Entre los programas con escaso desempeño en 2020 (47.8 de promedio) se encuentra el grueso de programas del Gobierno federal morenista. 54 de los 96 programas federales tienen un bajísimo nivel de cobertura entre la población potencialmente beneficiaria, calidad de diseño mala y avances mediocres en el cumplimiento de sus metas. En esta clasificación se encuentran los programas que más publicita el presidente y que se han convertido emblema de esta administración, mismos que no están contribuyendo de manera decidida a erradicar los problemas públicos para los que nacieron ni a mejorar la calidad de vida de los habitantes. Algunos ejemplos de lo anterior: Atención a la salud/IMSS (77.1%); Agua Potable, drenaje y tratamiento/SEMARNAT (65.3%); Programa de Abasto Social de Leche a cargo de Liconsa/SADER (60.8%); Atención a la salud/SS (56.3%); Programa de atención a personas con discapacidad/SS (39.7%); Programa de mejoramiento urbano/ (39%); Programa de vivienda social/Sedatu (36.3%); Sembrando vida/Bienestar (35.1%); Programa para el bienestar integral de los pueblos indígenas/ INPI (34.4%) y Universidades para el bienestar Benito Juárez García/SEP (24%).
Mexicanos sobrevivientes de la pandemia sortearon la contingencia sanitaria con servicios básicos escasos, sin alimentación adecuada; personas discapacitadas, indígenas y niños enfermos que requieren atención especializada de alto nivel dejarán de recibirla, todo por el mal desempeño de las dependencias encargadas de hacer funcionar los programas sociales.
Sembrando vida/Bienestar, uno de los programas estelares de AMLO, obtuvo 35.1% de desempeño: la calidad de su diseño fue de 48.9%; cumplió sus metas al 50% y una cobertura de apenas 20.8%; es decir, este programa que cada año recibe un aumento presupuestal, no cumple aceptablemente ni medianamente con ninguno de los indicadores, por lo que no debiera recibir ningún incremento en tanto no se revisen ni modifiquen los rubros en los que está fallando y le impiden tener un buen desempeño. Asimismo, las Universidades para el bienestar Benito Juárez García no alcanzan ni un cuarto de cumplimiento (24%).
En materia deportiva este gobierno volvió a evidenciar que el fomento del deporte entre los mexicanos y entre los atletas de alto de rendimiento no son una de sus prioridades, pues el Programa de Cultura Física y Deporte apenas logró un desempeño de 31.5%: 68.8% en la calidad de su diseño; 57.3% en cumplimiento de metas, desempeño (63%) y cero por ciento de cobertura.
En lo que se refiere a la Adquisición de leche nacional/Sader apenas cumplió al 26.9%: calidad de diseño (41.3%), cumplimiento de metas (45%), desempeño (53%) y cobertura (10.6%).
Con buena calidad en el diseño, pero cero cumplimientos de metas: Programa de precios de garantía a productos alimentarios básicos/Sader (21.7%): calidad del diseño (77.8%); metas (0%); desempeño (38.9%) y cobertura (4.4%); Seguro Médico Siglo XXI/SS (21.5%): calidad del diseño (85.4%); metas (0%); desempeño (42.7%) y Vinculación productiva/Sader (20.9%): diseño (83.7%); metas (0%); desempeño (41.9%) y cobertura (0%).
De los 54 programas con peor desempeño en 2020, 14 dejarán de contar con presupuesto en 2022: Evaluaciones de la calidad de la educación/SEP; Programa de derechos indígenas, de infraestructura indígena, aseguramiento agropecuario /INPI; Seguro Médico Siglo XXI/SS, vinculación productiva/Sader, entre otros) y “se desconoce qué programas atenderán a la población a la población que atendían. De los 40 que permanecerán, cuatro recibirán menos presupuesto (Mejoramiento Urbano/Sedatu, Cultura física y deporte /SEP y atención a la salud/SS: En cambio, 34 programas recibirán incrementos sin ninguna justificación, entre ellos “el incremento más elevado (175.5%) será el Programa “servicios de asistencia social integral”. El PEF 2022 tendrá un incremento de 3.80% con respecto al PEF 2021, lo que equivale a 18 mil 510 millones de pesos más.
El documento de GESOC dice certeramente (a propósito de este último incremento): “para este tipo de programas no se justifica ningún incremento presupuestal y se recomienda una revisión integral de los mismos para mejorar su calidad de diseño y fortalecer su capacidad de gestión para cumplir con sus metas antes de pensar en incrementar su presupuesto para que pueda ampliar la cobertura de su población potencialmente beneficiaria”. No obstante, a pesar de que este valioso documento salió a la luz pública antes de que fuera aprobado el PEF 2022, no se consideraron ninguna de sus recomendaciones y advertencias.
En el último rubro de desempeño se encuentran los programas que reflejan dispersión programática y presupuestal de la política social del Gobierno federal para atender los problemas sociales relevantes. Programas que tienen una alta calidad en el diseño, que pudieron tener un buen cumplimiento de metas en cierto periodo, pero baja cobertura entre la población potencial. Los 23 programas de este apartado tuvieron un promedio reprobatorio de 58.1. Sin embargo, por su bajo nivel de cobertura no pueden resolver el problema público que les dio origen. Por lo que necesitan una revisión, reubicación o valoración de su existencia. Entre ellos se encuentran: Atención a la salud del ISSSTE (75.7%), Programa IMSS Bienestar (71. 1%) y Pensión para el Bienestar de las personas Discapacitadas/Bienestar (55%). Escuelas de Tiempo Completo/SEP (71.2%): diseño (94.4%), metas (67.5%), desempeño (80.9%) y cobertura (61.4%); Programa de Becas de Educación Básica para el Bienestar Benito Juárez/SEP (53.2%): cobertura (75.5%), metas (96.5%), desempeño (86%) y cobertura (20.3%); Jóvenes construyendo el futuro/STPS (48.7%): diseño (64.5), metas (100%), desempeño (82.3%) y cobertura (15.1%). Destaca que durante este año y el siguiente, el programa de Escuelas de Tiempo Completo/SEP, que les garantiza a los niños educación integral y los principales alimentos, una vez más no va a contar con recursos. Asimismo, el programa de Conservación y Aprovechamiento Sustentable de la Vida Silvestre/Semarnat y en este momento cruel para el mundo y el país de crisis sanitaria por la covid-19, el programa de Calidad en la Atención Médica/SS no va a recibir recursos. Mientras que programas como Jóvenes construyendo el futuro/STPS tendrá un aumento de 2.9% con respecto al año anterior. Y las becas Benito Juárez/SEP un aumento del 4%.
Destacaron por su opacidad (no presentaron información sobre el uso de los recursos y la población potencialmente beneficiaria, por lo que fue imposible estimar su nivel desempeño): Desarrollo y vinculación de la investigación científica y tecnológica (Universidad Autónoma Chapingo/ Sader) y la Beca Universal para Estudiantes de Educación Media Superior Benito Juárez de la SEP, ambos proyectos suman 29 mil 441 millones de pesos, y para 2022, a pesar de su nula transparencia y rendición de cuentas, éste último (la beca Benito Juárez) tendrá un presupuesto de 34 mil 499 millones de pesos, sin que ninguna evaluación justifique su incremento.
De acuerdo con GESOC, 81 de los 96 programas sociales implementados en 2020, segundo año de gobierno de AMLO, a los cuales se les asignó 68.6% del presupuesto en 2020 “están bajo dos condiciones: no se puede estimar su desempeño debido a su opacidad o no tienen posibilidad alguna de resolver el problema público que abordan debido a la dispersión programática y presupuestal o a condiciones de opacidad”. Es decir, 84.9% de los programas del gobierno muestran opacidad, mientras apenas un 15.1% está contribuyendo a la resolución de problemas públicos.
El uso y abuso de los programas sociales durante el segundo año de administración morenista está creando más problemas públicos de los que ya existían cuando asumió el poder. El derroche y asignación de recursos a programas sociales a contentillo como política política, nunca resolverán un problema público, pues no están diseñados para ello. Por el contrario, el uso indiscriminado de los dineros destinados a programas sociales como política gubernamental exacerba el crecimiento de los problemas públicos y el deterioro de la calidad de vida de la población afectada, pues no tiene como finalidad resolverlos, sino preservarlos. Un programa social con objetivos y metas claras, debe poseer un diseño claro, una población objetivo determinada, periodos de implementación, evaluación y rendición de cuentas periódicas; derivado de todo ello, se evalúa la pertinencia de reducir o incrementar los recursos públicos. No se puede abusar de la creación de programas sociales sin una justificación sólida, no hacerlo permite suponer con alto grado de certeza que esta administración está haciendo uso indiscriminado de los recursos de todos los mexicanos con fines clientelares; es decir, regalar dinero público para obtener la simpatía de electores potenciales, lo cual no tiene nada que ver con la resolución de un programa que afecta a un buen número de ciudadanos. Otorgar más dinero a un programa social, reducirlo o eliminarlo no lo hace mejor programa; la implementación de políticas públicas va más allá de disponer de dinero público a diestra y siniestra, incluso, de intereses personales o de un grupo muy reducido que no representan a la mayoría de los mexicanos.
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