Desde el inicio de este Gobierno morenista que actualmente gobierna a nuestro país con Andrés Manuel López Obrador a la cabeza, se supo que, a pesar de los discursos desgarradores en campaña política, en donde se decía que de llegar a la silla presidencial primero estarían los pobres, y que se iba a erradicar la pobreza en México, esto iba a ser olvidado y a esconderse.
Hoy, la realidad le demuestra a López Obrador que jamás tuvo la intención de sacar de la pobreza a millones de mexicanos, que son víctimas de ese problema social, el cual genera a su vez otros problemas, volviendo toda una cadena que afecta la calidad de vida de los mexicanos.
Pero se tenía que idear cómo mantener sumidos en la esperanza de un país mejor a muchos mexicanos, para que continuaran votando por el partido en turno, y entonces más que idearlo se copiaron técnicas pasadas de regalar recursos, dádivas que jamás acabarán con la pobreza de quien las recibe, ni los volverá ricos, eso sí, comprará su conciencia, la cual siempre debe estar dispuesta a dictar que se ejerza el voto a favor de quien le otorgue esa dádiva, escondiendo que al individuo se le está privando de otros satisfactores y de obras y servicios.
Pero volvemos al punto inicial, la pobreza no se acabará así, al contrario, ésta se va acentuando y causa estragos muy profundos entre los mexicanos, a los que ya nos les alcanza para poder solventar los gastos apremiantes para su familia.
La 4T sabía que el mejor método para generar bienestar era la generación de empleos; sin embargo, esto no eran capaces de lograrlo los nuevos integrantes del gabinete presidencial, porque para ello implica más inteligencia que no poseen, y además el reparto equitativo de los recursos públicos a través de la construcción de obra social, que este gobierno suspendió.
Datos recientes del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), señalan que 3.8 millones de mexicanos son más pobres que en el 2018, demostrando con ello que las transferencias monetarias no son el remedio para acabar con la terrible pobreza que azota a la sociedad mexicana.
Sabemos que en 2018 el porcentaje de compatriotas que vivían en la pobreza era de 41%, pero en 2020 este porcentaje tuvo un aumento al 43.9%, o sea 3.8 millones mexicanos que se sumaron a este sector de la población.
Está plenamente demostrado que los apoyos monetarios como los que presume López Obrador en su gobierno, jamás van a sacar de la pobreza a nadie, aunque con ellos puedan resolver por un instante algunos problemas económicos en lo inmediato, como la alimentación, -deficiente, por cierto-, porque estos recursos no alcanzan para mucho.
Aunado a ello, los servicios de salud en México se encuentran colapsados, y no digamos que esto es por causa de la pandemia por Covid-19, porque este desorden ya se venía dando desde antes de comenzada, incluso, todos fuimos testigos de las manifestaciones que personal de salud realizaba al por mayor para exigir mejores condiciones de trabajo para salvar vidas, pero como es costumbre de López, todo aquel que se demuestre con hechos que está equivocando el rumbo se convierte en su enemigo.
Suma y sigue, con el tema de la inseguridad, que en México ya se ha salido de control y el gobierno se hace de la vista gorda, incluso se sabe que la Guardia Nacional tiene órdenes expresas de no atacar a la delincuencia, respetando el pacto que el presidente parece tener con ella.
Estos datos sobre el aumento de pobres en México, le dan una cachetada en el rostro al presidente, quien tanto presume sus transferencias monetarias, pero estos le gritan que las cosas no las está haciendo bien, que México va de picada hacia el abismo y que es urgente que se le salve de esta caída, porque después será muy difícil levantarse y salir del hoyo al cual estos aprendices de políticos de la 4T lo están aventando.
Pero como era de esperarse Obrador siempre tiene otros datos y además los presume, y a pesar de que siempre queda en ridículo, él se atreve a denostar todos los estudios serios que lo contradicen.
Claro, no es que no sepa que sus programas no sirven, pero jamás lo reconocerá porque sabe que con las políticas públicas aplicadas compra muchas conciencias.
Pero no es así, ojalá que toda esa gente que está desorientada supiera que los recursos que López Obrador reparte son producto de los impuestos que todos pagamos, y el gobierno se ha adueñado de ellos y decide en que gastarlos, que los mexicanos se decidieran a exigir al Gobierno morenista verdaderos y urgentes resultados.
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