Los gobiernos de la 4T han insistido en ver al Movimiento Antorchista como un acérrimo enemigo, enfilando sus energías y recursos humanos para intentar no sólo desprestigiar a la organización social más numerosa e importante del país, sino pretendiendo desaparecerla, provocando únicamente un mayor fortalecimiento en las filas de sus integrantes y permitiendo que mayor número de simpatizantes se sumen a la lucha social por erradicar la pobreza y lograr mejores condiciones de bienestar para las familias mexicanas.
Los representantes de la 4T no han querido, ni podido ver, en su ceguera y visceralidad, que son los propios causantes del rechazo de la gente, ante el abandono que han mantenido a millones de mexicanos que no se identificaron con su propuesta ni con sus decisiones ya instalados como gobierno, olvidando que la respuesta a sus necesidades básicas en salud, servicios, educación, obra pública, empleo, vivienda, seguridad y apoyo al campo, son requerimientos básicos para su forma de vida cotidiana y al pueblo con hambre, le importa poco la ideología y la demagogia, porque necesita comer, más acción y menos palabrería.
Su atención constante, permanente, no con visos electorales ni intereses pretenciosos de poder, a diferencia de los morenistas, que gobiernan desde el hígado, es lo que ha permitido desde hace 47 años al Movimiento Antorchista mantener el contacto con los pobres en las comunidades más apartadas y en las colonias más populosas de cada ciudad que usted, amable lector, pueda imaginarse.
Los activistas antorchistas recorren a diario calles y poblaciones enteras, viven con la gente y conocen de cerca sus necesidades y la pobreza, son testigos de la discriminación en la entrega de apoyos y respaldan la protesta ciudadana de las familias desatendidas, pero en respuesta, en vez de atender a la demanda de hambre, de falta de empleo, los gobiernos de la 4T responden con amenazas y persecución, con ilegalidad y usando el marco jurídico a su antojo y conveniencia, por la simple razón que desconocen la realidad social de sus gobernador y están cegados por mantener el poder con miras dictatoriales.
El manejo de la pandemia por Coronavirus desde hace un año que dio sus primeras muestras en México, fue el reflejo desde los primeros días del desinterés que habría por combatirla: ofrecieron estampitas, caldos de pollo y dijeron, como el gobernador de Puebla, Miguel Barbosa Huerta, que era “enfermedad de ricos”, mostrando no sólo la más terrible ignorancia que los califica incapaces de gobernar, sino también una insensibilidad política que tras miles de muertos en el territorio nacional, raya en la criminalidad.
Lucrar con las vacunas, tener un ejército de más de 17 mil 500 Siervos de la nación que conformaron una estructura partidista y que con datos en mano, descaradamente recorren la República Mexicana lucrando con los programas sociales, sin que la autoridad electoral y judicial, hagan nada para sancionarlo y evitarlo.
A diferencia de ello, los antorchistas han estado cerca de la gente, tocando sus puertas para estar al tanto de sus necesidades aún durante la pandemia, aún contra el riesgo de su salud y con el miedo también de contagiarse, pero para los antorchistas, la prioridad es el pueblo, los pobres, aún a costa de su propia vida y es algo, que jamás entenderán los seguidores y promotores dela 4T, por la causa que persiguen es el bienestar de la gente y no están cegados por el poder y el autoritarismo como quienes nos gobiernan actualmente.
El Movimiento Antorchista es una organización digna de respeto, con valores e ideales de mujeres y hombres buenos, dignos, entregados a la lucha social. Y eso, señores, lo percibe la gente a pesar de los ataques y de la leyenda negra creada para intentar dañar una imagen, pero que solo repiten los ignorantes y faltos del verdadero amor por México. Los antorchistas tienen la flama de la lucha por combatir la pobreza en la sangre, en el corazón y se sustenta en la lealtad, esto jamás lo entenderá ni logrará la 4T.
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