En la historia del sistema bancario en nuestro país vemos que de alguna manera ha apaciguado las deudas externas y en otras, la clase, el partido y/o la persona en el poder se ha aprovechado para sus intereses personales y familiares. Querido lector haré un esfuerzo por relatar esta historia en un recorrido desde sus orígenes hasta nuestros días de la banca mexicana.
Remontémonos a la época de transición de la colonia a la independencia, en la cuestión financiera del país las nuevas autoridades afrontaban tres problemas: uno, organizar la Hacienda Pública; dos, promover condiciones favorables para el crédito, y, tres, recuperar la confianza del público en el dinero (recordemos que para aquellos tiempos la presencia del trueque era todavía exponencial en el campo y en la ciudad con muy leves rasgos).
En 1822 con Iturbide como emperador de México, decreta la creación de los primeros billetes nacionales válidos durante 1823; después de la promulgación de la República en 1824 no modificó la endeble situación fiscal del país, este déficit obligó a los republicanos a contratar un empréstito en el extranjero, con Inglaterra (es preciso decir, que desde ahí comienzan las primeras deudas externas que hasta nuestros días no es posible pagarse), para esta época los bonos públicos eran un instrumento de dinero.
Para 1830 y 1832, con el gobierno de A. Bustamante, mejor conocido como “administración Alemán”, comienza la rehabilitación económica como resultado de los impuestos al comercio. Con los ingresos que habían generado en las aduanas, el gobierno de Bustamante preveía la creación de un banco para financiar la producción doméstica y promover la industria, así se creó el Banco de Avío (1830-1842). En la década de 1830 se emitían monedas de cobre, con el tiempo su circulación representaba una deuda pública excesiva, con la intención de retirar la moneda del público surge el Banco Nacional de Amortización de la Moneda de Cobre (1835-1842).
Para 1864 surge el Banco de Londres, México y Sudamérica (BLM&SA) con capitales mayoritariamente ingleses, un banco privado con características modernas de la llamada primera globalización, en estos tiempos el banco de Londres imprimía sus propios billetes, estos circulaban en lo que hoy es la Ciudad de México, además dedicó buena parte de sus recursos a la comercialización de la plata.
En 1881 los banqueros foráneos (representados por Eduard Noetzliz) establecen el Banco Nacional Mexicano; posteriormente se erigió el Banco Mercantil Mexicano (1882) y el Banco de Empleados (1883) ambos con la potestad de emisión de moneda en circulación a nivel nacional, el Banco Hipotecario Nacional (1883) y la concesión de emisión circulante al Monte de Piedad.
En Chihuahua el congreso local otorgó concesiones para múltiples bancos de emisión en la década de 1870 y 1880, siendo el Banco Santa Eulalia, el primer banco local tanto en el estado como a nivel nacional.
Con el régimen Porfirista, en la primavera de 1884 el Banco Nacional Mercantil Mexicano y el Banco Nacional Mexicano se fusionan dando origen al Banco Nacional de México (Banamex).
Todos los bancos de algún modo sufrieron el impacto provocado por la revolución que comenzó en 1910 y con la llegada de Madero a la presidencia en 1912; esta guerra continuó con gran intensidad en 1914 y 1915 con la hiperinflación que provocó las emisiones del papel moneda revolucionaria.
En agosto de 1925 se fundó el Banco de México con el monopolio de emisiones de billetes resultado de la constitución de 1917, así se cumplió con el importante proyecto constitucionalista, que al triunfo de la Revolución se estableció un banco único de emisión con orientación al crédito bancario en funciones de los intereses de la nación (https://www.hbancaria.org).
En cuanto a Banamex, sigamos el hilo. En 1982 el gobierno privatizó la banca, fue a partir de 1990 que se inició el proceso de privatización; así fue que un grupo de inversionistas adquirió en septiembre de 1991 Banamex, integrándose al grupo financiero Banamex-Accival (Banacci); en 2001 Banacci fue adquirido por Citigroup, posteriormente Banacci se fusionó a las empresas subsidiarias Citibank fundándose el grupo financiero Citi Banamex.
En esto es como las empresas financieras funcionan, por decirlo así, en dos departamentos: la banca mayorista brinda servicios a las empresas, corporaciones y a otros bancos; y la banca minorista, también conocida como banca de consumo, sus servicios incluyen la provisión de cuentas de ahorro, y transacciones, hipotecas, préstamos personales, tarjetas de créditos y tarjetas de débitos. Hace poco la noticia reciente, que a muchos nos cayó de golpe fue la venta de Banamex, el de la banca minorista.
Para poder entender los movimientos bancarios, debemos partir desde la cabeza, es decir, los dueños absolutos de los bancos son un grupito que forman la entidad privada más importante y exitosa del mundo; se hicieron poderosos robándose el oro y produciendo dinero sin apoyo de ningún tipo, y ese dinero es producido en las cantidades que ellos crean conveniente para sí mismos. Así es como se producen inflaciones (que en nuestro país comenzamos en 2022 con un 7.36% de inflación) y deflaciones en las que los únicos que nuevamente ganan son ellos. Siendo así la situación, lo más amenazante aquí no es la venta de Banamex, sino la cuesta de enero que puede prolongarse por lo menos el resto del presente sexenio, esto representará un sufrimiento mayor en el pueblo mexicano. Por un lado, la escasez de empleos, y por el otro la inflación en los productos básicos de la canasta que provocará mayor hambruna en millones de familias mexicanas.
¿Qué hacer? La única salida es la receta de Lenin: organízate y lucha (con el Movimiento Antorchista Nacional). Si el gobierno no invierte en obras públicas, no hay crecimiento y si no hay crecimiento no hay empleos, no hay salarios, no hay modo de que mejore la suerte de los menos favorecidos (ACM).
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