Guaymas, Son. Una comisión de habitantes de la colonia Humberto Gutiérrez Corona acudió al Ayuntamiento de Guaymas para solicitar que se respete el nombre que escogieron desde su fundación para su asentamiento, a lo que el edil Lorenzo de Cima Dworak se comprometió a revisar en la próxima sesión de Cabildo, informó Alberta Hernández Vilchis, dirigente antorchista en la región.
Sin consultar a los pobladores, el Cabildo decidió cambiar el nombre haciendo a un lado el de aquél luchador social que entregó su vida a la causa de los más pobres de México, dijo Hernández Vilchis, cosa que inconformó a los antorchistas y ahora demandan que la historia del pueblo organizado se respete, asunto en el que no darán marcha atrás.
Alberta Hernández, al término de la gestión, se dirigió a sus compañeros y, entre otras palabras, citó las del ingeniero Aquiles Córdova Morán: "El biólogo Humberto Gutiérrez Corona nació en Colima capital el 25 de marzo de 1957, en el seno de una familia honorable y laboriosa y, por eso mismo, de modestos recursos económicos.El 25 de abril de 2009 pereció en un trágico accidente automovilístico, siendo uno de los 75 elementos que integraban la Dirección Nacional del Movimiento Antorchista.Tenía al morir, 52 años de edad.Cursó sus estudios de biología en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, y allí mismo obtuvo su título profesional.Se disponía a seguir la carrera de investigador, que se anunciaba muy prometedora dadas sus destacadas dotes intelectuales y su gran capacidad de trabajo, para lo cual hubo de radicarse en la ciudad de San Luis Potosí; y fue allí, precisamente, donde se decidió por la militancia definitiva en el Movimiento Antorchista Nacional.Eso cambió radicalmente el curso de su vida: movido por una sensibilidad poco común ante el dolor ajeno, y acuciado además por una íntima necesidad de congruencia que era en él una segunda naturaleza, cambió el laboratorio, la biblioteca y el campo experimental, por la lucha política dura, sacrificada y consecuente en pro de la organización y de la educación política de la gran masa desamparada de nuestro país...
"…en una actitud realmente distinta y superior a la de todos sus contemporáneos en circunstancias similares, renunció sin vacilar, cuando así se lo demandó la vida y se lo impuso intrínsecamente su lucidez intelectual y su sensibilidad humanística, a cualquier interés personal o familiar; al muy humano deseo de proporcionar a los suyos bienestar económico y tranquilidad hogareña; a conquistar laureles científicos, prestigio académico junto con el correspondiente ascenso social; para dedicarse por entero, de lleno, de una vez y para siempre, a la lucha por los más desvalidos que poco o nada de eso podía ofrecerle.
"…tras de su muerte, Betito (como le llamábamos) no deja a su viuda y a sus dos hijos absolutamente nada material; ni una casa, ni auto, ni un perro, porque nada de eso pudo ni quiso edificar con su lucha social.En este sentido… Betito es, ni más ni menos, que un ejemplar típico, una réplica idéntica de sus demás compañeros de la Dirección Nacional antorchista… entregados de lleno a la organización y educación de los pobres, con renuncia total a los intereses y al afán de riqueza personal.Todos, como Betito hoy, podremos poner sin rubor como epitafio sobre nuestras tumbas, cuando llegue el día, lo que dijo el poeta: "Y cuando llegue el día del último viaje / y esté al partir la nave que nunca ha de tornar / me encontraréis a bordo, ligero de equipaje / casi desnudo, como los hijos de la mar".
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