El día 12 de febrero de 1959 el, en ese entonces, presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Adolfo López Mateos emitió el decreto mediante el cual se crea la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg). Dicha Comisión fue integrada por: un secretario general -Juan Hernández Luna-, seis vocales -Arturo Arnaíz y Freg, Agustín Arroyo CH., Alberto Barajas, José Gorostiza, Gregorio López y Fuentes y Agustín Yánez
Dentro del decreto de creación de la Conaliteg encomienda a los responsables: “Cuidar que los libros, cuya edición se les confía, tiendan a desarrollar armónicamente las facultades de los educandos, a prepararlos para la vida práctica, fomentar en ellos la conciencia de la solidaridad humana, a orientarlos hacia las virtudes cívicas y, muy principalmente, a inculcarles el amor a la patria, alimentado con el conocimiento cabal de los grandes hechos históricos que han dado fundamento a la evolución democrática de nuestro país”.
Casi un año después de la creación de esta Comisión el 16 de enero de 1960, se hizo la primera entrega de más de 16 millones de libros de texto gratuitos y cuadernos de ejercicios.
Qué lejos estamos del objetivo por el cual se creó dicha comisión de libros de texto gratuito. Hay que recordar que precisamente una de las banderas de la Revolución Mexicana, fue la exigencia de que la educación fuera laica y gratuita, que el pueblo tuviera acceso a una educación integral, donde la cultura sería uno de los pilares educativos para las nuevas generaciones.
Ese ideal de la Revolución poco a poco ha sido minimizado por los gobiernos posteriores a López Mateos, amparados en la famosa globalización de la educación, pero sin tomar en cuenta que México es país subdesarrollado, donde aún en nuestros días la industrialización que ha alcanzado el norte de nuestro país es completamente diferente a lo que se vive en el sur, donde aún hay regiones que siembran con coa y caciques que continúan controlando la producción semifeudal que se vive en el campo. Nos encontramos problemas incluso de comunicación, ya que son muy diversas las lenguas maternas que se manejan y que dificultan los procesos educativos a los que se quieren someter por igual a todos los niños.
Hoy tenemos una realidad: la educación ni es laica y tampoco gratuita y si no me creen pregunten con cualquier padre de familia, cuánto es lo que tiene que pagar obligatoriamente de inscripción o de las famosas cuotas de padres de familia, y qué decir de los colegios de religiosas que el gobierno tolera, aun en contra de lo que dice el artículo 3° de la Constitución
Pero retomando el tema, hoy tenemos una realidad: la educación ni es laica y tampoco gratuita y si no me creen pregunten con cualquier padre de familia, cuánto es lo que tiene que pagar obligatoriamente de inscripción o de las famosas cuotas de padres de familia, y qué decir de los colegios de religiosas que el gobierno tolera, aun en contra de lo que dice el artículo 3° de la Constitución.
Sin embargo, hoy la cereza del pastel en esta problemática educativa, son los nuevos libros de texto gratuitos, ¡lo que nos faltaba para completar este escenario! No queda claro quién o quiénes son la comisión que revisó su elaboración, y lo mantienen como secreto de Estado. ¡Qué barbaridad! Hoy tenemos a un presidente que hace una defensa a ultranza de los nuevos libros y que escudándose en su investidura no duda en descalificar o agredir a todo aquel que opine en sentido contrario a él, así sea el científico o el pedagogo más acreditado, hoy se lleva a cabo una persecución política de todos aquellos que se atrevan a opinar de los nuevos libros de texto gratuito.
Y como diría el difunto Juan Gabriel ¿pero, qué necesidad? ¿para qué tanto problema? Si realmente hubiera gente talentosa o se le acercaran tantito al trabajo que en su momento desarrolló José Vasconcelos o Jaime Torres Bodet, ni el mejor académico se atrevería a cuestionar el trabajo que realiza al frente de la Secretaría de Educación Pública (SEP) la profesora Leticia Ramírez Amaya.
Errores ortográficos, errores de fechas históricas, contenidos que carecen de un plan de estudio bien organizado. Por lo que respecta a los libros de Matemáticas: las páginas estudiadas se reducen de 258 a 24 únicamente. Aquí la pregunta sería ¿y de dónde queremos sacar niños competitivos, que profundicen en el pensamiento matemático, que puedan sintetizar y analizar las diversas ramas del conocimiento?
En fin, el daño está a punto de producirse y mal haríamos en no pronunciarnos al respecto, porque callar ante los problemas es lo mismo que ser cómplice de los malos gobiernos. Y aunque sé que algunos no comparten mi punto de vista, por lo menos yo expreso lo que pienso.
Usted, apreciable lector, sólo compulse a su niño que va a una escuela pública y sus respuestas le llevarán a exigir una mejor educación para sus hijos. Esto me recuerda una consigna muy famosa “educación primero para el hijo del obrero”. Para los que comprenden esta frase, solo nos queda organizarnos y luchar por una mejor educación para nuestras futuras generaciones. En el Movimiento Antorchista tienes un aliado. Organízate y lucha.
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