Hace más o menos un año, llegó una señora muy emocionada a mi escuela y me dijo: “ahora sí maestro, va a ver que nos va a ir mejor, estamos apoyando a mi candidato, y nos dijo que él va a apoyar a nuestras colonias y aún más a las escuelas”.
“¡Y sí nos va a ayudar porque nosotros le estamos juntando la gente!”. En aquél entonces quise explicarle que una persona no hace los cambios, que los cambios sólo los puede hacer la gente organizada, que los políticos prometen todo en campaña y que olvidan sus promesas cuando empiezan a gobernar.
Ganó su candidato, y al ir a pedirle apoyo con unas vecinas nunca lo encontró, las recibió siempre el secretario del secretario de no sé quién, y su calle sigue igual.
Cuando se enteró que venía el nuevo gobernador a su colonia vino a verme para que le hiciera unos oficios y ahí estuvo desde temprano vistiendo su playera y su gorra que le regalaron para la ocasión y llevaba en sus manos copias de sus peticiones y solicitudes que ya le habían firmado de recibido y se las quería entregar “personalmente” a su candidato.
El momento esperado llegó, el ahora gobernador arribó con un grupo de camionetas negras blindadas (de las que ya no hay porque se acabaron con los neoliberales), con muchos escoltas y una porra que gritaba eufórica, no pudo acercarse a su gobernador, no pudo decirle que ya no tenía Prospera, que a su hijo nunca le dieron la beca prometida, tampoco que su colonia sigue sin servicios, sólo un guarura le recogió la carpeta con su solicitud y le pidió un teléfono para después comunicarse con ella. Han pasado días y nadie la llama.
Hace una semana tuve reunión de padres y cuando una madre de familia le preguntó que si su amigo, el gobernador nos iba a ayudar con la construcción de la escuela, la señora abandonó la reunión…
Hace unos años la mayoría de los alumnos de mi escuela tenían la beca de oportunidades, y para bien o para mal eran citados a la clínica familiar donde los revisaban a ellos y familiares y recibían en caso necesario medicamento, hoy no contamos con ningún apoyo, ni siquiera el pago que todos los gobiernos le hacían a la UASLP para que los alumnos tuvieran oportunidad de incorporarse a la máxima casa de estudios. Y ante esta situación muchos padres de familia y maestros nos preguntamos ¿dónde está el apoyo para el pueblo que tanto se prometía? ¿dónde quedaron las promesas de transformar nuestras escuelas y elevar la calidad educativa?
Mientras la sociedad no se organice y luche por exigirle al gobierno lo mínimo indispensable para tener una educación decorosa, de excelencia y con escuelas dignas, las cosas seguirán igual o peor que como estaban.
Afortunadamente la gente está desengañándose de los falsos políticos y está viendo más claramente que la solución de sus males es la organización y la lucha, primero para satisfacer sus demandas inmediatas y posteriormente cambiar este régimen injusto dónde la mayoría de la gente carece de lo más indispensable. Papel importante en esa lucha lo juegan los estudiantes, quienes poseen los conocimientos, el empuje y la valentía para poder guiar a los que por una u otra razón no tuvieron la oportunidad de ilustrarse.
La educación del pueblo está en manos de nosotros: estudiantes maestros y personas que deseen que nuestro país prospere, crezca y se desarrolle. Pero para que un pueblo se desarrolle lo fundamental es la educación, así que: ¡Vamos a concientizar a nuestros alumnos y padres de familia para que luchen por mejorar nuestras escuelas!, y, sobre todo, ¡vamos a hacer que la educación sirva como arma para que nunca la gente crea en falsos mesías!
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