La inseguridad en el país es un factor que nos afecta en todos los sectores de la sociedad, en el aspecto económico, político y social. Por lo mismo, todo gobierno debería garantizar la seguridad pública en todos los rincones de México.
De inicio diré que toda realidad, todo fenómeno tiene una causa. Ningún objeto existe ni funciona solo, sino que es resultado de algo mayor. Eso pasa a nivel material, partículas, átomos, células, moléculas, órganos, sistemas, organismos, poblaciones, ecosistemas, bioma, biosfera, universo, que, estudiadas en conjunto, nos da como resultado la concepción del mundo.
La dialéctica materialista, enunciada originalmente por Hegel y perfeccionada por Marx, nos ha enseñado que, por sentido común, apreciamos solo la fachada o superficialidad del fenómeno y esto nos impide profundizar en la causa real del mismo. Así, los problemas sociales que aquejan al país y al mundo no son aislados, tienen una causa que necesita ser estudiada y detectada para darles la solución adecuada.
Por lo tanto, el asunto de la seguridad no empieza ni termina con la detección de los nodos delictivos ni el encarcelamiento o desaparición de los delincuentes. El asunto tiene un trasfondo económico, como todos los demás problemas que afectan el buen desarrollo de México y sus habitantes.
En el aspecto económico, en nuestro país, hay 19 millones 28 mil personas que ganan alrededor de un salario mínimo al día, que solo les alcanza para 1 kg de tortillas, uno de huevo, uno de carne y, si acaso, un cuarto de pollo; existen 7.9 millones de personas económicamente activas que buscan un empleo, sin encontrarlo.
El 55.8 por ciento de la población ocupada, sin contar a los niños, trabaja en el empleo informal. A estos datos sumémosle el nivel educativo tan bajo con el que cuentan los jefes de familia, quienes son el principal ejemplo de los niños en su etapa de crecimiento y la ideología que impone el sistema sobre todos los individuos, pues la competencia no admite a los hombres nobles, hombres amables que dejen de pensar en sí mismos para pensar y hacer algo por alguien más que no sea él y su familia, hombres que si no tranzan no avanzan, como dice el dicho.
Y, por último, el aspecto político donde, por mucho que se hable en la tribuna de palacio nacional sobre atacar la corrupción por ser el origen de todos los males, la realidad nos demuestra que por muchos miles de pesos que le inviertan a las fuerzas armadas, la delincuencia, los feminicidios y robos, entre muchas cosas más, siguen apaleando al pueblo mexicano; y cuando se hacen las denuncias ante las autoridades correspondientes, no se tiene una respuesta contundente.
Con todo esto, no es de sorprenderse que haya una cierta parte de la población que crece conociendo formas fáciles de conseguir dinero para llevar algo de alimento a sus casas.
Ejemplo de esto es lo acontecido el pasado domingo 8 de mayo, cuando un grupo de delincuentes que pertenece a una banda conocida como Los Fierreros golpearon a comerciantes de un tianguis en el estado de Puebla, dejando a cuatro heridos de gravedad y un deceso. Y todo por una cuestión de orgullo, pues todo comenzó porque jugando en un partido de futbol, miembros de esta pandilla se les va el balón hacia donde cada fin de semana se pone el tianguis de la localidad y golpea a una señora de la tercera edad. Ante esto, los comerciantes les piden a los jóvenes que se disculparan por haber agredido, accidentalmente, a una señora que se encontraba comprando sus insumos en el tianguis.
La respuesta a tan sencilla cuestión fueron golpes con tubos y otras herramientas que encontraron a la mano, arremetidos contra la señora y demás comerciantes que tuvieron el atrevimiento de solicitarles una disculpa para la señora. Según declaraciones de los habitantes de esa localidad, la banda ha sido partícipe de distintas agresiones a los mismos habitantes, y las autoridades no han podido o querido atrapar a los integrantes para que se lleven a cabo las medidas correspondientes.
Aquí se reflejan todas las características que mencioné previamente. Desde la administración pública deberían establecerse estrategias que garanticen la seguridad pública, mismas que deberían abarcar, no solo discusiones en los tres ejes de gobierno, sino modificaciones en las leyes y al presupuesto federal destinado a la seguridad, eso de cajón debería ser, con una planificación bien pensada que abarque todos los sectores de la población.
Mientras siga funcionando el sistema económico que rige a nivel mundial, la pobreza, el hambre y el desempleo seguirán existiendo, pero mientras el gobierno no dimensione las responsabilidades y el poder que tiene, y no quiera tomar las riendas para darle solución a estos problemas, los asesinatos, la delincuencia y la injusticia se seguirán sumando a los problemas de los mexicanos.
Es necesaria la intervención de un gobierno que conozca los problemas reales del país y que tenga el valor y la fuerza para cambiar la realidad, pero con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador a la cabeza, y la de Miguel Barbosa, en Puebla, no existirá jamás el cambio que se necesita.
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