México posee una gran riqueza natural, gastronómica, material y desde luego cultural; sin embargo, en este último aspecto muy pocos mexicanos tienen oportunidad de asistir y disfrutar de arte y cultura en sus estados pues existen pocas oportunidades y contados espacios culturales en el país. Esas "oportunidades" siempre están relacionadas con la poca o casi nula actividad de las instituciones públicas o privadas que se encargan de promover eventos y, aunque se hace, más del 90 por ciento de esa actividad tiene un costo, en su mayoría inalcanzable para los mexicanos.
Basta poner algunos ejemplos para darnos cuenta de la situación. El Festival Internacional Cervantino cobra 710 pesos por día, en Cumbre Tajín una entrada cuesta hasta 1,400 pesos y el Festival Internacional de Cine en Morelia, que organiza el gobierno michoacano en coordinación con Cinépolis, tiene un costo de 140 pesos por persona; en eventos de danza y baile la situación es similar pues los costos no son nada accesibles, 1,080 pesos por una presentación del Ballet Nacional de Amalia Hernández o cualquier otro, costos todos ellos que sólo unos cuantos pueden pagar: cultura de élite y con fin de lucro es lo que existe.
Alguien pudiera preguntarse por qué se difunde y promueve muy poco la cultura o por qué desde el gobierno federal no se impulsa algún evento cultural masivo y gratuito para la mayoría de las familias pobres que reciben un salario para apenas mal comer, mal vestir, mal curarse o brindar educación de baja calidad a sus hijos, la respuesta es: no hay una visión clara por parte de los gobiernos en la materia y relegan a un segundo o tercer plano el impulso o desarrollo cultural para las grandes masas, además de que hay una nula preocupación para educar a los mexicanos. No existe en el país un proyecto claro y sin fines de lucro para difundir, enriquecer y acercar la cultura a la sociedad y lo poco que existe es un negocio, al fin y al cabo le sirve y conviene más a los políticos y al gobierno un pueblo ignorante y que no se de cuenta de lo que sucede en su entorno social, algo que comenzaría a modificarse si pudieran disfrutar del arte en alguna de sus disciplinas: Teatro, Oratoria, Canto, Música, Poesía, Bailes o Danzas.
Hace unos días se inauguró en Tecomatlán, municipio que superaría a cualquier "pueblo mágico", un evento único por su tipo y por la forma como que se organiza, evento que ha reunido en ediciones anteriores a unos 17 mil artistas y 25 mil espectadores en una semana, y que en este años los organizadores esperan que la cifra sea superior a unos 40 mil espectadores y más de 22 mil artistas, ese evento se llama Espartaqueada Cultural y la promueve una organización que seguramente, querido lector, a usted escuchado hablar: Antorcha Campesina, hoy Movimiento Antorchista.
El evento se realiza cada años y se va alternando entre el deporte y la cultura, casi cuatro décadas de trabajo y esfuerzo han logrado lo que ningún grupo o partido políticos han hecho, juntar a miles de artistas y que su arte sea dirigido a la sociedad; en el evento no se cobra ni un peso al espectador, los artistas se mueven a la sede de los encuentros con sus propios recursos y los premios no son económicos o materiales de un gran costo (no se regalan coches, casas o viajes algún país), el premio es una sencilla y modesta medalla y un gran reconocimiento del pueblo de México. Con la Espartaqueada Cultural 2017 Antorcha le canta a México, Antorcha le regresa al pueblo, algo de esa plusvalía que se le ha ido quitando por parte de las clases poderosas.
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