El alcalde de la capital del estado de Guanajuato, licenciado Alejandro Navarro, se muestra como una autoridad con un profundo desprecio a sus gobernados al negarles, en los hechos, su derecho de audiencia a pesar de la persistente insistencia de los ciudadanos que necesitan exponerle sus problemas en su calidad de representante con la más alta jerarquía en el municipio, después de una serie de actividades de protesta por tal actitud del señor presidente, ¡por fin! se dignó a establecer las 13 horas del día 27 de mayo para atender a los ciudadanos que solicitan hablar directamente con él, quienes acudieron puntualmente a la cita, pero, resultó que el licenciado Navarro tuvo un inconveniente que le impidió presentarse a su compromiso, envió a su secretario particular el maestro Cristian Canteros para notificar la inasistencia y, fijó como nueva fecha el jueves 2 de junio, cita a la que tampoco se presentó, pero, esta vez ya no hubo recado, menos alguna explicación. ¿Será exceso de trabajo del presidente municipal, que ni tiempo le dio para enviar un emisario con la información de la inasistencia? o ¿nos encontramos ante un desprecio total a los ciudadanos?
Es evidente que en la capital nos encontramos ante una autoridad que no está dispuesta a tolerar, en ningún grado ni medida, la organización y las manifestaciones de descontento de los grupos marginados y desprotegidos de la sociedad, quienes así manifiestan sus legítimos reclamos de justicia social y equidad en el reparto de la riqueza nacional, cada día queda más claro que el gobierno panista le ha declarado una guerra abierta a las garantías constitucionales.
Es cada vez más frecuente que dándose baños pureza democrática, autoridades de los distintos órdenes de gobierno y de diferente filiación política declaren que son respetuosos de estos derechos contemplados en nuestra Carta Magna y que, por tanto, no harán nada en contra de los inconformes y su movimiento. Y, en efecto, no hacen nada en contra, pero tampoco hacen nada a favor; simplemente los ignoran olímpicamente; se tapan los oídos ante los reclamos; se niegan en redondo a entablar un diálogo constructivo para buscar soluciones racionales y prefieren por medio de esta política desalentar al movimiento para que desistan en su lucha sin tener que concederle nada de lo que demanda.
Esta política de ignorar las manifestaciones públicas, responder a ellas con el silencio tozudo y despreciativo, amparándose en el poder que se ostenta, en el fondo constituye un nuevo tipo de represión, más sutil y pérfida que las macanas y el gas lacrimógeno y, por eso mismo, más insidiosa y difícil de desenmascarar, pero no imposible.
Los gobiernos que actúan con estas maniobras son falsos demócratas, porque de palabra dicen respetar la organización de los ciudadanos, pero en la realidad la obstruyen y la satanizan; harían bien en no olvidar que la inconformidad social, tiene siempre una base material que reclama atención y sobre todo soluciones, que brillan por su ausencia en este caso; siguen sin ser rehabilitados los caminos a las comunidades de Molineros y El Limón; sigue en el limbo la construcción de las aulas para la escuela primaria Benito Juárez de El Zangarro y así por el estilo todas las peticiones del listado que presentamos ante el alcalde.
La administración municipal se está caracterizando como un gobierno reaccionario y antipopular; los ciudadanos deben conocer las injusticias que se están cometiendo contra humildes campesinos y colonos que se atrevieron a confiar en nuestras leyes y en las promesas de su gobernante; y deben brindarles, en consecuencia, su abierta y combativa solidaridad el próximo 24 de junio, fecha en que los antorchistas haremos acto de presencia en la fiesta que celebramos todos los guanajuatenses en la presa de La Olla, buscando ser atendidos y escuchados por quien prometió velar por el bienestar de todas las familias de nuestro bello municipio.
Ante la indiferencia y el desprecio de Alejandro Navarro, a los humildes de la capital no nos queda otra alternativa más que la lucha pacífica, pero enérgica dentro del marco legal, con el respaldo siempre fraterno y solidario de los antorchistas del interior del estado, a los que convoco desde este modesto espacio.
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