dicha carta, pues era una tontería que los padres de familias estuvieran dispuesto a firmar sólo por decreto presidencial sabiendo que la vida de sus hijos corre peligro. Y más aún algunos padres de familia, con justa razón, decidieron no enviar a sus hijos a las instituciones.
Nosotros los docentes creemos que es necesario regresar a las aulas pero no a costa de la vida, no juguemos con la vida, ni apostemos al oportunismo político, ni al silencio para adoptar posturas cómodas. Sí, los alumnos deben regresar a clases presenciales, tienen el derecho de una educación de calidad pero sin riesgos de un posible contagio. Nos mantenemos en nuestra idea de seguir con la enseñanza porque profesamos que la educación es la fuerza para seguir transformando a nuestro país, y por ello los alumnos deben de regresar a las aulas, puesto que el aprendizaje se logra en un ambiente de colectividad, en la interacción de los niños con otros niños y para un regreso seguro, deben existir las condiciones.
Sabemos que la línea del combate a la pandemia debe ser datos concretos de la ciencia y experimentación científica, no podemos dar inmunidad a los jóvenes y decir “que regresen a clases” como sino corrieran peligro, debemos aceptar nuestra realidad y procurar la inmunidad de los estudiantes.
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