C.DR.JAVIER DUARTE DE OCHOA
GOBERNADOR CONSTITUCIONAL DEL ESTADO
A LA OPINIóN PúBLICA
Desde hace 15 años los ejidatarios del ejido Las Palomas, del municipio de Soteapan, libran en contra de Malaquías Soto Pascual, (cacique de Comején que según vox populi es prestanombres de una familia caciquil de más poder) una dura lucha por conservar las tierras de que los dotó una resolución presidencial que data del año 1973, tierras que desde entonces han venido explotando con ganado y cultivo de maíz, principalmente.
En esta lucha, como suele ocurrir, las autoridades han estado más del lado del poderoso que de los indígenas popolucas que tienen como único medio de subsistencia las 237 hectáreas que reclama Malaquías Soto Pascual.
Malaquías reclama como suya la superficie, avalado en una supuesta escritura pública; los indígenas, acertadamente sostienen que ellos no entraron por su cuenta, ni invadiendo, sino por efecto de la ejecución de una resolución presidencial.
La historia del pleito legal ante los tribunales es larga y enredada.No alcanzaría el espacio para exponerla.Pero nos interesa destacar el último capítulo de ese pleito de que se derivan los más recientes problemas: el ejido demandó equivocadamente ante el Tribunal Agrario Mixto, con sede en San Andrés Tuxtla la nulidad de la escritura que ostenta Malaquías; por su parte, Malaquías contrademandó la restitución de su supuesta propiedad (237 hectáreas) detentada por los ejidatarios.El Tribunal, desde nuestro punto de vista, de manera justiciera resolvió 3 cosas: negó lo solicitado por el ejido; negó la restitución que solicitó Malaquías, indicándole que hiciera valer su derecho ante el Juzgado de lo Civil; sentenció a la Secretaría de Desarrollo Agrario Territorial y Urbano (SEDATU) a completarle a los ejidatarios la superficie que señala la Resolución Presidencial, garantizando el disfrute de la tierra por los campesinos.
Pues bien, esta sentencia del Tribunal Agrario Mixto la tomó Malaquías no como base para acudir ante el Juez de lo Civil, sino como la autorización para hacerse justicia por propia mano.A partir de que fue dictada, lo cual ocurrió en 2015, Malaquías ha intentado, una y otra vez, meter máquinas a los terrenos para explotar material pétreo, alambrar los terrenos, sembrar, meter ganado, rentar y hasta vender.En todos estos intentos se ha hecho acompañar de gente armada, contratados por él y él mismo se presenta armado en los terrenos como señor de horca y cuchillo.Que lo que decimos no es un invento lo demuestra el hecho de que el 2 de agosto del pasado año fue asegurado por la policía estatal en los terrenos portando arma de fuego de alto calibre hecho que fue reseñado por la prensa regional,pero más tardó en entrar a la cárcel que en salir para seguir amedrentando a los campesinos haciéndose acompañar unas veces por policía estatal, otras por ministerial y otras más por la fuerza civil.
Malaquías Soto ha llegado a tales extremos que no ha dudado en amenazar de muerte y abofetear a los ejidatarios cuando los encuentra solos e indefensos.
Por estos hechos los ejidatarios han presentado una denuncia tras otra: la ACA72/596/2015/1-B, la ACA/1/821/2015 y una tercera por amenazas, lesiones y lo que resulte Num.117/2016, pero en ningún caso recae ninguna acción de la justicia contra Malaquías Soto Pascual que parece intocable.
En contrapartido, Malaquías ha acusado a nuestros compañeros ejidatarios de todo, hasta de secuestro, y diligentemente se mueven las corporaciones y los ministerios públicos, llamando, buscando y citando a los indígenas popolucas.
Ante estos hechos los ejidatarios de Las Palomas viven en la constante zozobra y a la defensiva.Apenas ayer los 23 ejidatarios afectados decidieron empezar sus labores de siembra de maíz, pues el tiempo así lo exige, y Malaquías Soto corrió en busca del apoyo de la fuerza pública una vez más.
Por ello, nos dirigimos a Ud.Sr.Gobernador, para solicitarle se respeten los derechos agrarios de nuestros compañeros, no se les impida el cultivo de su tierra mediante la acción de la fuerza pública y no se pongan las fuerzas del orden al servicio de los caciques del Sur de la entidad.
Nuestros compañeros no son delincuentes ni facinerosos, son humildísimos campesinos que necesitan trabajar la tierra de que los dotó el Presidente de la República porque es el único medio de subsistencia de ellos y sus familias.
Huelga decir que el Movimiento Antorchista en su conjunto estará atento del curso que tomen los acontecimientos y que respaldará por todos los medios a su alcance el legítimo derecho de nuestros compañeros ejidatarios.
¡EXIGIMOS RESPETO A LOS EJIDATARIOS DE LAS PALOMAS!
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