MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Como ninguna otra colonia, la Nuevo Milenio es víctima del acoso de una banda de extorsionadores

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**Se trata de un grupo de supuestos abogados que, cometiendo de plano varios delitos, algunos graves, se ha dedicado a amenazar a los colonos con un "desalojo" (ya lo hicieron con tres familias), si primero no aceptan pagar 250 mil pesos, que, les dicen, sería el pago ¡de un lote que ya compraron!

Chihuahua, Chih. Los testimonios parecen a simple vista inverosímiles, se antojan difíciles de ser creídos, porque ¿acaso se trata de una novela del viejo oeste? Sí, sí parece, porque igual que en la ficción , acá también hay un maloso del pueblo que pretende apoderarse de las tierras de todos, usando a su grupo de matones, a base de violencia pura, de mentiras y amenazas.

Pero para darse cuenta de cómo es la realidad, y de su parecido con una trama literaria del viejo oeste, basta con recoger experiencias de las víctimas.Hay acá, en la colonia Nuevo Milenio, un total de 32 familias que están directamente amenazadas por un supuesto "despacho de abogados" que representa al que se autonombra el "verdadero dueño".

Pero en la realidad, ¿quién le garantiza al resto de los más de 500 propietarios de lotes, que a ellos no les va a suceder lo que ya le está sucediendo a los 32 amenazados, o peor, como a las tres familias que ya fueron expulsadas con violencia?

Sandra Leticia Trevizo y Rosalinda Velázquez narraron sus experiencias durante el desalojo que sufrieron a manos de una banda de rufianes que se están haciendo pasar como representantes legales de un supuesto "propietario" de los terrenos de la colonia.

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Doña Rosalinda y Sandra, de entrada, describen así lo que para ellas, en lugar de una novelita de vaqueros, es realmente una película de terror: Se trata de un grupo de supuestos abogados que, cometiendo varios delitos, como amenazas, extorsión, asociación delictuosa, fraude, suplantación de autoridad (en este caso, se toman atribuciones exclusivas de un juez), lesiones, maltrato, etcétera, se han dedicado a amenazar a los colonos con un "desalojo" (ya lo hicieron con tres familias), si sus víctimas no aceptan pagar 250 mil pesos, que, les dicen, serían el pago ¡de un lote que ya compraron!

A Sandra Leticia, la banda de "abogados" que anda recorriendo las calles con la amenaza y exigencia de que, si no pagan, los van a desalojar, ya la desalojaron dos veces, amparados los extorsionadores con policías municipales y con binomios caninos, porque su marido se negó a entregarles 150 mil pesos para que los dejaran en paz; después , no sólo la echaron a la calle con sus hijos, sino que le destruyeron y saquearon la tienda de abarrotes que había instalado en su domicilio, y ya no la dejan ni acercarse.

A doña Rosalinda Velázquez, la desalojaron violentamente, de igual manera, con golpes , con policías, patrullas y perros, a su hijo, a su nuera y a sus hijos pequeños, y a éstos, que viven ahora con sus padres en una casa de renta, les quedaron secuelas de miedo y terror que les afectaron el sueño y les provocaron desórdenes psicológicos y de conducta..Sus muebles fueron confiscados por los ladrones disfrazados de abogados y, a la manera clásica del crimen organizado, les ofrecen devolverles la vivienda a cambio de que les entreguen 250 mil pesos, y los muebles, por otros 14 mil.

Pero —igual que en el género del Western— ya apareció el héroe que va a salvar a los atribulados habitantes del pueblo, y se llama organización, y la gente le llama unión, pero también se llama "¡ya basta!"

Porque ellas dos, Sandra y Rosalinda, más un centenar de familias que decidieron sacudirse la plaga que las azota, forman el grupo inicial de los que pidieron el apoyo del Movimiento Antorchista para que los asesore y oriente para exigir justicia a las instancias de gobierno que les corresponda.Y es que, por donde se mire, todos ellos son víctimas, porque compraron legalmente, de manera pública y abierta a los fraccionadores con los cuales establecieron contratos de compra-venta y a partir de lo cual empezaron a construir sus viviendas desde los cimientos hasta la losa y acabados.

Pero no más porque, como dice la canción de protesta, en este pueblo "hemos dicho basta y echado a andar".

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