El deporte en México padeció otro sexenio de abandono y maltrato, aun así, los deportistas que representan a nuestro país en las Olimpiadas de París 2024, nos han entregado representaciones dignas, con resultados muy superiores a los apoyos brindados por las autoridades.
Según el informe, “Conade: la cuantificación del abandono a los atletas”, durante el sexenio de Enrique Peña Nieto el órgano del deporte nacional recibió un presupuesto anual promedio de 4 mil 800 millones de pesos, mientras que con AMLO bajó a 2 mil 300 millones, es decir, 51% menos. La cifra presupuestal es ya en sí misma un monumento a la soberbia, sin embargo, es mi intención poner sobre la balanza los resultados de la Conade al finalizar la competencia de París, solo de esa manera podríamos hacer un análisis justo.
Siempre es de admirar que de un plantel antorchista surjan talentos materializados en competentes profesionistas
Tener a deportistas que nos representen en los Juegos Olímpicos es para otros países un privilegio digno de promover, en México parece que es todo lo contrario. La situación del deporte en México es trágica. Hacer actividad física en nuestro país es un privilegio, según datos del INEGI en nuestro país 60% de los mexicanos no se ejercita, y en los últimos 10 años, la población practicante cayó en 5.6 puntos al pasar de 45.4 por ciento en 2014 a 39.8 en 2023. 60% de los mexicanos que sí hacen deporte, lo practican en espacios públicos. Podemos distinguir de esta lectura que apenas 4 de cada 10 practicantes tienen posibilidades de pagar instalaciones privadas.
La cifra antes mencionada no es de extrañar si tomamos en cuenta que nuestro país es el segundo más desigual entre los miembros de la OCDE. Si en nuestro país cuesta tanto ganarse la vida, la práctica del deporte es poco más que un lujo, inaccesible.
Si escarbamos un poco en la formación del sedentarismo mexicano nos daremos cuenta de que las condiciones de la educación mexicana tampoco son favorables para promover buenos hábitos de esparcimiento, ya que, según datos del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, mismos que no han sido negados por la Secretaría de Educación Pública, 78 por ciento de los planteles de educación básica en el país carecen de espacios deportivos.
Aún con todo en contra, el espíritu deportivo mexicano es tan tenaz como una flor capaz de romper el pavimento, hay en México una serie de ejemplos que nos pueden servir para pintar un mural de deportistas adversos a sus condiciones, sin embargo, mal haríamos preservando la romantización de los deportistas que triunfaron ante las dificultades, cuando lo correcto debería ser la promoción continua e incondicional al deporte.
El Movimiento Antorchista ha puesto su granito de arena en la promoción deportiva con sus clubes culturales y deportivos, un fenómeno prácticamente único en México; no es común que en las escuelas públicas de nivel básico y medio superior fomenten la práctica deportiva. A la par, los antorchistas se han caracterizado como eternos inconformes de las condiciones de sus escuelas: nunca será suficiente la inversión que reciba la educación pública, no bastan solo las aulas, si no hay canchas, material deportivo y personal calificado para educar a los hijos de los trabajadores mexicanos en todas las ramas de la vida.
La práctica del arte y deporte son el intento antorchista para arrancar de las garras de la violencia y drogadicción a la juventud mexicana.
El Colegio de Bachilleres del Estado de Veracruz plantel 46 es uno de esos planteles, orgullosamente construidos, desde la primera piedra, por el Movimiento Antorchista en el municipio de Córdoba, mismo que a lo largo de más de 25 generaciones se ha encargado de promover clubes deportivos y culturales, que a su vez le han dado rumbo a la vocación de cientos de jóvenes.
Siempre es de admirar que de un plantel antorchista surjan talentos materializados en competentes profesionistas, artistas sólidos o como lo es en el más reciente caso, deportistas profesionales de la más alta categoría.
Ricardo Ortíz, habitó en una colonia antorchista, se desenvolvió en el club de atletismo cordobés de la FNERRR, encabezado por el entrenador Vicente Hernández Diego, mismo colectivo en el cual contendió en varias ocasiones en las Espartaqueadas Deportivas de Tecomatlán, Puebla, poco a poco se profesionalizó en su disciplina, la marcha, misma que lo ha llevado a contender en países como España, Colombia, China, EEUU., Alemania, República Checa y más recientemente en los Juegos Olímpicos de París 2024.
Sería mentira decir que el logro de Ortíz recae totalmente en la promoción antorchista, sin embargo, puedo asegurar sin temor a exagerar, que el antorchismo, a sus posibilidades como organización popular, ha tendido la mano al cordobés sin dudarlo en más de una ocasión, algo que las instancias deportivas del estado de Veracruz no, y es que el Instituto Veracruzano del Deporte (IVD), dependencia estatal a cargo del morenista Cuitlahuac García que debió cobijar a Ricardo en su camino a las Olimpiadas parisinas, negó el apoyo necesario para su preparación, mismo que encontró lejos de casa en el estado de Guanajuato.
Ricardo es al igual que muchos otros deportistas, muestra de perseverancia: primero, al atreverse a practicar deporte en un país que no brinda las condiciones a su juventud, seguido de atreverse a seguir su profesionalización, y por último al superar la indiferencia de las autoridades deportivas veracruzanas que en lugar de promoverlo le representaron una traba.
La participación de Ricardo Ortíz en París 2024 es ya en sí mismo un triunfo digno de reconocerse. Los antorchistas vemos con orgullo y admiración la participación de Ricardo, y la asumimos como propia, pues en su marcha va acompañada la lucha del antorchismo por un México más justo y con deporte para todos. Ahí está la meta.
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