Con la práctica de la danza folclórica, el Movimiento Antorchista Nacional conserva las tradiciones mexicanas y a la vez inculca valores a las nuevas generaciones; uno de los objetivos de la agenda de trabajo de la organización.
Derivado de ello, el movimiento a través de sus agremiados, promueve actividades culturales en las instituciones educativas tal como lo hace Oscar Martínez, instructor de danza folclórica en la preparatoria Lázaro Cárdenas, plantel Balderas.
"La finalidad de la danza folclórica es difundir nuestra cultura.La danza folclórica se practica por tradición.Cada estado de la república aporta un hermoso legado a la cultura mexicana.No sólo es la pasión, sino el compromiso de seguir con las tradiciones por las cuales se puede ver la belleza de nuestro México", manifestó.
El también bailarín del Ballet Folclórico de México, indicó que la cultura debe ser considerada como una actividad primordial entre los seres humanos.
Sin embargo, en su opinión, ocurre lo contrario porque socialmente la cultura pareciera que de acceso exclusivo para estratos sociales altos.
"La cultura debe ser considerada como una necesidad primordial entre los seres humanos, pues favorece a su desarrollo y progreso; pero hoy en día la cultura se encuentra elitizada por quienes tienen acceso y recursos para presenciar una puesta en escena y practicarla por los altos costos", señaló.
Dijo que ve positivo que en las escuelas creadas por el Movimiento Antorchista se promueva el arte y la cultura, como lo es la danza folclórica, así como diferentes manifestaciones artísticas, y que a su vez se promueven competencias de gran relevancia como la Espartaqueada Nacional Cultural, en donde uno de sus concursos más concurridos es precisamente el de danza y baile.
En esta ocasión los jóvenes bailarines ensayan el Baile Tierra Caliente del Estado de México, en donde los danzantes, un hombre y una mujer, pasan de pareja en pareja, limitados por dos circunstancias: una, su resistencia física y la otra, la ansiedad de las parejas que esperan su turno para demostrar también sus facultades dancísticas, de tal forma que la primera pareja inicia una competencia amistosa que se contagia a los asistentes.
Las parejas bailan sobre una tarima que se coloca en la boca de una fosa rectangular excavada en el suelo, en cuyo fondo se depositan dos cántaros con agua y, que entre la tarima, la cepa excavada y los cántaros, dan una explicable resonancia al zapateo de los bailadores quienes por parejas piden su oportunidad para ejecutar sus mejores pasos.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario