*Lamentan la indolencia oficial a la exigencia de comida para continuar el confinamiento
Ubicado al sur del país, Guerrero, junto con Oaxaca y Chiapas, son los estados con más pobreza en México; de acuerdo con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), forma parte de las entidades que tienen mayor porcentaje de población en situación de extrema pobreza.
Los indicadores que se usan para la medición de la pobreza, incluyen: Rezago educativo, acceso a los servicios de salud, acceso a la seguridad social, acceso a la alimentación, calidad y espacios de la vivienda y acceso a los servicios básicos en la vivienda.
Es precisamente desde Guerrero, donde pobladores de las siete regiones que integran el Estado (Montaña, Costa Chica, Costa Grande, Acapulco, Centro, Norte y Tierra Caliente), lanzan un llamado de auxilio al Gobierno federal para que los provea de alimentos y puedan continuar guarecidos en sus casas porque a casi dos meses de la contingencia del coronavirus SARS-CoV-2, ya no tienen comida.
Los guerrerenses más humildes de colonias y comunidades de más de 60 municipios del estado, alzan la voz y continúan sumándose a la campaña nacional de trapos blancos en las puertas y ventanas de sus hogares, cartulinas blancas, colocación de vinilonas, perifoneo y spots radiofónicos para exigir apoyos alimentarios que sirvan para paliar el hambre…donde hay internet también se suman a las campañas en redes sociales.La protesta social es por falta de alimentos.
Acceder a productos de la canasta básica es prácticamente imposible, la mayoría de las familias que hoy padecen hambre son aquellas que no cuentan con servicios, trabajan eventualmente, son vendedores ambulantes que van al día y compran aceite, huevo, tortillas, frijol; actualmente, por el cierre de fuentes de empleo y la orden del Gobierno federal de quedarse en casa, ya no tienen qué comer.
La llegada del coronavirus SARS-CoV-2 al país deja claro que como siempre, todas las tragedias naturales, económicas y sociales golpean más a los sectores vulnerables; en este tenor, nos trasladamos a Huitziltepec, comunidad indígena que pertenece al municipio de Eduardo Neri, situada a sólo 40 minutos de Chilpancingo, capital del Estado de Guerrero.
Un camino de terracería anuncia el arribo a la pintoresca población de aproximadamente 7000 habitantes, según censos oficiales, aunque en el pueblo vive menos de la mitad, es decir, unas 3000 personas que en su mayoría se dedican a la siembra de maíz, al hogar y a la venta de diversos artículos.Otras personas que habitualmente salen en busca de trabajos de albañilería, herrería, pintura, plomería, labores domésticas, etcétera, hoy permanecen en sus casas por disposición oficial "y a casi dos meses del confinamiento, ya no tienen comida en sus hogares".
En Huitziltepec, donde todos sus habitantes hablan náhuatl, festejan el 19 de marzo a San José y este 15 de mayo estarán festejando a San Isidro Labrador, a quienes piden reiteradamente y con mucha fe, que ya pase esta situación que los mantiene encerrados en sus casas, sin comida y con miedo.Esta vez el festejo será diferente, pues sólo harán un rezo, sin faltar los cuetes que ya están listos para este día.
Aquí, dialogamos con el señor Serafín de la Cruz, quien a sus 72 años continúa firme atendiendo sus tierras de labor desde hace aproximadamente 30 años, "tengo que salir a limpiar mis tierras porque ya casi vienen las lluvias y tenemos que aprovechar la temporada para sembrar maíz porque el frijol casi no se da.Todos los días voy a mi terreno de labor a limpiar la tierra y a darle de comer a mis animales, si no salgo a trabajar no hay comida", sonrío.
En un día normal, narró que se levanta a las 5 de la mañana y con paso lento pero firme se dirige a sus tierras de labor, ubicadas a poco más de un kilómetro de su vivienda, su jornada concluye al ocaso.En este momento está preparando el terreno para que empiece el proceso de barbecho, que puede ser con animales o con tractor, posteriormente, después de las primeras dos o tres lluvias fuertes inicia el proceso de siembra, seguido de la fumigación y limpia constante para obtener buenas cosechas.
En esta tiempo de pandemia, las calles de la localidad indígena lucen vacías, aquí no hay servicio de agua potable, el párroco suspendió las misas para evitar aglomeraciones y gestionó el envío de agua en pipas, ya que por las noches, toda la población acarrea desde dos pozos el líquido, en burro o en cubetas, para asearse y realizar diversas labores durante el día.
Tampoco hay mercado, aunque los días miércoles, gente de poblaciones cercanas llega a la plaza a vender diversos artículos, comida, frutas y legumbres, los que pueden se trasladan a realizar sus compras a la cabecera municipal (Zumpango), que se ubica a 30 minutos o a Chilpancingo, a 40 minutos de Huitziltepec, "el problema es que ahora no hay trabajo, las personas que se alquilaban para realizar diversas actividades, hoy están sin dinero en sus casas.Las familias más pobres ya no tenemos nada qué comer", dice doña Mary mientras una pipa llena los tambos de agua colocados afuera de las viviendas.
Al menos podemos atender la disposición de lavarnos las manos de manera frecuente y de permanecer en nuestras casas, pero va a ser imposible permanecer encerrados si ya no tenemos comida; reiteró el llamado al Gobierno federal, de implementar un plan de apoyo alimentario para la población más vulnerable "y nosotros formamos parte de la gente más pobre del estado, que estamos solicitando maíz y despensas para continuar acatando la orden de las autoridades sanitarias".
Tenemos miedo de salir, pero también a morir de hambre, expresa mientras dos chiquillas de mirada vivaracha salen presurosas a la puerta de su casa construida de adobe, a colocar cubetas y otros utensilios para almacenar agua de la pipa, que se acerca.
Aquí hay un Centro de Salud que funciona ocasionalmente, iglesias que suspendieron las misas, un centro preescolar, primaria bilingüe y una telesecundaria que por disposición oficial permanecen cerradas.Varias calles están sin pavimentar y es común ver burros recorriendo los caminos donde la pobreza es el factor común.
De esta manera, el pueblo indígena de Huitziltepec se suma a la campaña nacional de trapos blancos y cartulinas blancas, para lanzar un llamado de auxilio a los gobiernos federal, estatal y municipal "y atiendan la exigencia de enviar apoyos alimentarios de manera urgente".
A esta campaña nacional se unen pobladores humildes de las siete regiones de Guerrero, con la colocación de vinilonas, perifoneo y spots radiofónicos, con la esperanza de que el Gobierno de la 4T, atienda al pueblo guerrerense humilde, que padece hambre ante la indolencia oficial.
Sólo el Movimiento Antorchista continúa gestionando y llevando apoyos alimentarios a los pueblos más marginados de la entidad federativa, sin embargo, son insuficientes para atender a la gran cantidad de personas que se encuentran en esta difícil situación, se requiere la colaboración de los tres niveles de gobierno, para que el pueblo pobre tenga garantizada su alimentación durante el tiempo que dure la cuarentena ordenada por el Gobierno federal.
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