Los datos estadísticos de la OXFAM, hasta el día de hoy, traducen una realidad palpable que muy pocos podrían desmentir.
Para transformar a la sociedad en la que vivimos, es justo y necesario conocerla, para aplicar el remedio a la enfermedad que sufre México es necesario conocer bien la causa, dónde se origina y por qué se origina. Y para llegar a esto, no podemos sino hablarle a la gente de economía y de política, educarla en esas materias.
Solo así conocerán el verdadero mal que aqueja a nuestra sociedad, para que nadie pueda verles la cara diciendo que el alza del dólar, del combustible, que el cierre de las fronteras comerciales, que la baja en la economía y el PIB nada afectan a su vida ordinaria, que en nada influyen estas variantes y que vivir normalmente sin necesidad de preocuparse por estos agentes.
Dice la OXFAM que, a nivel mundial, ocho hombres poseen la misma riqueza que la mitad más pobre del planeta. En México, cuatro millonarios tienen tanta riqueza como el 50 por ciento más pobre de la población.
Esta desigualdad es una señal de una economía mundial fracturada en la cual unas cuantas personas tienen privilegios, mientras que la mayoría lucha por sobrevivir día a día. La súper concentración de la riqueza sigue imparable y hay que ponerle un alto lo más pronto posible.
El crecimiento económico solo beneficia a los que más tienen; el resto, la gran mayoría de ciudadanos de todo el mundo y especialmente los sectores más pobres, se quedan al margen de la reactivación de la economía. El modelo económico y los principios que rigen su funcionamiento nos han llevado a esta situación que se ha vuelto extrema, insostenible e injusta.
Es hora de plantear una alternativa, es hora de plantear una solución realmente fáctica y sostenible. Necesitamos gobiernos que apuesten por una visión de futuro y respondan ante su ciudadanía primero.
Todas estas realidades, cada una más lacerante que la otra, no son temas de discusión de la mesa, pero los sufrimos día con día. Toda esta realidad se ha convertido en un panfleto casi intraducible para el pueblo mexicano ¿Qué hacer entonces? El único remedio es y seguirá siendo, hacer un cambio radical en la forma en la que se reparte la riqueza en nuestro país, pero, para eso, necesitamos de forma inmediata y urgente, educar a la masa empobrecida, sumida en el hambre física y espiritual.
El Movimiento Antorchista se ha propuesto, desde su surgimiento, un modelo distinto de país que difunde a través de los distintos textos editados por el antorchismo, artículos semanales, folletos. Se puede acercar la realidad a nuestra gente, pero eso no es todo, también se han creado pequeñas células de estudiosos de la realidad mexicana, círculos de estudio en dónde se habla de política, economía, filosofía, arte, porque el pueblo puede entenderlo y porque es fundamental para su transformación.
El pueblo tiene sed de conocimiento, hambre de saber, y estos alimentos le han sido privados, sin embargo, en esta lucha, Antorcha se ha propuesto volver a encender la tea resplandeciente del conocimiento y, cómo Prometeo, devolverla a quien tanto lo merece.
Que nadie vea entonces, al estudio como un lastre pesado con el que hay que cargar todos los días, sino como el faro resplandeciente que nos dirige a puerto seguro: a la hora del pueblo. Que más temprano que tarde ha de llegar ¡Que valga!
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