El nivel de producción de la economía mexicana en 2020 cayó 8% en relación con lo producido en México en 2019. En 2021, el nivel de producción aumentó 4.8% en relación con el nivel de 2020. Es decir que en 2021 se produjo apenas 96.4% del PIB de 2019. Durante el primer semestre de 2021 la actividad económica mostró signos de reactivación que se apagaron en el segundo semestre cuando la ola de la variante Delta obligó a volver a las medidas de distancia social y las cadenas de suministro mundiales hicieron crisis en cuellos de botella que no habían aparecido antes. Ambos fenómenos encarecieron los insumos y significaron una traba imposible de solucionar. El resultado fue que, durante el segundo semestre del año 2021, la actividad económica se volvió a retraer y se declaró la recesión técnica que es como se denomina esta situación.
Si bien no se puede culpar al gobierno del desarrollo de la pandemia, aunque sí lo podemos hacer de su manejo, uno negligente y anticientífico; tampoco se le puede exculpar de los efectos que han tenido las medidas para su control sobre la actividad económica. Hace unos días se hizo público el resultado de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo que realiza el INEGI y que revela el estado de cosas sobre ese tema entre octubre y diciembre del 2021. Un periodo que históricamente es bueno para el empleo debido al incremento del comercio y los servicios de fin de año.
La población en edad de trabajar aumentó 1.8 millones de mexicanos entre 2020 y 2021; la población que se ocupó o buscó realizar una actividad económica aumentó en ese periodo en 3.1 millones pues buena parte de los trabajadores que no creían que hallarían empleo o realizar alguna actividad económica en 2020, volvieron a la actividad económica en 2021. Estos incrementos son buena noticia, pero lejos de ser suficiente para alcanzar siquiera los niveles de 2019. Los otros datos, de los que no habla el presidente AMLO, reflejan que las oportunidades de empleo están lejos de recuperarse. El desempleo en 2019 era de 1.9 millones y en 2021 de 2.5 millones; a pesar de que, en 2019, 60% de la población mayor de 15 años de edad, formaba parte de la Población Económicamente Activa (PEA) y que, en 2021, este indicador disminuyó 1% que representa casi un millón de personas. Y que, la población disponible, pero que no realiza alguna actividad económica ni busca hacerla, pasó de 5.8 millones en 2019 a 7.4 millones en 2021, 1.6 millones más. En suma, la desocupación en 2021 alcanzaría a 9.5 millones de mexicanos; esto es, 10% de la población mayor a 15 años de edad. Pero ese no es todo el déficit. Hay otro 10% de la población que está subocupada, que no tiene un empleo de tiempo completo. En total, más de 18 millones de mexicanos a los que la economía nacional no puede absorber por falta de desarrollo.
Además, tener trabajo, estar empleado u ocupado, en México no es garantía de tener los ingresos suficientes para cubrir las necesidades de vida de un hogar mexicano. En el último trimestre de 2021, uno de cada cuatro mexicanos ocupados lo está en condiciones que comprenden jornadas insuficientes e ingresos por debajo del salario mínimo o jornadas extenuantes con ingresos de menos de dos salarios mínimos.
La gestión económica de la 4T no tiene ninguna oportunidad de resolver la demanda de ocupación con ingresos suficientes de uno de cada tres mexicanos en edad productiva. Y en este contexto, el gobierno ha disminuido la inversión pública productiva y perseguido a la inversión privada nacional y extranjera. Su abigarrada concepción del funcionamiento de la economía no sólo no ha servido para sacar de la postración económica a nuestro país, sino que está provocando un retroceso que ya cargamos los trabajadores. Por eso, como una sola voz, exijamos al gobierno una política clara de fomento al crecimiento económico. Solo así podrá haber más y mejores empleos.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario