A tres años de la gestión del licenciado Andrés Manuel López Obrador como jefe del Ejecutivo federal, muchos mexicanos piensan que su gobierno ha sido un rotundo fracaso en todos los sentidos; otros están decepcionados porque los resultados de esta administración no son los que esperaban. Desafortunadamente, para nuestro país y desde luego para todos los mexicanos, ambas opiniones son ciertas. Por un lado, partiendo de un análisis científico del desarrollo de la sociedad mexicana, tomando en cuenta que nuestro país se encuentra inmerso dentro del sistema globalizador, donde los grandes capitales mundiales determinan los precios de las mercancías y no la voluntad de un presidente, estaba claro que éste no podía determinar e imponer arbitrariamente el precio de las gasolinas. Por otro lado, conociendo la formación histórica y social de López Obrador, como funcionario y “luchador social” y sus propuestas de ocurrencias para enderezar el rumbo del país, así como la composición orgánica del partido que lo postulaba, El Movimiento Antorchista Nacional, dijo en su momento, desde cuando el presidente era candidato, que, de llegar a gobernar, conduciría al país a un retroceso económico y social, pues muchas de sus propuestas eran inviables de llevarlas a la práctica y que el verdadero mal de los mexicanos no era precisamente la corrupción. Los que se encuentran decepcionados son aquellos que se dejaron convencer porque aprovecho el hartazgo de la sociedad contra las prácticas de las administraciones pasadas, los electores votaron por el mesías y ahora todos estamos viendo las consecuencias de esa mala decisión.
Una de esas grandes promesas que el Ejecutivo federal hizo en la conferencia matutina en enero de 2019, a un mes de haber asumido la presidencia, anunció que para el primero de diciembre de ese mismo año, nuestro país tendría un sistema de salud como Canadá, Reino Unido o Dinamarca; que, a partir de esa fecha, los mexicanos tendríamos tratamientos médicos y medicinas gratuitas. Todos sabemos que el plazo se cumplió y el sistema de salud mexicano está peor. Antes de la pandemia, que por cierto a la 4T le cayó “como anillo al dedo”, inicio el desmantelamiento del sistema de salud, poniendo en operación el famoso INSABI, que fue una improvisación y pantalla para recortar presupuesto a los hospitales, los cuales durante la pandemia operaban sin medicinas y sin equipos elementales para el tratamiento a los enfermos de covid-19. Y no se diga del personal médico, enfermeras, camilleros, encargados del aseo, etc. los dejaron a su suerte al grado que ellos mismos compraban los implementos más indispensables de su propio salario, para seguir desempeñando su heroica labor de salvar vidas y el personal auxiliar para mantener en óptimas condiciones las instalaciones. Las consecuencias es que nuestro país, ocupa el primer lugar a nivel mundial de decesos de personal médico por covid-19, con 4 mil 48 muertes, por arriba de Estados Unidos de Norteamérica. La ineficiencia del gobierno se refleja en que al día de hoy seguimos ocupando el cuarto lugar de decesos a nivel mundial con más de 290 muertos. Para el Gobierno federal eso le tiene sin preocupación, a pesar de que, según análisis de expertos, para este fin de año se espera la cuarta ola de contagios más agresiva que las anteriores y los funcionarios de salud y el gobierno federal muestran insensibilidad e indolencia ante el personal médico, que durante la pandemia fueron y siguen siendo ejemplo de valentía y abnegación arriesgando su vida para salvar a la de otros y ahora los trata con la punta del pie.
Es el caso de más de dos mil trabajadores agrupados en la Coordinadora de Sindicatos de Salud en el estado de Oaxaca e integrantes de Antorcha Campesina que desde el 1° de septiembre están en plantón frente a las oficinas de gobierno de ese estado en demanda de que sean recontratados, pues son doctores, especialistas, enfermeros y personal de distintas áreas que se quedaron sin trabajo tras ser despedidos por los Servicios de Salud de Oaxaca, bajo el argumento de falta de presupuesto a ese sector, sin embargo ya llevan cerca de tres meses y no hay ninguna autoridad, incluyendo al propio Gobernador Alejandro Murat Hinojosa, que se niega a resolver la demanda de los trabajadores de la salud. Ellos se mantienen en lucha, e incluso el pasado miércoles fueron a protestar a la mañanera, en el palacio nacional y seguirán en su lucha pues no fueron atendidos. Es un autentica injusticia lo que el Gobierno federal está cometiendo contra los despedidos del sector salud, pues estos se han quedado sin ninguna fuente de ingresos, los hijos y familiares que despenden de estos trabajadores han quedado desamparados.
La violación a los derechos laborales es una violación a los derechos humanos de los trabajadores, quitarles el empleo a los trabajadores de la salud es doble crimen que están cometiendo el Gobierno federal y desde luego el gobierno estatal que nada hace por defender a los trabajadores oaxaqueños, pues la atención a la salud es otro derecho a que todos los mexicanos debemos recibir porque, por el paro laboral están los hospitales sin atender a los enfermos por culpa del Gobierno federal; por eso es de reconocer la lucha de los compañeros de Oaxaca, quienes recibirán todo el apoyo de los Guerrerenses, no sigamos creyendo en las promesas de los gobiernos, los mexicanos pobres tenemos que unirnos y luchar, tenemos que poner manos a la obra y luchar hasta vencer, siguiendo el ejemplo de nuestros hermanos oaxaqueños.
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